20 horas para llegar al fondo
Un barco no se hunde en un santiam¨¦n. Se calcula que el Prestige tard¨® 20 horas en llegar al fondo del mar, a raz¨®n de dos cent¨ªmetros por segundo. Tampoco las consecuencias de su naufragio se curar¨¢n as¨ª como as¨ª. Ayer, a eso de las siete de la tarde, Ezequiel Nav¨ªo, un miembro de WWF-Adena que ha acudido a A Coru?a para intentar salvar a algunas de las aves afectadas, regres¨® al hotel donde se hospeda con la cara desencajada.
Un vuelo en helic¨®ptero sobre una buena parte de los 400 kil¨®metros de costa manchados de negro le confirm¨® el mal presagio: la marea negra existe, aunque todav¨ªa ayer los dirigentes gallegos del PP -con Manuel Fraga y Mariano Rajoy a la cabeza- se segu¨ªan empe?ando en quitarle hierro al asunto.
Tambi¨¦n pas¨® eso cuando en 1988 embarranc¨® en Finisterre el buque paname?o Cason, cargado con productos qu¨ªmicos de alta toxicidad. Se produjeron entonces explosiones a bordo que los vecinos de la Costa da Morte pudieron ver desde tierra. Aunque la gente hu¨ªa por miles, el entonces delegado del Gobierno, Domingo Garc¨ªa Sabell, se empe?aba una y otra vez en tranquilizar in¨²tilmente. "?Pero hay orden de evacuaci¨®n o no hay orden de evacuaci¨®n?", le termin¨® preguntando un periodista, y el bueno del delegado respondi¨® en el alambre: "Hay un inicio de orden de evacuaci¨®n". No contento con eso, a?adi¨®: "El peligro no es abundante".
Gente desencantada
Por la experiencia de entonces o por la de ahora, lo cierto es que basta darse un paseo por los municipios afectados para constatar que la gente anda desencantada por la respuesta de los dirigentes. Tantas cat¨¢strofes consecutivas -Urquiola, Cason, Mar Egeo...- y a nadie se le ocurri¨® dise?ar un plan de emergencia.
Por esta vez, no es la oposici¨®n la que le est¨¢ ganando la partida al Gobierno, sino la propia naturaleza. La fatal repercusi¨®n del hundimiento del Prestige sigue ejecut¨¢ndose en diferido, quit¨¢ndole la raz¨®n d¨ªa a d¨ªa a las autoridades que trataron de minimizar las consecuencias del vertido.
Desde que al petrolero se lo trag¨® el mar, no ha habido d¨ªa que no haya dejado su huella en alg¨²n lugar de la costa gallega. Y una de las cosas que m¨¢s llaman la atenci¨®n es la nula capacidad de la Administraci¨®n para canalizar el inter¨¦s de los voluntarios -venidos de dentro y de fuera de Galicia- por echar una mano.
La mayor¨ªa de las personas que llamaron durante la pasada semana al tel¨¦fono 085 para ofrecer sus servicios desinteresados todav¨ªa no ha recibido respuesta.
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