El secretismo y los rumores dominan el congreso de los comunistas chinos
Amenazas contra los medios que informen sobre la marcha del debate
El secretismo que rodea la celebraci¨®n del XVI Congreso del Partido Comunista Chino (PCCh) revela que persiste el oscurantismo pol¨ªtico del r¨¦gimen, a pesar del tremendo desarrollo experimentado por el pa¨ªs en estos ¨²ltimos 20 a?os de apertura econ¨®mica. Los medios de comunicaci¨®n chinos no escapan a ese secretismo. Los 2.114 delegados, aferrados al monopolio del PCCh, continuaron ayer a puerta cerrada sus deliberaciones.
Los medios de comunicaci¨®n chinos han sido advertidos de que se penalizar¨¢ cualquier informaci¨®n sobre el contenido de las discusiones o la publicaci¨®n no autorizada de cualquier filtraci¨®n de lo que sucede en el interior del Gran Palacio del Pueblo. De forma particular, por tanto, cada uno se dedica a hacer sus proyecciones seg¨²n los rumores que corren.
Pero, a pesar de los intentos del partido por mantener un control estricto de la vida pol¨ªtica china, cada d¨ªa es m¨¢s evidente que ese control hace aguas. Ji Bingxuan, portavoz del congreso, dijo a los cerca de 1.300 periodistas que cubren el evento, la mitad extranjeros, que era posible hablar con los delegados, 'pero s¨®lo despu¨¦s de solicitarlo y de que se aceptara oficialmente la entrevista'. Sin embargo, los miembros del PCCh han emperezado ya a disfrutar de las c¨¢maras y se permiten unas preguntas en escaleras y pasillos, aunque, eso s¨ª, midiendo cuidadosamente sus respuestas.
Un profesor de una universidad pequinesa que prefiere guardar el anonimato asegura que la p¨¦rdida de control del partido ha permitido una relajaci¨®n de las costumbres, una mayor libertad civil y una cierta apertura en los comentarios y en la informaci¨®n que se hace. 'Ya nadie viene a tu casa a preguntarte qui¨¦n es tu invitado y por qu¨¦ has invitado a un extranjero', se?ala. Sostiene, sin embargo, que falta mucho para que haya una total libertad de prensa en China, porque 'esa libertad cumple una tarea de sabotaje del control del PCCh y contribuye, por tanto, a la ca¨ªda del partido'.
'El PCCh necesita manipular los medios de comunicaci¨®n social para convertir la estabilidad conseguida en el pa¨ªs en la garant¨ªa de su permanencia en el poder', a?ad¨ªa, mientras la agencia oficial Xinhua se hac¨ªa eco de un discurso absolutamente cr¨ªptico de Hu Jintao, que debe convertirse la pr¨®xima semana en secretario general del PCCh. Los sin¨®logos, que llevan meses tratando de averiguar cu¨¢l ser¨¢ la estrategia de Hu, de 59 a?os, ante los enormes retos que se le presentan, siguen sin descubrirla en unos discursos que son 'poco menos que un pu?ado de palabras sin contenido pol¨ªtico'. En este ¨²ltimo se limit¨® a seguir la l¨ªnea directriz de Jiang Zemin, al que aplaudi¨® por los 'grandes logros' conseguidos a lo largo de los 13 a?os que ha permanecido al frente del PCCh tanto en la modernizaci¨®n del pa¨ªs como en el 'socialismo con caracter¨ªsticas chinas'.
El profesor pequin¨¦s, sin embargo, sostiene que la teor¨ªa de los Tres Representantes que Jiang Zemin se ha sacado de la manga es un 'insulto' en cuanto que propone hacer miembros del PCCh a empresarios y multimillonarios que se han beneficiado de estos a?os de reforma mientras 50 millones de personas han perdido su empleo en la reestructuraci¨®n de las grandes empresas estatales. 'Los nuevos ricos son una minor¨ªa. La mayor¨ªa de los chinos es pobre y no se pueden seguir agravando las diferencias entre ricos y pobres y entre el este desarrollado de China y el oeste subdesarrollado', destaca.
Mientras, la mayor¨ªa de los pequineses, m¨¢s interesada en hacer dinero que en las historias del PCCh, pasa ampliamente del congreso, a pesar de los enormes carteles por toda la ciudad que se lo recuerdan. Familias y parejas j¨®venes aprovecharon el radiante s¨¢bado de oto?o para irse a comer a los numerosos McDonals y restaurantes de la capital china. El centro de Pek¨ªn, que los fines de semana suele estar abarrotado de gente, aparec¨ªa ayer semivac¨ªo. Los pequineses prefirieron irse a otros barrios para evitarse posibles molestias de los fuertes controles policiales.
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