Eurocities en Barcelona: el valor estrat¨¦gico de la cultura
La cultura como promotora de valores, la cultura como motor de las ciudades, he aqu¨ª un excelente tema de intercambio para el centenar de ciudades que estos d¨ªas se re¨²nen en Barcelona en la asamblea anual de Eurocities. Esta organizaci¨®n naci¨® en 1989, precisamente en Barcelona, con el objetivo de establecer una activa red de ciudades que pudiera asumir una voz protagonista en la construcci¨®n europea y que sirviera a la vez como plataforma de debate y cooperaci¨®n en temas concretos que ata?en a la vida urbana. No por casualidad Eurocities naci¨® bajo el impulso de cinco ciudades que no son capitales de Estado: representa, por decirlo as¨ª, una voz aut¨¦nticamente civil. Una voz que es preciso que se escuche en el proceso de construcci¨®n de la futura Uni¨®n Europea y, m¨¢s all¨¢, que tenga su lugar permanente en la Europa constitucional y ampliada de despu¨¦s de 2004. Unos 30 alcaldes hablamos de ese futuro, y de la convenci¨®n, en Barcelona. Pero est¨¢n aqu¨ª, presentes, delegaciones de 100 ciudades europeas, algunas capitales, algunas de la Europa del Este y algunas que no son miembros de Eurocities pero que quieren participar en el debate y son bienvenidas (entre ellas cuatro de la metr¨®poli barcelonesa). Con este centenar de delegaciones hablamos de cultura.
Es un tema fundamental. La cultura es el eje central de la identidad de las ciudades europeas, al tiempo que es un motor de desarrollo industrial, econ¨®mico y tur¨ªstico. Esta dualidad entre esp¨ªritu y materia hace que el tema sea interesante, que sea realidad y tambi¨¦n estrategia. Son las ciudades las generadoras de cultura, porque la cultura, a diferencia de la creatividad individual, necesita de una cierta densidad para fructificar. La cultura es intercambio, es retroalimentaci¨®n, es di¨¢logo. Pero por la misma esencia de la ciudad y de las leyes del mercado, la cultura tambi¨¦n es consumo masificado, lo que en tiempos dimos en llamar "subcultura", una palabra ya proscrita del vocabulario posmoderno, porque en definitiva la cultura de consumo tiene la l¨®gica del n¨²mero, de la cantidad. La cultura es, pues, este entramado m¨²ltiple, alto y bajo, un universo complejo con sus niveles diferenciados de exigencia.
?Por qu¨¦ interesa a las ciudades esta omnipresencia cultural, que impregna la sociedad toda? Por muchas y diversas razones. Porque hoy la tecnolog¨ªa nos permite un acceso ilimitado a la informaci¨®n (pero no nos obliga a utilizarlo: la primera discriminaci¨®n es la opcionalidad); la cultura es el valor agregado a la informaci¨®n, requiere una elaboraci¨®n y, tal como plantea Eurocities, puede ser transmisora eficaz de nuevos valores. ?Por qu¨¦ no habr¨ªan de plantearse las ciudades un legado ¨¦tico? Segundo, porque la cultura hace ciudadanos cr¨ªticos: la cultura da la capacidad para procesar la realidad. Y tercero, porque la inmigraci¨®n presente en nuestras ciudades nos trae manifestaciones culturales de diverso signo y nos plantea la necesidad de construir puentes bidireccionales. Es cierto que, en general, la cultura nos hace m¨¢s abiertos y flexibles. Pero la cultura de los inmigrantes -que va desde la tradici¨®n a los videoclubs especializados, de la lengua al deporte nacional- refuerza la propia identidad y su pertenencia al grupo, a la comunidad que se cierra sobre s¨ª misma. ?C¨®mo transformar la cultura en elemento de integraci¨®n? ?Y qu¨¦ cultura: la nuestra, la de ellos, las dos sumadas, las dos dialogando? ?Es la escuela el territorio m¨¢s apto para el intercambio, lo es la calle?
Estas cosas debatimos las ciudades, porque las ciudades estamos en ello: probamos, avanzamos, nos equivocamos incluso, y as¨ª aprendemos a hacer frente a los nuevos retos. Si borr¨¢ramos de un plumazo toda la cultura de una ciudad, sus infinitas manifestaciones, nos quedar¨ªamos sin ciudad. La cultura est¨¢ en la gente. Eurocities, en la reuni¨®n de Barcelona, plantea hacer de esa cultura un punto de encuentro entre valores y personas, a trav¨¦s de las experiencias concretas y contextualizadas de las ciudades europeas.
Tengo la convicci¨®n de que ¨¦ste es un tema muy nuestro, de Barcelona, porque de identidad y cultura(s) e integraci¨®n Barcelona sabe mucho y tambi¨¦n se interroga mucho. Y porque en Barcelona estamos convencidos de que las ciudades son una pieza clave para extender en el mundo la democracia y la equidad -dos conceptos sin los cuales no hay progreso-, y de que, porque son una pieza clave, las ciudades deben ser escuchadas. Deben tener voz propia, formal, reglada. Es por eso por lo que, este viernes, en el Palau de la M¨²sica de Barcelona, nos reunimos un amplio grupo de alcaldes europeos para hablar de la convenci¨®n europea y de nuestra aportaci¨®n al proceso de construcci¨®n del futuro de Europa. Con dos objetivos a plantear: la necesaria profundizaci¨®n de la democracia en las estructuras europeas, que es ahondar en la representatividad y la eficacia de sus organismos de gobierno; y lograr que Europa, esta Europa unida y ampliada, reconozca a las ciudades su protagonismo.
Europa se ha hecho de ciudades desde los griegos. S¨®focles ya coment¨® aquello de: extra?a criatura es el hombre que se ha dotado del habla y esta pose¨ªdo por la furia constructora de ciudades.
Joan Clos es alcalde de Barcelona
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