"Estaba en el puente y o¨ª una explosi¨®n"
Apostolos Mangouras cuenta sus maniobras para evitar el hundimiento del petrolero cargado de fuel
"Yo estaba en el puente de mando y o¨ª un ruido muy grande, como si fuera una explosi¨®n. Eran las 15.10 del mi¨¦rcoles 13. Ni cinco minutos despu¨¦s, el buque empez¨® a escorarse. Fue entonces cuando lanc¨¦ el primer mensaje de socorro. A las 15.20, la escora ya era de 25 ¨® 30 grados. La tripulaci¨®n estaba muy asustada. Algunos de los hombres se pusieron a llorar".
El capit¨¢n del Prestige habla lentamente, haciendo pausas, sin afectaci¨®n. Describe una situaci¨®n terrible, vivida en primera persona hace s¨®lo unas horas y, sin embargo, parece que est¨¢ contando lo que le sucedi¨® a otro hombre hace ya mucho tiempo.
Quiz¨¢ tiene que ver en ello el cansancio, las 48 horas que permaneci¨® al mando del petrolero desde que se produjo el accidente hasta que finalmente fue evacuado, o quiz¨¢ su temple viene directamente de la experiencia.
"Cuando alguno de mis hombres se puso a llorar, supe que s¨®lo complicar¨ªan las cosas"
"El barco se fue abriendo conforme el mar lo golpeaba, como si fuera un abrelatas"
Apostolos Mangouras, hijo de Ioannis y Athina, naci¨® el 23 de enero de 1935 en la isla de Ikaria, al sur de Grecia, y antes de cumplir los 23 a?os ya estaba en el mar.
"Llevo 44 a?os embarcado y 32 de capit¨¢n. Mi licencia es la 6427/18758N, expedida en el Pireo el 14 de septiembre de 1970. He mandado petroleros m¨¢s grandes que el Prestige. No tengo problemas f¨ªsicos. No fumo ni bebo. Estoy casado y vivo en Atenas". Es parte de la declaraci¨®n que realiz¨® el capit¨¢n griego tras ser detenido por un presunto delito de desobediencia y que obra en poder del juez de instrucci¨®n de Corcubi¨®n (A Coru?a).
Mangouras describe paso a paso qu¨¦ fue lo que sucedi¨® en el buque durante los primeros minutos, desde que un golpe de mar provoc¨® un agujero en el costado de estribor hasta que la tripulaci¨®n, compuesta por 22 filipinos y dos rumanos, fue evacuada a tierra.
"Lo primero que hice tras percatarme de que el buque hab¨ªa sido da?ado fue lanzar un Distress [una petici¨®n de ayuda]. A continuaci¨®n, baj¨¦ del puente de mando a la cubierta y orden¨¦ abrir el tanque de lastre, que iba vac¨ªo. Mi intenci¨®n era llenarlo con agua del mar para equilibrar el buque".
Lo que se encontr¨®, explica parte de la cat¨¢strofe. "Una vez all¨ª abajo, comprob¨¦ que el golpe, adem¨¢s de abrir un agujero en el casco, hab¨ªa provocado que se abrieran dos ojos (dos tapas de registro) del tanque n¨²mero cuatro de estribor y uno del tanque n¨²mero dos del centro y...; y otro m¨¢s, s¨ª, el del tanque n¨²mero cuatro de babor, as¨ª como tres del tanque de lastre...". ?Qu¨¦ quiere decir el capit¨¢n cuando habla de ojos abiertos? Toda esa parte de la declaraci¨®n que as¨ª, transcrita literalmente, parece chino, tiene en cambio mucha importancia.
Lo que se encontr¨® Apostolos Mangouras cuando lleg¨® a cubierta fueron r¨ªos de crudo que se escapaban al mar desde los tanques abiertos por el accidente, aprovechando el tobog¨¢n en que se hab¨ªa convertido el buque escorado a estribor, azotado por un fuerte aguacero y sacudido por olas de m¨¢s de ocho metros.
Si el capit¨¢n no miente en esa primera parte de su declaraci¨®n, la m¨¢s t¨¦cnica, la m¨¢s extensa, ya se puede confirmar que el Prestige estuvo vertiendo crudo frente a Finisterre desde las 15.20 del mi¨¦rcoles 13.
"Todo lo que hice fue para remediar la escora y evitar la poluci¨®n". Durante su declaraci¨®n ante los investigadores y ante el juez de instrucci¨®n, el capit¨¢n dice alternativamente que orden¨® parar los motores y que se pararon de forma autom¨¢tica. Es el ¨²nico punto en el que parece contradecirse. Por lo dem¨¢s, a Apostolos Mangouras, viejo lobo de mar, no se le escapa ninguna expresi¨®n gratuita, nada que pueda perjudicarle. Dice que en cuanto consigui¨® estabilizar el barco llenando de agua de mar los tanques de lastre regres¨® al puente de mando.
"Cuando el buque dej¨® de estar escorado, par¨¦ el motor. Una vibraci¨®n excesiva, con tan mala mar, hubiera agrietado a¨²n m¨¢s el casco".
El capit¨¢n va contestando o sali¨¦ndose por la tangente, seg¨²n los casos, a lo que le van preguntando los investigadores o el juez. Lo hace de forma escueta. Sin exponer teor¨ªas. Se ve que trabaja para s¨ª mismo y sabe que todo lo que diga de m¨¢s puede ser utilizado en su contra. Pero su declaraci¨®n apoya a quienes creen que si el petrolero hubiera sido arrimado a tierra firme, jam¨¢s se hubiera partido en dos. "A las 16.50 cog¨ª el tel¨¦fono v¨ªa sat¨¦lite y habl¨¦ con los armadores". Desde ese momento, el capit¨¢n Mangouras pasa a ser una especie de capit¨¢n honor¨ªfico.
Hay documentos que lo atestiguan. Empezando por su propia declaraci¨®n y terminando por los faxes que intercambiaron el armador griego y el Servicio de Salvamento Mar¨ªtimo para ponerse de acuerdo sobre el precio del rescate.
Existe una comunicaci¨®n, fechada a las 19.49 del mi¨¦rcoles, en la que Richard Janssen, representante de Smit Salvage, la empresa holandesa de salvamentos, le agradece al capit¨¢n Margretis, portavoz del armador, que los haya elegido a ellos para tratar de salvar el barco. Janseen escribe a Magretis: "Le solicitamos ahora que avisen a su capit¨¢n para que haga firme el remolque al R¨ªa de Vigo en orden a comenzar con todo lo necesario".
Mangouras se hace el sordo cuando los investigadores le preguntan: "?Por qu¨¦ no colabor¨® usted con el R¨ªa de Vigo cuando intent¨® remolcarle?". Habla de la mala mar, de que los mecanismos no funcionaron... Descarta que la descomposici¨®n del Prestige, el viejo petrolero cargado con 77.000 toneladas de un combustible negro y viscoso, se debiera a su mal estado.
"Si las planchas hubieran estado viejas, el barco se hubiera desmoronado, se hubiera ca¨ªdo a pedazos, pero se fue abriendo conforme el mar lo golpeaba, como si fuera un abrelatas".
El capit¨¢n griego no se refiere en ning¨²n momento a un contenedor flotante o a un tronco a la deriva como los posibles causantes de la tragedia. Dice: "Hac¨ªa muy mal tiempo. Y por eso ven¨ªamos navegando a unos cinco o seis nudos...". Si todo est¨¢ en orden, le preguntan los investigadores, ?por qu¨¦ cuando lleg¨® a tierra y fue detenido, la Guardia Civil no encontr¨® en su malet¨ªn de cuero el diario de navegaci¨®n?
"No lo destru¨ª, se lo entregu¨¦ al segundo oficial cuando abandon¨® el buque a las 16.30. Lo hice para que no se perdiera".
Mangouras, aunque con aspecto cansado, recuerda fechas y horas con mucha exactitud. No declara en ingl¨¦s. Lo hace en griego. Asistido por una int¨¦rprete residente en A Coru?a que trata minuciosamente de trasladar al castellano las expresiones marineras del capit¨¢n.
Hay un momento en que los investigadores y la abogada que lo asiste se dan cuenta de que las ¨²ltimas horas de Mangouras en el petrolero debieron ser duras. Su forma de comportarse les ha dicho que es un hombre altivo, hura?o, distante, muy autoritario y hasta despectivo con los suyos. "Quise que los evacuaran porque cuando se pusieron a llorar supe que s¨®lo podr¨ªan complicar las cosas".
Sin embargo, todo su orgullo no tuvo m¨¢s remedio que plegarse cuando los t¨¦cnicos holandeses, contratados por el armador, subieron al barco. Por eso su declaraci¨®n es tan prolija cuando se refiere a los primeros momentos del accidente y tan escueta cuando habla de sus ¨²ltimas horas en el barco, sometido a una autoridad impuesta y llegada en helic¨®ptero. "?D¨®nde estaba usted cuando el remolcador...?", le preguntaron. "En mi camarote, descansando".
Apostolos Mangouras segu¨ªa anoche preso en la c¨¢rcel de Teixeiro, a la espera de que el armador pague los tres millones de euros de la fianza (500 millones de pesetas) o que su abogado le consiga la libertad.
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