El Alav¨¦s resopla en el ¨²ltimo minuto

El Alav¨¦s resopla. Vive, que no es poco para un equipo que hab¨ªa entrado en coma profundo. La situaci¨®n se hab¨ªa agravado esta temporada, al enviar al equipo de Man¨¦ al s¨®tano de la competici¨®n, pero naci¨® hace casi un a?o, el d¨ªa en que el Sevilla hab¨ªa visitado por ¨²ltima vez Mendizorroza y que dej¨® en Vitoria una profunda huella. S¨ª, el Alav¨¦s termin¨® gan¨¢ndose en junio un puesto en la UEFA, pero hace demasiado que no hace disfrutar a su gente. Los signos que dio ayer fueron los de un cambio repentino e inesperado, los del buen camino. Los contrarios que ense?a el Sevilla, un equipo que se termin¨® convenciendo de su inferioridad, que trat¨® de especular y acab¨® escaldado.

El partido bien pudo concluir en 0-0, aunque habr¨ªa significado una victoria moral de los locales. Si no termin¨® as¨ª fue por Rub¨¦n Navarro, un delantero con clase pero demasiado intermitente, suplente ahora de Iv¨¢n Alonso. Suyo fue el golazo del descuento, en el minuto 93, de los 94 que se jugaron. Esper¨® al ¨²ltimo suspiro, cuando sabe mejor la victoria y hunde m¨¢s de la derrota.

El gol cambi¨® el resultado, pero no la impresi¨®n general del choque. El Alav¨¦s puso mucho empe?o y coraje, y un nulo acierto y sin f¨²tbol. El Sevilla se vio cada vez m¨¢s desplazado, desmotivado en un partido que adquiri¨® unos tintes sangu¨ªneos. Para el Alav¨¦s, el partido significaba todo o nada, mientras que para el grupo de Caparr¨®s se acab¨® convirtiendo en s¨®lo uno m¨¢s. ?sa fue la diferencia.

Ante el Sevilla, a Man¨¦ le bast¨® con colocar a dos centrales, en lo que supuso el en¨¦simo cambio. Mand¨® inesperadamente a T¨¦llez a la grada y se demostr¨® que por encima de esquemas y t¨¢cticas est¨¢ la organizaci¨®n, la confianza en uno mismo y en el colectivo. Y por primera vez en dos meses el Alav¨¦s encontr¨® algo de su antigua esencia. Salvo contados tics que recordaron al pasado m¨¢s reciente, como alg¨²n regalo inoportuno de Llorens, la terapia por fin hizo efecto en el grupo de Man¨¦.

La olvidada presi¨®n volvi¨® a Mendizorroza, y el equipo vitoriano se pod¨ªa reconocer a s¨ª mismo. Hizo algo que no consegu¨ªa hace una eternidad: empeor¨® a su adversario. Transform¨® al Sevilla en un equipo m¨¢s mediocre de lo que es. El grupo de Caparr¨®s se conform¨® con tapar el ¨²nico recurso alavesista, el balonazo y el juego a¨¦reo. Pero cay¨® en la desgana, hasta que entr¨® Rub¨¦n Navarro e hizo explotar a Mendizorroza.