900 euros por cruzar el Estrecho encerrado en un cami¨®n

'Nos citamos por la noche en un aparcamiento de Casablanca. ?ramos cinco. Uno del grupo conoc¨ªa al vigilante, que ten¨ªa una tenaza para quitar los precintos de los remolques y volver a ponerlos. As¨ª subimos al cami¨®n que nos trajo a Espa?a. El conductor no se enter¨®'. Hassan M. naci¨® en Tarudant (Marruecos) hace 24 a?os y est¨¢ en Madrid de paso hacia Valencia, donde espera reunirse con un familiar que le ha prometido trabajo. Cada vez son m¨¢s los inmigrantes indocumentados que, como ¨¦l, alcanzan la Pen¨ªnsula ocultos en los trailers que cruzan el Estrecho.

Desde enero han sido detenidas en Ceuta, Melilla, Almer¨ªa y Algeciras 2.459 personas cuando intentaban entrar en Espa?a escondidas en veh¨ªculos, seg¨²n fuentes policiales. Los traficantes de personas han comenzado a explotar este m¨¦todo, que les reporta entre 900 y 1.200 euros por pasajero. Es decir, el triple que un viaje en patera. El incremento de este tr¨¢fico ha provocado que las dos grandes organizaciones de transportistas, Astic y Fenadismer, soliciten al Gobierno m¨¢s medios para detectar a los inmigrantes irregulares.

La carretera es fundamental en el comercio entre Marruecos y Espa?a. El Ministerio de Fomento calcul¨® en 1999 que el 44% de las empresas que operan con el pa¨ªs magreb¨ª usan cada a?o 160.000 camiones para importar 3,4 millones de toneladas y exportar 1,3 millones. Por eso, la inseguridad que la inmigraci¨®n irregular ha introducido preocupa a los empresarios.

Camioneros espa?oles que transitan habitualmente por el reino alau¨ª explican algunos riesgos de su trabajo: 'No podemos abandonar el veh¨ªculo en ning¨²n momento, ni dormir tranquilos, porque los inmigrantes se nos cuelan en la caja o en los bajos'.

Incluso cuando circulan, los transportistas deben estar ojo avizor para evitar que suban los polizones. 'Trucan los sem¨¢foros para que en vez de 30 segundos duren 90'. 'Cruzan veh¨ªculos en los stop para que paremos'. 'Sit¨²an coches delante de los camiones para ralentizar la marcha'...

Estos m¨¦todos son utilizados por los inmigrantes que emprenden la aventura al margen de las mafias. Los que pagan su pasaje son introducidos por los pasadores cuando cargan el cami¨®n, o por funcionarios que disponen de los aparatos para desprecintar y volver a precintar los camiones. Estos precintos son unos sellos, generalmente de plomo, en los que los aduaneros graban los c¨®digos de la aduana de procedencia.

'Los precintos son la garant¨ªa del r¨¦gimen TIR (Transporte Internacional Routier)', explica la asesora jur¨ªdica de Fenadismer, Desir¨¦e Paseiro. 'Los veh¨ªculos adheridos a ¨¦l no son inspeccionados en las aduanas'. Los camiones TIR son cargados y sellados ante personal de aduanas, que hace constar que transportan lo que figura en una declaraci¨®n anexa. En principio, no deben ser desprecintados.

?sa es la teor¨ªa. En la pr¨¢ctica, la experiencia aconseja a los aduaneros espa?oles no fiarse de los sellos procedentes de Marruecos. El propio presidente de la Asociaci¨®n de Trabajadores Inmigrantes en Espa?a (ATIME), Mustafa El Mirabet, admite que los puertos de su pa¨ªs adolecen de controles: 'Miles de camiones salen de ellos cargados de hach¨ªs. Y el tr¨¢fico de inmigrantes es m¨¢s lucrativo que el de drogas'. El Mirabet denuncia la corrupci¨®n en las fronteras: '?C¨®mo se explica, si no, que al a?o de servicio un funcionario de aduanas tenga un mercedes 300 y un chal¨¦ en la playa?'.

A este lado del Estrecho, en el puerto de Algeciras, 120 guardias civiles intentan controlar los 400 camiones que desembarcan a diario. Para ello cuentan con la ayuda de un enorme fonendoscopio, similar a un t¨²nel de lavado, capaz de detectar el latido de un coraz¨®n en el interior de un remolque. El problema es que el proceso es lento y no pueden hacer pasar por ¨¦l a todos los transportes.

S¨®lo en lo que va de a?o, los agentes de Algeciras han detenido a 1.259 sin papeles ocultos en veh¨ªculos. No consta el n¨²mero de los que han logrado colarse, salvo en los casos en que han terminado el viaje asfixiados en las cajas de los camiones o aplastados por sus ruedas.