Sharon remienda

Es improbable que el nuevo Gobierno ultraderechista que est¨¢ intentando formar Ariel Sharon tras el abandono de sus socios laboristas dure hasta las elecciones generales de octubre de 2003. Tambi¨¦n lo es que mientras se mantenga esa alianza ahora en gestaci¨®n entre el gobernante Likud y los ultranacionalistas se produzcan cambios sustanciales en la actual pol¨ªtica israel¨ª, pese al nombramiento como nuevo ministro de Defensa de Sa¨²l Mofaz, cuyos puntos de vista sobre los palestinos en general y Arafat en particular hacen de Sharon un pacifista.

La salida de los laboristas de Ben Eliezer del Gabinete de 'unidad nacional' formado a comienzos de 2001 ha tenido como detonante una partida de 150 millones de euros de los Presupuestos de 2003 que aqu¨¦llos no quer¨ªan destinar a los asentamientos judios y s¨ª adscribir a las necesidades generales de la poblaci¨®n israel¨ª, cada vez m¨¢s empobrecida por los efectos del largo levantamiento palestino. Pero ¨¦se es s¨®lo el pretexto formal. En realidad, el abandono de Eliezer y los suyos, que se ven¨ªa dando por hecho, obedece a que el hasta ayer ministro de Defensa disputar¨¢ en 20 d¨ªas la jefatura de su partido en unas primarias en las que los otros dos candidatos, por encima en los sondeos, hab¨ªan anunciado que pondr¨ªan inmediatamente fin a una coalici¨®n contra natura. Oportunismo electoral.

El primer ministro Sharon sigue manteniendo alta su popularidad entre los israel¨ªes, atemorizados por la irrupci¨®n del terrorismo en sus ciudades. La salida de los laboristas le priva del colch¨®n de respetabilidad y moderaci¨®n aparente que, sobre todo en las relaciones internacionales, le proporcionaba la presencia de Sim¨®n Peres en su Gobierno como titular de Exteriores. Pero, descontado ese factor, es muy improbable que en las circunstancias actuales Sharon se avenga a bailar al son que le toquen sus futuros aliados ultraderechistas, todav¨ªa m¨¢s partidarios si cabe de los asentamientos y de las soluciones dr¨¢sticas para los palestinos.

Israel tiene a EE UU como ¨²nico aliado efectivo. En las actuales circunstancias preb¨¦licas con Irak y en medio de una crisis econ¨®mica galopante, el l¨ªder del Likud no se puede permitir inflamar a¨²n m¨¢s una regi¨®n que Washington necesita relativamente apaciguada. Hacerlo provocar¨ªa la ira de la Casa Blanca y comprometer¨ªa decisivamente sus posibilidades de reelecci¨®n. Por eso, el nuevo escenario israel¨ª sugiere un remiendo de urgencia y apunta hacia elecciones anticipadas en los pr¨®ximos meses.