La Iglesia que queremos y Cajasur
No es f¨¢cil asumir que pertenecemos a una Iglesia en la que destacados miembros de la misma llevan a?os escandalizando a la sociedad, en general, y a los cristianos en particular.
El esc¨¢ndalo protagonizado por el sacerdote y presidente del Consejo de Administraci¨®n de Cajasur, se?or Castillejo, en el caso de la pensi¨®n multimillonaria y de todo el patrimonio personal que posee, nos llena de indignaci¨®n y de rabia porque sus actuaciones no s¨®lo no son acordes con el ser cristiano, sino que constituyen una grav¨ªsima infidelidad al Evangelio. ?C¨®mo es posible que un representante de la Iglesia tenga tanto dinero y poder -contrarios a los valores del Reino de Dios- mientras en nuestra tierra hay tanto paro y tanta pobreza? Y lo m¨¢s grave de este asunto es que la jerarqu¨ªa eclesi¨¢stica no se pronuncia, ni denuncia ni condena. Llegamos, por tanto, a la conclusi¨®n de que se apoya a este se?or quien, usando el privilegio de ser un destacado miembro de la Iglesia cordobesa, est¨¢ desprestigiando a nuestra Iglesia, comunidad de creyentes en Jes¨²s, en beneficio propio. Prueba de ello es el ostentar un cargo de much¨ªsimo poder en una entidad financiera ligada precisamente a la Iglesia de C¨®rdoba.
Si tomamos como referencia el Evangelio no hay duda de que este cura, y las personas que lo apoyan, se sit¨²an al margen de la Comunidad de seguidores de Jes¨²s, quien un d¨ªa cogi¨® el l¨¢tigo para arremeter contra quienes hab¨ªan convertido el Templo en una 'cueva de ladrones'. El se?or Castillejo debe tener muy claro que Jes¨²s llama 'Bienaventurados a los que eligen ser pobres' y tambi¨¦n que 'no se puede servir a dos se?ores: a Dios y a las riquezas'. Por tanto, creemos que queda claro d¨®nde se sit¨²an los que act¨²an de esta forma.
Desde Comunidades Cristianas Populares de C¨¢diz queremos denunciar este esc¨¢ndalo y tambi¨¦n recordar a la jerarqu¨ªa de la Iglesia que lo mismo que el Papa reprendi¨® a Ernesto Cardenal, sacerdote que particip¨® en el gobierno nicarag¨¹ense, por considerar que no era misi¨®n de un cura ser ministro -lo que nosotros consideramos fue un servicio al pueblo- tambi¨¦n sea valiente y exija al se?or Castillejo un cambio radical en su postura, abandonando todo aquello que es contrario al Evangelio: el poder, el dinero y el prestigio. Esto fue lo que hizo Zaqueo cuando se convirti¨® y renunci¨® a todos sus bienes.
La Iglesia de Jes¨²s no debe ni puede permitir que cl¨¦rigos privilegiados, irresponsables y ambiciosos, como es el caso del se?or Castillejo, utilicen el cargo en beneficio propio da?ando a la Comunidad Cristiana y traicionando al mismo Jes¨²s que tuvo la audacia de enfrentarse a los poderes f¨¢cticos de su ¨¦poca lo que, consecuentemente, le acarre¨® la muerte.
Ojal¨¢ alg¨²n d¨ªa se produzca una conversi¨®n profunda en nuestra Iglesia para que, de una vez por todas, sea posible que el Reino de Dios sea una realidad entre nosotras y nosotros.
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