Seguro de gran dependencia, ya
Aumenta la gran dependencia. Es un signo de los nuevos tiempos. Hay quien requiere ayuda de otras personas para realizar las actividades m¨¢s comunes de la vida diaria, y esto sucede cada vez en mayor n¨²mero y por periodos vitales m¨¢s prolongados. Esta situaci¨®n, que afecta sobre todo a personas mayores y a las que est¨¢n discapacitadas, ya clama por compromisos y soluciones colectivas.
Ello es as¨ª fundamentalmente porque las limitaciones de orden f¨ªsico y mental que padecen hace necesaria una atenci¨®n adecuada, y en estos momentos la labor de atenci¨®n recae casi exclusivamente en las familias, en su mayor parte sobre las mujeres de la casa, hijas o esposas, que muchas veces se ven obligadas a muchas renuncias personales. Esta situaci¨®n pone en evidencia las dificultades de las familias por atender correctamente a sus miembros ya que, por la duraci¨®n, intensidad y complejidad de los cuidados, tienen que afrontar un coste econ¨®mico, social y psicol¨®gico tan alto que, a menudo, sobrepasa a sus posibilidades.
Por tanto, ser¨ªa de ciegos negar que el alcance y la diversificaci¨®n de la realidad social de la dependencia se ha convertido en una necesidad social susceptible de protecci¨®n. Como dije en un art¨ªculo anterior, hay que hablar menos y hacer m¨¢s, porque desarrollar pol¨ªticas supone resolver problemas. En este caso, luchar contra la gran dependencia es querer abordarla.
Otros pa¨ªses de nuestro entorno europeo ya hace tiempo que vienen aplicando medidas contundentes y suficientes para que las familias puedan seguir atendiendo a sus miembros dependientes. Por ejemplo, los m¨¢s avanzados poseen el seguro de gran dependencia, a?adido a la seguridad social. Esto es as¨ª porque s¨®lo si se tiene la certeza de que al ser mayor se estar¨¢ atendido con todos los requisitos necesarios, se podr¨¢ llegar a la vejez con la tranquilidad y seguridad de que, suceda lo que suceda, cada persona podr¨¢ mantener una vida digna hasta el final de sus d¨ªas.
Por tanto, es de una claridad meridiana entender que una pol¨ªtica de seguridad tambi¨¦n pasa por pol¨ªticas que reconozcan derechos universales para todos, como el seguro de gran dependencia, unas pensiones dignas y suficientes y unas prestaciones de apoyo, sobre todo para las familias que prestan ayuda. Se avanza cuando los derechos sociales son universales. Suecia, por ejemplo, que era un pa¨ªs con una demograf¨ªa en recesi¨®n, ahora vuelve a tener un aumento de la natalidad gracias a la universalizaci¨®n de pol¨ªticas sociales dirigidas especialmente a las familias y, concretamente, a las mujeres.
Aqu¨ª aparece otro elemento a favor de esta pol¨ªtica de hechos que reclamo: hay que liberar de carga a las mujeres. Necesitamos pol¨ªticas que ayuden a la mujer con eficacia. Hay que hacer compatible el tiempo dedicado a la familia con el del trabajo. Son necesarias pol¨ªticas que, en definitiva, no hagan recaer ¨²nicamente en las propias familias, y concretamente en las mujeres, el papel de suministradoras de bienestar a sus miembros con dependencia. Asimismo, tambi¨¦n son necesarias pol¨ªticas y actitudes sociales m¨¢s paritarias e igualitarias. Tan necesario es el reparto de tareas en el hogar entre el hombre y la mujer como que el Estado asuma un mayor papel de apoyo, que no de tutela.
Est¨¢ claro que las familias est¨¢n formulando hoy d¨ªa nuevas demandas a los poderes p¨²blicos. Piden nuevas pol¨ªticas que resuelvan problemas y, por consiguiente, nuevos recursos y servicios que permitan a todos los miembros de la familia su desarrollo personal, as¨ª como la participaci¨®n de todos sus miembros en el mercado de trabajo y en la vida social. Son necesarias, pues, m¨¢s y nuevas medidas que refuercen la actuaci¨®n de las familias. El Gobierno central y la Generalitat est¨¢n iniciando estrategias en este sentido. Nos hemos de felicitar, pero queremos m¨¢s.
La realidad que tenemos es que los servicios y las prestaciones p¨²blicas de atenci¨®n a la dependencia son todav¨ªa insuficientes. Sin renunciar al necesario papel de las familias, sino todo lo contrario, defendiendo su extraordinaria labor, las posibles soluciones que deben aplicarse pueden ser muy diversas y a distinta escala, pero en todo caso creo que en conjunto deber¨ªan contener estos cinco componentes: que garanticen un sistema integral de atenci¨®n a las personas dependientes; que potencien las pol¨ªticas de prevenci¨®n; que sea creado el seguro de gran dependencia; que las pol¨ªticas para las familias tengan car¨¢cter universal; y que sean garantizados los derechos de las personas en situaci¨®n de dependencia.
Es necesario hacer observar a los gobiernos aut¨®nomos y al central, que son los que tienen competencia legislativa y fondos suficientes, que se dediquen a esta tarea de inmediato. Los municipios creo que pueden ir avanzando mediante los servicios de proximidad, que son los que garantizan una autonom¨ªa a quienes viven tanto en hogar propio como junto a la familia: asistencia a domicilio, adaptaciones y reparaciones de viviendas, m¨¦dico a domicilio, apoyo a las familias que cuidan a personas dependientes, as¨ª como promoci¨®n de proyectos de convivencia entre j¨®venes y personas mayores, de refuerzo de las relaciones solidarias de buena vecindad, y tambi¨¦n de apoyo al voluntariado, porque las ONG, la comunidad y las familias tambi¨¦n son capaces de generar redes de ayuda a la autonom¨ªa de las personas.
Estamos ante un proceso de cambio de relaciones entre las personas que integran las familias. Se est¨¢ modificando la estructura social. Por tanto, ser¨ªa un error grav¨ªsimo dejar que el gran esfuerzo de atenci¨®n a las personas con dependencia siga recayendo s¨®lo sobre las familias.
N¨²ria Carrera es quinta teniente de alcalde de Bienestar Social del Ayuntamiento de Barcelona.
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