Gran ovaci¨®n a 'Las hermanas de la Magdalena', de Peter Mullan
La fama de obra valiente, lib¨¦rrima y de terrible hermosura del filme irland¨¦s, dirigido por el actor escoc¨¦s Peter Mullan, Las hermanas de la Magdalena, no ha parado de crecer y de ensancharse desde que fue dado a conocer hace dos meses en la Mostra de Venecia. All¨ª sus im¨¢genes desveladoras de un infierno conventual ver¨ªdico aguantaron la oleada de presiones vaticanistas y de burdas descalificaciones del conservadurismo dominante en Italia. Pero el veraz y arriesgado relato de aquel vergonzoso residuo medieval en la Europa de ahora gan¨® con toda justicia, y entre aclamaciones, el codiciado Le¨®n de Oro.
Este bell¨ªsimo y turbador relato -de estricto fondo documental, pues los creadores del filme aseguran que lo que tiene de ficci¨®n procede de testimonios escrupulosamente verificados y contrastados con lupa- representa con temeraria sinceridad, sin ahorrar ni un solo trazo de tinta negra en su dibujo de alta precisi¨®n de cuatro a?os de encierro y de encerrona de cuatro mujeres -tres de las cuales sobreviven, una de ellas en un manicomio de Dubl¨ªn- en uno de los escondrijos conventuales para 'descarriadas', es decir, hijas de familia pilladas disfrutando del sexo, putas, ad¨²lteras, repudiadas y madres solteras. La historia ocurre ayer, en los a?os sesenta. El ¨²ltimo de estos campos de concentraci¨®n, abismos medievales gobernados cruelmente por monjas de la Misericordia y, desde lejanos despachos, por gentes de la c¨²pula de la Iglesia de Irlanda, se cerr¨® hoy mismo, en 1996.
Las hermanas... vence y convence por donde pasa. Aqu¨ª ayer conmovi¨® y ya nadie se atreve a acusar de difamador a Peter Mullan, escritor y director de esta sacudida de ejemplaridad c¨ªvica, que ha sabido sacar de muy dentro de una veintena de inmensas actrices irlandesas un trabajo colectivo portentoso, estremecedor, por la sensaci¨®n casi insoportable de verdad que emana de todas y cada una de estas geniales int¨¦rpretes.
China, en primera fila
Lleg¨® al concurso desde el Festival de Berl¨ªn otra joya del gran Zhang Yimou, Happy times, que sigue poniendo al cine de China en la primera fila del que hoy se hace en el mundo. Concurs¨® tambi¨¦n Marie-Jo y sus dos amores, del franc¨¦s Robert Gu¨¦diguian, una buena pel¨ªcula que por desgracia est¨¢ mal cerrada por unas escenas de desenlace que parecen costurones apresurados y decepcionantes. Y la mexicana La habitaci¨®n azul, que tiene una buena trama argumental de Georges Simenon, pero formalmente endeble. Y el s¨®lido y bell¨ªsimo melodrama alem¨¢n En un lugar perdido de ?frica, escrito y dirigido por Caroline Link, que ser¨ªa mucho mejor con un peinado de 20 minutos innecesarios de metraje. Y el curioso western australiano The Tracker, del siempre interesante y siempre exagerado Rolf de Heer. Y una cosa titulada Ken Park, de Larry Clark y Ed Lachman, que va de moderna a causa de unas explicitudes genitales rid¨ªculas.
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