Hacia un biling¨¹ismo asim¨¦trico
No pocas veces se ha subrayado que la Ley de Normalizaci¨®n del Uso del Euskera fue aprobada con un consenso casi total por el Parlamento vasco hace veinte a?os. Incluso el apartado recurrido ante el Tribunal Constitucional fue revalidado por ¨¦ste. Ha sido costumbre generalizada poner como ejemplo el consenso que acompa?¨® a la aprobaci¨®n de esta ley en el Parlamento, as¨ª como extraer de ese respaldo la doctrina de que todo lo concerniente al euskera debiera quedar fuera del debate pol¨ªtico, en la medida en que este debate est¨¢ dominado, de forma leg¨ªtima, por intereses partidarios.
Sin negar la mayor, convendr¨ªa apuntar algunas matizaciones de importancia. Es cierto que hubo consenso hace veinte a?os. Igualmente cierto es que hoy, con el mismo contenido y con el mismo articulado, la misma ley no obtendr¨ªa el consenso que tuvo en su d¨ªa. En parte, porque en su d¨ªa no era f¨¢cil plantear una oposici¨®n al contenido de la Ley de Normalizaci¨®n del Uso del Euskera. En parte, porque la oposici¨®n que, probablemene, en aquel tiempo existir s¨ª exist¨ªa, no se formulaba, quedaba latente, no encontraba ni ambiente ni forma de articularse.
Tampoco la consecuencia extra¨ªda, y que se refleja en la exigencia de que todo lo referente al euskera debiera quedar fuera del debate pol¨ªtico partidista, puede permanecer fuera de cualquier matizaci¨®n. Lo referente al euskera, los principios b¨¢sicos sobre los que se asienta la pol¨ªtica ling¨¹¨ªstica en Euskadi, son elementos afectos a la misma definici¨®n de la sociedad vasca, y por lo tanto, eminentemente pol¨ªticos, sujetos al debate entre los partidos, entre las distintas formas de entender la sociedad vasca.
Mientras en esta sociedad no exista un consenso institucionalizado y legitimado por la gran mayor¨ªa acerca de los m¨ªnimos compartidos por todos, el euskera estar¨¢ sujeto al debate pol¨ªtico; todo lo referente al euskera ser¨¢ pol¨ªtico por excelencia. Y la constataci¨®n de que hoy no se dar¨ªa el consenso de hace veinte a?os es fiel reflejo de la falta de consensos b¨¢sicos en lo que afecta a las normas b¨¢sicas de convivencia v¨¢lidas para la sociedad vasca.
Acompa?ando a la Ley de Normalizaci¨®n del Uso del Euskera nace el Consejo Asesor del Euskera, que elabora una criteriolog¨ªa como base de toda la pol¨ªtica ling¨¹¨ªstica a llevar a cabo por las administraciones vascas. En dichos criterios estaban claramente expresados los principios de asentar el corpus de vascoparlantes y avanzar a partir de ese n¨²cleo, con lo que implica de cuidado de las formas tradicionales del euskera, con lo que significa de tener en cuenta los aspectos relacionados con los cambios sicosociales implicados en toda pol¨ªtica ling¨¹¨ªstica, con el corolario de caminar con cautela, sin rupturas, sin saltos en el vac¨ªo, manteniendo la riqueza interna y el atractivo expresivo de la lengua.
Circunstancias de todo tipo -algunas muy importantes, ninguna indeludible- empujaron a la juridificaci¨®n de la pol¨ªtica ling¨¹istica, y a la concepci¨®n de la misma en par¨¢metros de ingenier¨ªa social. Ello ha llevado a una pol¨ªtica ling¨¹¨ªstica asentada en criterios y en par¨¢metros cuantitativos, alejada de la sensibilidad para con la calidad de los procesos cualitativos que caracterizan a todo proceso sicosocial. La consecuencia se encuentra en la constataci¨®n, llena de impotencia, que indica que el verdadero problema clave de la pol¨ªtica ling¨¹¨ªstica es que la distancia entre el aumento del conocimiento del euskera por parte de las nuevas generaciones y el crecimiento del uso del euskera conocido no se reduzca, sino que vaya ampli¨¢ndose.
Esa constataci¨®n debiera servir para revisar las bases sobre las que est¨¢ asentada en la pr¨¢ctica la pol¨ªtica ling¨¹¨ªstica, para revisar sobre todo la legitimidad democr¨¢tica de la voluntad de normalizar el uso del euskera desde la actuaci¨®n directa de las administraciones p¨²blicas. Y tambi¨¦n para preguntarnos si la finalidad de la pol¨ªtica ling¨¹¨ªstica no debiera radicar en la b¨²squeda de una sociedad de biling¨¹ismo asim¨¦trico -no de biling¨¹ismo perfecto individual, como lo es el fin te¨®rico actual-, y en contra del fin no confesado, pero activo, de conseguir una sociedad mayoritariamente monoling¨¹e en euskera.
Joseba Arregi es ex consejero de Cultura del Gobierno vasco.
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