La m¨¢quina de propaganda se topa con una nueva China
El estricto control de los medios de comunicaci¨®n por parte del partido pierde eficacia a causa del ¨¦xito de Internet
En la avenida Chaoyangmennei de Pek¨ªn, apenas a 300 metros del poderoso Ministerio de Exteriores chino, hay un gran edificio de viviendas en construcci¨®n. Nada llamativo en una ciudad donde es dif¨ªcil encontrar una manzana sin obras. Salvo por una cosa.
Sobre el muro que separa la mole de la calle hay tres grandes vallas publicitarias. La primera es un fotomontaje de una muralla roja, un parque con flores y una escultura con una ni?a jugando con un anciano. 'Persigue la verdad y el pragmatismo', reza una leyenda. La segunda valla es una foto de un bosque de bamb¨²es. Todo verde. 'Unidos progresaremos', dice un eslogan. La tercera es una puesta de sol de un intenso rojo y amarillo (los colores de la bandera china). 'Aprende y practica la teor¨ªa de las Tres Representaciones', dice la inscripci¨®n. A pie de valla se lee: Departamento de Propaganda del distrito Doncheng, Pek¨ªn.
El pasado 28 de agosto, el presidente chino, Jiang Zemin, congreg¨® a los responsables de propaganda del partido de todo el pa¨ªs para transmitirles su prioridad n¨²mero uno: la creaci¨®n de un ambiente adecuado de cara al XVI Congreso del Partido Comunista de China (PCCh), que comenzar¨¢ ma?ana. Jiang urgi¨® a los medios de comunicaci¨®n a que aireasen que el PCCh 'siempre representa el desarrollo de las fuerzas productivas m¨¢s avanzadas, la orientaci¨®n de la avanzada cultura china y los intereses fundamentales de la abrumadora mayor¨ªa de los chinos'. Por las primeras, l¨¦ase los capitalistas; por la segunda, acad¨¦micos y otras ¨¦lites, y por los terceros, el intento de expandir la base del partido m¨¢s all¨¢ de las tres clases de la China socialista (obreros, campesinos e intelectuales). Es la teor¨ªa de las Tres Representaciones, anunciada por Jiang hace dos a?os. Al mismo tiempo, el presidente pidi¨® a la maquinaria publicitaria del partido m¨¢s esfuerzos para divulgar el progreso del pa¨ªs en las dos ¨²ltimas d¨¦cadas. El efecto no se hizo esperar: agencias, peri¨®dicos, radios y televisiones se han empleado a fondo para promocionar la teor¨ªa y el avance vivido por el pa¨ªs desde que Jiang tom¨® el poder en 1989.
El congreso que se avecina va a ser clave para el futuro de China, ya que supondr¨¢ la entrada de una nueva generaci¨®n de l¨ªderes, con Hu Jintao a la cabeza. Pero el presidente quiere que la transici¨®n se produzca con suavidad. 'Pese a que va a producirse un relevo en la c¨²pula, la l¨ªnea no va a cambiar. Jiang va a mantener su influencia', dice un ex alto funcionario. Un an¨¢lisis en el que coinciden expertos de dentro y fuera del pa¨ªs.
Un signo de los aires de continuidad que soplan en Pek¨ªn es el esfuerzo de propaganda. A principios de septiembre los publicistas del PCCh pusieron en el mercado el libro Jiang Zemin. Sobre el socialismo con caracter¨ªsticas chinas, un tomo de 560.000 caracteres que recoge las ideas vertidas por Jiang desde junio de 1989. Abarca desde la econom¨ªa, la pol¨ªtica y el ej¨¦rcito hasta la agricultura o el partido. Pocos d¨ªas despu¨¦s, el Comit¨¦ Central public¨® una circular en la que urg¨ªa a sus 66 millones de afiliados a estudiar la obra.
Pero mientras las fotos de Jiang, junto a las de Mao Zedong y Deng Xiaoping, las pancartas con los pensamientos del presidente y los reportajes sobre el estudio de las Tres Representaciones no han faltado, a la mayor¨ªa de los chinos parece no importarle mucho las reflexiones del l¨ªder. 'La gente est¨¢ m¨¢s interesada en ganar dinero que en la pol¨ªtica', dice una profesora de universidad.
A pesar de todo, el Gobierno no ha querido ruido estas semanas. Con los medios de comunicaci¨®n tradicionales el control es m¨¢s f¨¢cil. Todos los peri¨®dicos y revistas son supervisados por el departamento de propaganda del partido, que dicta normas sobre lo que se puede y lo que no se puede publicar. China tiene 2.000 diarios y 350 emisoras de televisi¨®n, pero tambi¨¦n m¨¢s de 45 millones de internautas y 300.000 sitios de Internet. Y pese a que en la Red el control es m¨¢s dif¨ªcil, tambi¨¦n existe. El Gobierno filtra y bloquea sitios. El control de los medios ha incrementado las diferencias entre una pujante clase capitalista, con acceso a la tecnolog¨ªa, y los millones de emigrantes que se buscan la vida en las ciudades.
'En el pasado, el Gobierno manipulaba f¨¢cilmente la opini¨®n. En la era de Internet, la gente analiza la informaci¨®n que obtiene de diferentes fuentes y forma su criterio', escrib¨ªa recientemente Li Xiguang, director del Centro de Estudios de Comunicaciones de la Universidad pequinesa Qinghua, en un diario de Hong Kong. Y aunque el control del Estado sobre la informaci¨®n sigue siendo f¨¦rreo, seg¨²n Zhang Xudong, profesor de la Universidad de Nueva York, 'la existencia social en China cada vez est¨¢ menos sujeta a la manipulaci¨®n ideol¨®gica'. 'El auge de una clase media, Internet y la corriente ideol¨®gica de estabilidad y prosperidad, a la cual debe someterse el propio partido para sobrevivir, son una muestra de la ineficacia de la campa?a'.
Pero los analistas coinciden en que la censura y el control de la informaci¨®n continuar¨¢n tras la llegada de la cuarta generaci¨®n de l¨ªderes chinos. 'La campa?a es un signo de la determinaci¨®n del Estado de continuar realizando su papel, aunque con una nueva conciencia', explica Zhang. 'Porque el Estado se ha convertido involuntariamente en un instrumento utilizado por la nueva corriente social para sus negocios privados'.
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