"La pintura europea es el fruto del acoplamiento entre Cristo y Venus"
Hay libros que son bals¨¢micos, rejuvenecedores. El que acaba de publicar el escritor y ensayista Rafael Argullol (Barcelona, 1949) podr¨ªa entrar en esta categor¨ªa. Una educaci¨®n sensorial. Historia personal del desnudo femenino en la pintura, que obtuvo el primer premio de la Casa de Am¨¦rica y el Fondo de Cultura Econ¨®mica, editorial que lo publica, es un delicioso relato autobiogr¨¢fico en el que el autor explica c¨®mo se inicio en el erotismo a trav¨¦s de las venus, ninfas y odaliscas reproducidas en las l¨¢minas de la vieja Historia del arte, de Josep Pijoan, publicada por Salvat en 1923.
El autor consigue, sin embargo, transformar esta experiencia absolutamente personal en un recorrido placentero por algunas de las m¨¢s bellas obras de la pintura europea, desde Botticelli a Matisse, y convocar al lector a que rememore a su vez su primer encuentro con estas im¨¢genes que hicieron de la pintura una de las mayores fuentes de imaginaci¨®n y fantas¨ªa.
"La pornograf¨ªa quiere velocidad, el erotismo exige detenimiento y un tiempo lento"
"El hilo conductor del libro es el cuerpo femenino, la pintura del desnudo"
Pregunta. El libro parece una novela de iniciaci¨®n.
Respuesta. S¨ª, tiene algo de esto porque el tema fundamental del libro es la historia de un adolescente que en un momento determinado de su vida, a los 13 a?os, siente el despertar del deseo sexual, pero no acaba de tener clara la forma que se adecua a este impulso porque, en su caso, se encuentra en un contexto de ausencia total del desnudo femenino, que es el objeto de deseo. Es a partir de ah¨ª cuando entra en acci¨®n esta Historia del arte de su abuelo, que le permite ir construyendo esta forma a trav¨¦s de la historia de la pintura del desnudo femenino. Un adolescente de nuestra ¨¦poca nunca recurrir¨ªa a eso.
P. ?Tambi¨¦n es un ensayo?
R. Todo el libro es una especie de doble relato, el del adulto y la evocaci¨®n de lo que pas¨® cuando era adolescente. El hilo conductor es el cuerpo femenino, la pintura del desnudo e incluso una reflexi¨®n sobre erotismo y sobre lo est¨¦tico. Tambi¨¦n cobra un papel importante esta Historia del arte de Salvat que le sirve al adolescente para su descubrimiento y que juega la funci¨®n de fijar unas im¨¢genes que, aunque luego puedan olvidarse en un primer nivel de la memoria, act¨²an en lo m¨¢s profundo. A la larga, el protagonista se da cuenta de cu¨¢nto le han marcado estas im¨¢genes. Tanto a nivel de iniciaci¨®n al erotismo como desde el punto de vista del acercamiento est¨¦tico a la pintura. Y creo que uno de los intereses internos de este relato es que a partir de esto se construye una aut¨¦ntica historia de la pintura occidental tomando como leitmotiv el cuerpo femenino, y, a veces, como contrapunto, el cuerpo masculino.
P. El masculino casi siempre sale relacionado con la muerte o la violencia. ?Por qu¨¦?
R. Es que en el libro sostengo algo, que habr¨ªa que discutir m¨¢s a fondo, y es que la pintura europea existe porque el cristianismo introdujo la encarnaci¨®n de un dios. La encarnaci¨®n es el punto de arranque de lo que llamamos pintura occidental. Y el cuerpo que hace contrapunto al de Cristo es el de Venus, que es un legado pagano, cl¨¢sico. Por tanto, si quisi¨¦ramos resumir y buscar una f¨®rmula, en realidad la pintura europea es el fruto del acoplamiento entre Cristo y Venus. Y eso explicar¨ªa que en cierto modo el cuerpo del hombre, pintado por hombres, ha sido fundamentalmente un cuerpo tr¨¢gico, mientras que el cuerpo de la mujer, tambi¨¦n pintado por hombres, ha sido fundamentalmente un cuerpo sensual. Aunque tambi¨¦n en la representaci¨®n de Cristo hay una sensorialidad importante. Supongo que deber¨ªamos meditar sobre el impacto, sobre todo en la mujer, que ha tenido el cuerpo crucificado del Cristo.
P. Las reproducciones mitifican las obras. ?Ha tenido decepciones?
R. La primera mirada y lo que uno se imagina es m¨¢s determinante que lo que luego sabe cient¨ªficamente o lo que conoce de manera directa. Para m¨ª, el Juicio final, de Miguel ?ngel, siempre ser¨¢ oscuro aun cuando lo haya visto posteriormente limpio y luminoso. La primera mirada, que fue a trav¨¦s de una mala reproducci¨®n, sigue imperando y act¨²a sobre la mirada posterior. Eso se parece mucho a la discriminaci¨®n de la memoria que analic¨¦ en El cazador de instantes. La memoria es un tribunal arbitrario e injusto. Uno puede quedar atrapado por un minuto de su vida y olvidar a?os enteros.
P. ?Nos gusta m¨¢s lo que reconocemos?
R. Gran parte de la historia del arte es reconocimiento. Es muy probable que nos formemos un peque?o canon inconsciente en los primeros a?os en que se produce en nosotros la experiencia est¨¦tica, y que despu¨¦s estemos buscando la extensi¨®n y reconocimiento de este canon. En el libro sostengo que el nacimiento de la experiencia est¨¦tica tiene lugar en la misma ¨¦poca en que se produce el nacimiento del deseo er¨®tico en sentido estricto, al inicio de la adolescencia. En esta etapa formamos la cima del iceberg y luego nos pasamos el resto de la vida buscando la monta?a sumergida.
P. ?C¨®mo establece la diferencia entre erotismo y pornograf¨ªa?
R. No es una diferenciaci¨®n que tenga que ver con la experiencia, que es ilimitada. Para m¨ª, la diferencia parte de tres coordenadas. Una es el espacio; mientras la pornograf¨ªa siempre quiere el fragmento, el erotismo busca la unidad corp¨®rea. La otra es el tiempo; mientras la pornograf¨ªa quiere velocidad, es fast food, comida r¨¢pida de los sentidos, el erotismo exige detenimiento y un tiempo lento. La tercera es que, mientras la pornograf¨ªa est¨¢ constituida en un escenario de consumo, el erotismo est¨¢ constituido en un escenario de aventura, de descubrimiento. Si juntas estas tres coordenadas, que se desvelan al final del libro, se justifica la raz¨®n de la maestr¨ªa er¨®tica o no de determinados pintores.
P. ?Goya es pornogr¨¢fico?
R. El an¨¢lisis que hago de La Maja desnuda es bastante sincero porque integra las dos vertientes. Por eso incluso aventuro que, en mi opini¨®n, est¨¢ rota. Es una cabeza que no se corresponde a un cuerpo y al rev¨¦s. Esta esquizofrenia hace que tenga el doble componente de er¨®tica y pornogr¨¢fica.
P. Sin el fuerte dolor que le hizo escribir Daval¨² o el dolor, ?habr¨ªa aparecido este libro?
R. No. Porque esto fue escrito en un momento de inmovilidad f¨ªsica provocada por lo que se expresa en Daval¨². Es su contrapunto. Nunca hab¨ªa pensado en el 99% de las cosas que explico en el libro. Jam¨¢s pens¨¦ que aquellas im¨¢genes hubieran sido tan determinantes. Creo que es el t¨ªpico libro de convalecencia. En un momento determinado, tengo una especial necesidad de alejarme de la gravedad del ser y recuperar la levedad del ser. Incluso el tono del libro dir¨ªa que es alegre, gozoso de poder redescubrir estas cosas como algo que ha calado muy hondo en m¨ª.
P. Adem¨¢s del relato inici¨¢tico al erotismo, ?pretend¨ªa reivindicar el disfrute del arte?
R. En el libro se superponen varios planos. Hay eso tambi¨¦n. Ese detenimiento, esa lentitud y complacencia que exige el erotismo, es trasladado a una nueva complacencia en la revisi¨®n de la historia del arte, y de una manera especial como homenaje a la pintura. En unos tiempos en los que sale a menudo la cuesti¨®n de si la pintura pertenece ya de manera definitiva al pasado, creo que en el libro, junto con otros aspectos, hay una reivindicaci¨®n de la pintura. Como experiencia hist¨®rica y personal, pero tambi¨¦n como un espacio de la expresi¨®n que no puede ser sustituido por otro. Es otra cuesti¨®n, pero yo defiendo que, junto a otras formas actuales de expresi¨®n, la pintura continuar¨¢ siendo una forma central. Tambi¨¦n remarcar¨ªa el placer de volver a la historia del arte m¨¢s all¨¢ de las propuestas espectaculares y mediatizadas que se concretan en museos y exposiciones. Pocas veces volvemos a la historia del arte en un sentido much¨ªsimo m¨¢s espont¨¢neo a partir de las cosas que fueron y son realmente esenciales.
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