Valencia y Betis, dos candidatos muy serios en Mestalla

Con dos ¨²nicos defensas: Ayala y Carboni. As¨ª jug¨® el Valencia el ¨²ltimo cuarto de hora del partido. Trataba de empatar el encuentro. Y lo empat¨®. Encajon¨® al Betis. Por puro empe?o. Por calidad y coraje. Por ser due?o de un amor propio impresionante. Porque sab¨ªa que se enfrentaba a uno de sus rivales directos en la b¨²squeda del t¨ªtulo. Ya no hay duda de eso. El Betis estar¨¢ arriba. Y el Valencia tambi¨¦n, por supuesto. El partido fue apasionante. Ni una gota de desperdicio.

Como si se tratara de un baile, Assun?ao dio sus tres pasitos atr¨¢s antes de sacarle brillo de un derechazo a la escuadra izquierda de Ca?izares. Era su manera de decir que este Betis presenta su candidatura en una de las grandes plazas de la Liga, Mestalla, de la parecida manera a como hizo en la primera jornada en Riazor.

Cosa de ni?os fue el Liverpool para el Valencia comparado con el rival que se present¨® ayer en Mestalla, un gran Betis. S¨®lido (Assun?ao), rutilante (Joaqu¨ªn) y convencido de lo que quiere (V¨ªctor Fern¨¢ndez). Ayer quiso esperar al Valencia, verlo desgastarse en su b¨²squeda incesante de espacios, y sorprenderlo desde atr¨¢s, centelleando a trav¨¦s de sus extremos el¨¦ctricos (Joaqu¨ªn y Denilson). Hubo partido desde el primer minuto. Cada duelo result¨® una historia muy compleja. ?Qui¨¦n pod¨ªa m¨¢s: Baraja o Assun?ao; Albeada o Ito; Joaqu¨ªn o Carboni; Capi o Aimar? Las diferencias fueron m¨ªnimas y esto puede interpretarse como que al campe¨®n le ha salido en el equipo andaluz un adversario muy serio en la lucha por el t¨ªtulo.

Mestalla se escor¨® a la izquierda irremediablemente en la primera parte. Era inevitable. Por all¨ª circulaban Vicente y Joaqu¨ªn, dispuestos a convertir cada jugada en un culebreo interminable. De hecho, el juego tuvo un punto de empalago de tanto como se insisti¨® por ese lado.

Por mucho que le pesara, a la grada de Mestalla se le cay¨® la baba. Advirti¨® de inmediato que Joaqu¨ªn es un futbolista singular. De esos que sostienen el aliento del p¨²blico cada vez que atrapan el bal¨®n. No s¨®lo por lo que son, sino tambi¨¦n por lo que sugieren. Como en esa jugada maravillosa en la que, como un im¨¢n, atrajo a la banda toda la defensa valencianita, hasta cinco hombres, para entonces cambiar el cuero de orientaci¨®n. Y, claro, llegaba solo por el otro carril Denilson, que dispar¨® demasiado cruzado. Es evidente que a Denilson le falta el gol, no lo incluy¨® en su c¨®digo gen¨¦tico, pues de otro modo marcar¨ªa goles a porrillo tras los aclarados de su compa?ero Joaqu¨ªn.

En la exaltaci¨®n del centrocampismo, V¨ªctor Fern¨¢ndez renunci¨® a su habitual ¨²nico punta y junt¨® a seis volantes. Trataba as¨ª que la poderosa defensa valencianista no supiera a qui¨¦n marcar: no ten¨ªa a nadie y a su vez ten¨ªa a mucha gente. Persegu¨ªa fantasmas que llegaban veloces desde atr¨¢s. Uno de ellos result¨® Denilson, cazado de mala manera por Ayala en el segundo tiempo. Jugada trascendental, pues desde ah¨ª, desde el borde del ¨¢rea, Assun?ao adelant¨® a los andaluces con un magistral trallazo por la escuadra.

Lo que nunca supo el Betis es c¨®mo parar a Carew, esa mole de casi dos metros que de repente ha aprendido a sacar partido de su fortaleza de gigante. En el uno contra uno super¨® por igual a Juanito y a Rivas, por eso el p¨²blico no entendi¨® que Ben¨ªtez lo sustituyera en la segunda parte, con la necesidad que hab¨ªa de gol.

Mestalla se lo pas¨® en grande. La segunda parte la destap¨® Vicente con un centro de c¨®rner que repeli¨® el larguero. El Valencia quiso masticar el partido como acostumbra, pero sud¨® tinta. Y cuando lo hizo, apareci¨® un agil¨ªsimo Prats para desbaratarlo. El cuadro de Ben¨ªtez subi¨® el ritmo si cabe, ascendi¨® a la chepa de su rival y Prats se puso a trabajar a destajo. Fern¨¢ndez entendi¨® el mensaje y mand¨® pasar a Arzu, otro medio centro de contenci¨®n. Del resto se encargar¨ªa el pie de oro de Assun?ao y sus tres pasitos atr¨¢s. Parec¨ªa cantada la victoria b¨¦tica, pero apareci¨® Mista, el indomable Mista, que se neg¨® a la derrota. Persigui¨® un bal¨®n hasta el c¨®rner, centr¨® de rosca y Aimar, que hab¨ªa fallado un par de goles, cabece¨® esta vez s¨ª a la redes. El Valencia apret¨® entonces con todo, pero le falt¨® aliento. Tras el descomunal esfuerzo, al final ambos equipos pudieron darse por satisfechos.