La hora del Parlamento

Una de las ventajas de la democracia como forma pol¨ªtica, tal vez la m¨¢s importante de todas, es que quienes ocupan alguna posici¨®n de poder tienen que dar explicaciones de lo que hacen en la gesti¨®n de dicho poder. Frente al car¨¢cter secreto del ejercicio del poder, t¨ªpico en todas las formas pol¨ªticas predemocr¨¢ticas, el Estado constitucional exige que se den explicaciones de lo que se hace.

Esta exigencia es m¨¢xima cuando de los poderes p¨²blicos stricto sensu se trata. Pero afecta tambi¨¦n a personas que no son portadoras de un poder p¨²blico, pero que ejercen poder en una esfera de la vida en sociedad en la que o bien la presencia del poder p¨²blico es notable, o bien el resultado del ejercicio del poder tiene o puede tener una repercusi¨®n p¨²blica notable.

El Parlamento tendr¨ªa que tomar cartas en el asunto y ordenar la comparecencia de los presidentes de las cajas de ahorro ante la Comisi¨®n de Econom¨ªa.

Hay un lugar en toda sociedad democr¨¢ticamente organizada que es el lugar 'natural' para que se den las explicaciones que tengan que darse como consecuencia del ejercicio del poder. Ese lugar es el Parlamento. La comparecencia en la comisi¨®n parlamentaria correspondiente con la consiguiente obligaci¨®n de dar respuestas a las preguntas que sean formuladas es la mejor manera de despejar las dudas que puedan existir en la opini¨®n p¨²blica acerca de la conducta en el ejercicio del poder.

As¨ª lo acaba de decidir el Tribunal Constitucional en una sentencia reciente, en la que ha considerado anticonstitucional el acuerdo de la Mesa del Congreso de los Diputados por el que se rechaz¨® la comparecencia de los presidentes de las empresas privatizadas ante la Comisi¨®n de Econom¨ªa para que dieran explicaciones acerca del proceso de privatizaci¨®n que ellos hab¨ªan presidido. El ejercicio de la 'funci¨®n parlamentaria de control gubernamental' (art. 66.2 CE) convierte al Parlamento en el lugar id¨®neo para que se den explicaciones en todos aquellos asuntos 'contaminados' por lo p¨²blico. El argumento de que se trata de empresas que son ya de capital privado no puede hacerse valer frente al derecho de los ciudadanos a participar en los asuntos p¨²blicos a trav¨¦s de representantes, reconocido en el art¨ªculo 23 de la Constituci¨®n. Aunque se trate de empresas que son ya de capital privado, sus presidentes tienen que acudir al Parlamento a dar explicaciones.

Como los lectores con seguridad recuerdan, Mario Conde tuvo que acudir al Congreso de los Diputados a dar explicaciones de su gesti¨®n al frente de Banesto, tras el proceso de intervenci¨®n de la entidad por el Banco de Espa?a. Seguro que muchos lectores recuerdan el momento en que el ex presidente de Banesto, acorralado por el interrogatorio al que se vio sometido, tuvo que reconocer que hab¨ªa pagado varios cientos de millones sin saber a qui¨¦n ni en concepto de qu¨¦. Fue el anticipo de lo que despu¨¦s ser¨ªa la sentencia condenatoria. Lo que no se puede explicar no se puede hacer. Y cuando un asunto tiene repercusi¨®n p¨²blica, es en el Parlamento donde tienen que exigirse y donde tienen que darse las explicaciones pertinentes. Es la manera m¨¢s limpia, por m¨¢s democr¨¢tica, de aclarar lo que tenga que ser aclarado.

Viene a cuento esta reflexi¨®n por la pol¨¦mica que se ha suscitado al haberse tenido conocimiento por la opini¨®n p¨²blica de la p¨®liza suscrita por Cajasur a favor del presidente de la entidad. Ante las noticias aparecidas en diversos medios de comunicaci¨®n acerca de la generalidad de este tipo de pr¨¢cticas en las cajas de ahorro de Andaluc¨ªa, la Consejer¨ªa de Econom¨ªa y Hacienda ha solicitado informaci¨®n a los Consejos de Administraci¨®n de las mismas, a fin de ejercer el oportuno control de legalidad de las mismas.

Est¨¢ bien que as¨ª haya sido. Es su obligaci¨®n de acuerdo con lo que establece la Ley de Cajas. Pero creo que, llegado al punto al que ha llegado el asunto, es el Parlamento el que tendr¨ªa que tomar cartas en el asunto y ordenar la comparecencia de los presidentes de las cajas de ahorro de Andaluc¨ªa ante la Comisi¨®n de Econom¨ªa, Hacienda y Presupuestos, a fin de que se sometieran a las preguntas que los parlamentarios tuvieran a bien formularles.

Una comparecencia p¨²blica ante una comisi¨®n parlamentaria tiene todas las ventajas y ning¨²n inconveniente. No ser¨ªa el Gobierno quien dispondr¨ªa de la documentaci¨®n pertinente, sino que dicha documentaci¨®n se pondr¨ªa a disposici¨®n de todos los grupos parlamentarios en condiciones de igualdad. La posici¨®n de los parlamentarios en la comparecencia de los presidentes ser¨ªa tambi¨¦n de estricta igualdad, poni¨¦ndose fin con ello al argumento de que hay una 'cacer¨ªa pol¨ªtica' gubernamental contra el presidente de Cajasur. Ser¨ªa asimismo igual la posici¨®n de todos los presidentes de las cajas de ahorro, que dispondr¨ªan del mismo escenario y de la misma cobertura informativa para dar las explicaciones que consideraran pertinentes o que les fueran exigidas. De esta manera se acabar¨ªa sabiendo sin ninguna duda si en Unicaja se ha hecho lo mismo que en Cajasur o no. Y as¨ª sucesivamente.

El hecho de que la Comisi¨®n de Econom¨ªa, Hacienda y Presupuestos del Parlamento de Andaluc¨ªa est¨¦ presidida por un parlamentario del PP, Liborio Cabello Cordero, que adem¨¢s es parlamentario por C¨®rdoba, propicia el que se act¨²e de esta manera. Es dif¨ªcil imaginar un lugar objetivamente mejor que ¨¦ste y unas condiciones personales m¨¢s favorables para que se puedan dar explicaciones en condiciones de igualdad y con todas las garant¨ªas por los presidentes de las distintas cajas de ahorro de Andaluc¨ªa.