Celebraciones
Ya no medimos el tiempo por olimpiadas, como los griegos. Ni siquiera por temporadas o mundiales de f¨²tbol. Y mucho menos por solsticios. Hoy el tiempo se mide en legislaturas y sobre todo en campa?as comerciales.
Lo malo de medir el tiempo en legislaturas es que la celebraci¨®n de unas elecciones municipales dos a?os despu¨¦s de algunas elecciones auton¨®micas, y las de ¨¦stas a mitad de una legislatura nacional que no siempre coincide con la duraci¨®n de una legislatura europea, nos da la sensaci¨®n de que no pasa el tiempo, de que vivimos en una campa?a electoral perpetua.
O¨ªmos todav¨ªa las promesas incumplidas del alcalde Mart¨ªnez Cabrejas, el candidato socialista a las pr¨®ximas municipales en Almer¨ªa, cuando ya cuelga de las farolas una angelical versi¨®n de Rodr¨ªguez Comendador, el candidato del PP, a la que pronto acompa?ar¨¢ Megino, el ur¨®logo independiente. La cosa va a peor, porque los intervalos entre campa?as, que ya se redujeron bastante con la funesta invenci¨®n de la precampa?a, llevan camino de acortarse aun m¨¢s con ese genial hallazgo del secretario de organizaci¨®n del PSOE: la 'precampa?a de la precampa?a'.
Las campa?as comerciales de los grandes almacenes adem¨¢s de ser menos pesadas que las campa?as electorales de los partidos marcan con m¨¢s precisi¨®n que las legislaturas el paso del tiempo: las rebajas de enero, el d¨ªa de san Valent¨ªn, el d¨ªa del padre, el d¨ªa de la madre, el ya es Primavera, las rebajas de verano, la vuelta al cole y la navidad se suceden con la precisi¨®n de un reloj at¨®mico. En Almer¨ªa, por ejemplo, los grandes almacenes ya han colgado de sus fachadas las estrellas luminosas de Bel¨¦n. Tal vez sea demasiado pronto, pero es que entre la vuelta al cole y la campa?a de navidad transcurre demasiado tiempo sin marcar. Ser¨ªa conveniente colocar entre ambas un nuevo hito, una especie de precampa?a de la precampa?a navide?a. ?Qu¨¦ les parece Halloween, esa tradici¨®n tan nuestra?
La noche del 31 de octubre los muertos regresan por unas horas -como si fueran pol¨ªticos en campa?a, precampa?a o precampa?a de precampa?a electoral- al mundo de los vivos. Para mantenerlos contentos y que no interfirieran en la vida cotidiana, los celtas les ofrec¨ªan alimentos. A los muertos, me refiero. Los sacerdotes, iluminando el camino con velas colocadas en el interior de nabos vaciados, iban casa por casa recogiendo las ofrendas. Los colonos irlandeses que emigraron a Estados Unidos se llevaron consigo esta costumbre y la modificaron. Los ni?os sustituyeron a los sacerdotes; los alimentos se convirtieron en dulces; y las calabazas, que se daban mucho mejor que los nabos en Nueva Inglaterra, fueron utilizadas como linternas. Gracias primero a Hollywood y despu¨¦s a la Consejer¨ªa de Pol¨ªticas Sociales del Ayuntamiento de Almer¨ªa, Halloween (corrupci¨®n de All Hallow's Eve o noche de los esp¨ªritus) est¨¢ pasando al acervo cultural de El Puche (corrupci¨®n de El Puig), uno de los barrios m¨¢s deprimidos de Almer¨ªa. Los ni?os celebraron all¨ª el pasado jueves esta milenaria costumbre celta y disfrutaron tanto como sus mayores en la romer¨ªa de la Virgen del Mar.
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