"SOS: Peligro No Definido"
EL PA?S reconstruye el ¨²ltimo viaje del petrolero que aneg¨® de fuel las costas de Galicia
Sus compa?eros le llaman Nube Negra. Dicen que cuando ¨¦l esta de servicio siempre aparece alguien a punto de ahogarse. Carlos Riscos tiene 33 a?os y es el comandante del Pesca I, un helic¨®ptero de rescate capaz de volar sin repostar 200 millas y alcanzar una velocidad de 150 nudos: "Era un d¨ªa horrible, de esos que rompen barcos, ten¨ªamos vientos de cara de 70 nudos, racheados, con mucha turbulencia. Desde que despegamos, los rayos nos fueron acompa?ando todo el viaje, pasaban muy cerca del helic¨®ptero". El Instituto Nacional de Meteorolog¨ªa ha cursado el aviso n¨²mero 246 para la zona de Finisterre, el adecuado cuando se alcanza la escala 8. Significa: temporal, vientos entre 63 y 74 kil¨®metros por hora y olas de 7,5 metros de altura.
"O¨ª un ruido muy grande. Ni cinco minutos despu¨¦s el buque empez¨® a escorarse"
"Estaba tan inclinado que no vimos el agujero. La tripulaci¨®n estaba en los alerones"
Tres buques cargados de contenedores, troncos y tubos han perdido carga debido al oleaje
Si hay rescate, el 30% del valor del buque y de la carga ser¨¢ para la compa?¨ªa salvadora
15.15 horas del mi¨¦rcoles 13 de noviembre. El viento azota con dureza todo el norte del pa¨ªs. Una gr¨²a se desploma en Bilbao empotr¨¢ndose contra un edificio y otra mata a dos mujeres en pleno centro de A Coru?a. Sin embargo, la alerta que hace saltar del asiento a Nube Negra y montarse en su helic¨®ptero acaba de llegar de mar adentro. El Prestige, un petrolero m¨¢s largo que dos campos de f¨²tbol y cargado con 76.972,95 toneladas de fuel oil del tipo M-100, una parte cargada en San Petesburgo (Rusia) y otra en Venspils (Letonia), se encuentra en apuros. Las dos alarmas del barco se han puesto en funcionamiento. Su capit¨¢n, Apostolos Mangouras, un viejo lobo de mar con 67 a?os de edad y m¨¢s de 44 de navegaci¨®n, llama enseguida a su segundo oficial, un marino filipino de 48 a?os llamado Benjam¨ªn Castro. Le ordena que pulse un bot¨®n situado en la consola del puente de mando. Es un bot¨®n que los marineros m¨¢s supersticiosos siempre miran de reojo y que emite una se?al por sat¨¦lite GMDSS (Global Maritime Distress System Service). La alarma ofrece adem¨¢s de forma autom¨¢tica el nombre del barco y su posici¨®n: "Prestige, latitud 42? 54'N longitud 009? 54'W. SOS. Peligro No Definido".
"Estaba en el puente de mando", recuerda el capit¨¢n Mangouras, "y o¨ª un ruido muy grande, como si fuera una explosi¨®n. Eran las 15.10. Ni cinco minutos despu¨¦s, el buque empez¨® a escorarse. Fue entonces cuando lanc¨¦ el primer mensaje de socorro. A las 15.20, la escora ya era de 25 o 30 grados". Las cartas de navegaci¨®n y los libros del puente de mando se han ca¨ªdo de los estantes y est¨¢n esparcidos por el suelo. Tambi¨¦n, ante los ojos del capit¨¢n, aparece ya la larga extensi¨®n de su buque cubierta por un engrudo viscoso y negro que desprende un fuerte olor a azufre. Las olas son de ocho metros y llueve con fuerza; el viento, la escora y el fuel derramado convierten en un dif¨ªcil ejercicio de equilibrismo transitar por la cubierta del petrolero. Casi todos est¨¢n tomando caf¨¦ en el momento del accidente. La tripulaci¨®n, compuesta por 24 marineros filipinos, dos griegos y un rumano, comienza a asustarse con el sonido de las dos alarmas, la general y la de m¨¢quinas. "Se ca¨ªan las herramientas, se par¨® la alarma de m¨¢quinas y sigui¨® sonando la general. Cuando eso sucede, tenemos orden de acudir todos al puesto de mando", relata el marinero Alvaro Escabusa, de 38 a?os. "Algunos de los hombres se echaron a llorar", recuerda el capit¨¢n.
Llevan un largo viaje a bordo del Prestige. Lo recuerda el bombero Jos¨¦ Carmelotes, de 44 a?os: "El 23 de mayo salimos de Fujaira [Emiratos ?rabes]. A primeros de junio repostamos combustible en Gibraltar durante cinco horas. Llegamos a San Petersburgo a finales de junio y nos quedamos cuatro meses. El 30 de octubre nos hicimos a la mar y el 2 de noviembre tocamos el puerto de Venspils (Letonia), donde completamos la carga del buque". El jefe de m¨¢quinas y el primer oficial detallan que unos d¨ªas antes del accidente paran en el puerto de Kerteminde (Dinamarca). Mucho ajetreo para un trabajo no demasiado bien pagado: entre 750 y 1.400 d¨®lares (aproximadamente la misma cantidad de euros) al mes de sueldo dependiendo del puesto. Gregore Irofte, un rumano de 35 a?os, contratado hace cinco meses por el armador como ajustador marinero, est¨¢ tomando caf¨¦ cuando escucha una explosi¨®n: "Me asust¨¦ y observ¨¦ c¨®mo el barco se escoraba de forma muy suave. A los tres minutos del impacto me puse el equipo de salvamento y son¨® la alarma. Todos nos reunimos en cubierta a las ¨®rdenes del oficial".
Dos minutos despu¨¦s, el Centro de Salvamento de Finisterre establece contacto con el Prestige y escucha entrecortadamente un mensaje: "Mayday, Mayday". Se pone en marcha el dispositivo de auxilio. A las 15.22 se emite un c¨®digo rojo al helic¨®ptero Helimer Galicia, de la Xunta. Un minuto antes, las autoridades mar¨ªtimas de Finisterre llaman al 112 de emergencias para movilizar al Pesca 1, el p¨¢jaro de Nube Negra, que llevaba una ma?ana maldita "A las 13.00 hab¨ªamos rescatado a un ciudadano franc¨¦s en un trimar¨¢n. Deb¨ªa ser un personaje muy importante porque las autoridades francesas no dejaban de interesarse por su estado. No s¨¦ c¨®mo se llamaba ni qui¨¦n era. Para nosotros era un n¨¢ufrago cualquiera".
Salvamento de Finisterre consigue comunicar con el Prestige, que solicita la evacuaci¨®n de su tripulaci¨®n porque el buque est¨¢ muy escorado y tiene riesgo de hundimiento. Se localiza al R¨ªa de Vigo, un remolcador contratado por el Estado para tareas de salvamento, y se le ordena que "proceda a posici¨®n de siniestro". Por fin, a las 15.41 comunican con el helic¨®ptero Pesca I. Nube Negra y sus hombres se ponen en marcha.
El helic¨®ptero del comandante Riscos cubre 70 millas desde Vigo hasta sobrevolar el petrolero. "Estaba tan escorado que no vimos el agujero. Toda la tripulaci¨®n se hab¨ªa concentrado en los alerones de babor [la parte alta del pasillo que rodea el puente]. Todos, menos dos marineros que, incre¨ªblemente, se encontraban en la mitad de la cubierta, enfangada de petr¨®leo y barrida por unas olas que saltaban el barco de babor a estribor". No hay tiempo que perder.
"Ya hab¨ªamos decidido d¨®nde bajar al rescatador", recuerda el comandante Riscos. "Es una decisi¨®n muy dif¨ªcil, si cabe la m¨¢s importante. Todo el mundo tiene que estar de acuerdo. Decidimos bajar al rescatador hacia ese aler¨®n de babor del Prestige. Fue entonces cuando avistamos a los otros dos tripulantes en mitad de la cubierta y a punto estuvimos de abortar la maniobra, porque, de repente, una ola barri¨® la cubierta y se trag¨® a uno de ellos: desapareci¨®. En esos casos tenemos que dar preferencia a quien se encuentre en el agua. Ya ¨ªbamos a buscarlo cuando reaparece el t¨ªo, agarrado a un pasamanos: incre¨ªble, no s¨¦ c¨®mo pudo conseguirlo. El otro le ayud¨® a retrepar sobre la cubierta. Se dirig¨ªan hasta la proa para cerrar unas llaves, y para eso ten¨ªan que andar m¨¢s de 200 metros sobre la cubierta, escorada y totalmente barrida por las olas y embadurnada de combustible". Jos¨¦ Luis Iglesias es el rescatador. No debe permitir que nadie le abrace por pura desesperaci¨®n. Eso complicar¨ªa la maniobra. "Ya est¨¢ entrenado para responder con una hostia a quien trata de inmovilizarlo", explica Nube Negra. "Lleva un cuchillo en la pierna por si tiene que utilizarlo".
A las 17.10, el primer helic¨®ptero ya tiene a bordo a siete tripulantes y regresa a Vigo. Ahora es el turno del Helimer Galicia: a las 18.15 informa de que "tiene 17 tripulantes a bordo y que los tres que faltan est¨¢n en la superestructura de popa, pero que no se les ve intenci¨®n de abandonar el buque". Regresa a A Coru?a.
Las noticias van llegando de forma rutinaria a la delegaci¨®n de Gobierno. De ah¨ª a la Xunta y al Ministerio de Fomento, en concreto al despacho del director general de la Marina Mercante, Jos¨¦ Luis L¨®pez Sors, que se lo comunica a su ministro, Francisco ?lvarez-Cascos, quien asiste al pleno de presupuestos en el Congreso. La alarma tambi¨¦n llega a Federico Trillo, ministro de Defensa. Se enteran de que hay un petrolero escorado, que su tripulaci¨®n est¨¢ siendo evacuada; que hay mal tiempo. La primera impresi¨®n no incluye la alarma. Puede tratarse de una operaci¨®n de salvamento como tantas otras en el tenebroso mar gallego. Nadie menciona las palabras marea negra.
A¨²n se desconoce qu¨¦ ha provocado la grieta en el casco del Prestige. ?Un contenedor flotante? ?Un tronco a la deriva? S¨®lo se sabe que, unas horas antes del accidente, al menos tres de los barcos que transitaban por la zona, castigados todos por el fuerte oleaje, han perdido parte de su carga. Uno de contenedores, otro de troncos y el tercero de unos tubos de 1.10 metros de di¨¢metro. Ni el capit¨¢n ni ninguno de sus asustados tripulantes recuerdan haber visto algo m¨¢s que el propio temporal y las olas de ocho metros izando y arriando al petrolero.
Despu¨¦s de enviar la se?al de alarma, el capit¨¢n del barco baja del puente de mando a la cubierta y ordena abrir el tanque de lastre, que est¨¢ vac¨ªo. "Mi intenci¨®n era llenarlo con agua del mar para equilibrar el buque. Una vez all¨ª abajo, comprob¨¦ que el golpe, adem¨¢s de abrir un agujero en el casco, hab¨ªa provocado que se abrieran dos ojos [dos tapaderas] del tanque n¨²mero cuatro de estribor y uno del tanque n¨²mero dos del centro y...". Nikolaos Argyropoulaos, el jefe m¨¢quinas, un griego de 63 a?os, no olvida aquellos minutos "Las revoluciones de la m¨¢quina eran cero, lo que quiere decir que estaba parada. Baj¨¦ a la sala de m¨¢quinas acompa?ado del oficial engrasador, Jessie Basalo, y pusimos en marcha la m¨¢quina".
18.30 de la tarde. El Prestige est¨¢ corrigiendo su escora. S¨®lo tres tripulantes quedan a bordo: el capit¨¢n, su primer oficial (Maloto) y el jefe de m¨¢quinas (Argyropoulaos). Maloto intenta acercarse a la zona de da?os para comprobar la fisura que hab¨ªa sufrido el barco, pero fracasa: "Las olas eran tan grandes que resultaba muy peligroso acercarse. Intentamos parar el vertido de petr¨®leo, pero no lo consegu¨ªamos porque la fisura pod¨ªa estar debajo del casco". El resto de la tripulaci¨®n se reparte a salvo entre Vigo y A Coru?a.
Han pasado tres horas y 15 minutos desde la se?al de socorro. El remolcador R¨ªa de Vigo llega a la posici¨®n del Prestige. Durante ese tiempo, el dispositivo de auxilio ha funcionado conforme a los protocolos. Se ha movilizado tambi¨¦n a otros remolcadores que van en camino: el Ibaiz¨¢bal I, el Remolcagure Bat, el Alonso de Chaves y el Charuca Silveira.
La se?al de alarma no s¨®lo llega a las 15.15 al Centro de Salvamento de Finisterre. Desde all¨ª, alguien tambi¨¦n llama a un tel¨¦fono de un despacho de A Coru?a. El inter¨¦s econ¨®mico entra en juego. No hay que olvidar que un petrolero en alta mar con casi 77.000 toneladas de carga a bordo es un cheque de 180 millones de euros (30.000 millones de pesetas) si se suman el valor del buque y el de la carga. Si sufre un accidente en el mar y alguien lo rescata, el salvador opta a una recompensa multimillonaria. As¨ª son las leyes del mar. El dispositivo de salvaci¨®n es paralelo al dispositivo de negociaci¨®n. El segundo es m¨¢s r¨¢pido: no hay olas de ocho metros en los despachos con moqueta.
De pronto empiezan a sonar los tel¨¦fonos en muchos lugares del mundo: de A Coru?a a Londres, de Londres a Atenas, de A Coru?a a Rotterdam, de Londres a Ginebra, de Ginebra a Bilbao, de El Pireo a A Coru?a. Despachos de abogados, empresas intermediarias, corresponsales, aseguradoras... Se cruzan palabras, faxes, correos electr¨®nicos. Se van fijando los t¨¦rminos de cada oferta por remolcar el barco. El mundo de los negocios es mucho m¨¢s r¨¢pido que el de la administraci¨®n espa?ola, que tarda seis horas en contactar con el armador. Un ejemplo: ese mismo d¨ªa, el Ministerio de Asuntos Exteriores pide al embajador Rafael Jover que indague en Bahamas por los datos del armador del Prestige, su seguro y otros particulares del barco. Sin embargo, la presa no est¨¢ all¨ª. "Cualquier especialista en la materia sabe que las oficinas de representaci¨®n de las Bahamas est¨¢n en Londres", dice un ejecutivo de una firma aseguradora.
En alta mar, las olas siguen siendo de ocho metros, pero llegan pocas informaciones desde el R¨ªa de Vigo. Datos de la posici¨®n del Prestige que indican que est¨¢ derivando. Conversaciones entre los capitanes de ambos buques, que no se entienden. Dicen los marinos del Prestige que el espa?ol habla un ingl¨¦s muy malo. El capit¨¢n griego est¨¢ en permanente contacto con su armador por el tel¨¦fono v¨ªa sat¨¦lite. Tensa espera. Nadie suelta un cabo. En Finisterre saben lo que eso significa. Dos barcos parados en medio del mar. Est¨¢n negociando.
A las 19.35 llega un fax a las oficinas del armador en Atenas. "Ofrecemos nuestros servicios en base a LOF 2000 incluyendo cl¨¢usula SCOPIC y confirmamos que nos cuidamos del R¨ªa de Vigo (de nuestros otros socios espa?oles) en el sentido de que cualquier reclamaci¨®n suya ser¨¢ incluida en nuestro contrato de salvamento Lloyd's Open Form". Toda esta jerga incomprensible tiene un significado muy n¨ªtido para los implicados. Se est¨¢ hablando de dinero. Significa que si el rescate se lleva a cabo, el 30% del valor del buque y el 30% del valor de la carga ser¨¢n para la compa?¨ªa salvadora. Pero si se hunde, s¨®lo cobrar¨¢n los gastos. ?sa es la cl¨¢usula SCOPIC. Cuando los ejecutivos se ponen de acuerdo, es el tiempo de los marineros. A las 21.02, el capit¨¢n del Prestige informa por fin de que va a permitir ser remolcado, pero que las ¨²nicas tres personas que quedan a bordo no son suficientes para ese trabajo. Necesita m¨¢s gente.
Vuelve el movimiento en el mar, pero la maniobra se complica. El remolcador Sertosa 32 sufre una aver¨ªa y tiene que volver a puerto. No es f¨¢cil amarrar el barco. Se recluta a tres tripulantes voluntarios.
Es entonces cuando empieza la pesadilla. Todos los intentos de recuperar el barco, que navega a la deriva y cada vez est¨¢ m¨¢s cerca de la costa, resultan bald¨ªos. A las 3.17 se rompe el virador de alambre. A las 3.48, se vuelve a romper el virador. En la Delegaci¨®n del Gobierno empieza a cobrar cuerpo la idea de que el capit¨¢n est¨¢ haciendo de las suyas. ?Qu¨¦ puede pretender? Que el Estado, asustado por la posibilidad de que embarranque una bomba cargada con 77.000 toneladas de combustible, termine por hacerse cargo gratuitamente del salvamento. "Nunca debi¨® llegarse a una negociaci¨®n a 30 millas de la costa y con peligro de derrame de fuel. El Gobierno nunca lo debi¨® haber consentido", dice un ejecutivo de una aseguradora.
El jueves est¨¢ a punto de amanecer. Cuando los vecinos de Mux¨ªa se despierten podr¨¢n ver al Prestige enfrente de sus costas y renacer¨¢ el fantasma antiguo de otros naufragios. Ya es por tanto tarde para seguir negociando. Hay que actuar. Una fragata de la Armada con 254 tripulantes a bordo est¨¢ a punto de zarpar en busca del petrolero. El Prestige sigue acerc¨¢ndose peligrosamente a la costa.
Con informaci¨®n de Xos¨¦ Hermida, Primitivo Carbajo, Peru Egurbide, Miguel Gonz¨¢lez y Pilar Marcos.
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