La barricada de Corrubedo resiste

La barricada construida en la embocadura de las lagunas y marismas de Carregal y Vix¨¢n ha aguantado el asalto del chapapote. El pringue embisti¨® con la marea alta del jueves. La empalizada y los sacos terreros tienen la marca del ataque del Prestige pero las perlas del parque natural de Corrubedo (Ribeira, A Coru?a) est¨¢n intactas. ?frica N¨²?ez, directora del parque, da instrucciones sin descanso. El capit¨¢n Luaces, de la Brigada Aerotransportada del Ej¨¦rcito, se ha puesto a sus ¨®rdenes. Ella quiere reforzar el muro de arena, sacos de pl¨¢stico y troncos. ?l quiere apurar el tiempo para que las 93 militares a sus ¨®rdenes recojan el chapapote que acecha las lagunas. Miles de aves las sobrevuelan. La marea sube. La lucha sigue.

"La barrera fue levantada hace quince d¨ªas: Se nos ocurri¨® de pura desesperaci¨®n"

Los marineros se defienden solos, pero la naturaleza est¨¢ inerme. Mientras m¨¢s delicado y preciado es el ecosistema, m¨¢s indefenso. El parque natural del complejo dunar de Corrubedo y las lagunas de Carregal y Vix¨¢n, situado en la pen¨ªnsula de Barbanza, est¨¢ formado por una duna de m¨¢s de un kil¨®metro de largo, 300 metros de ancho y 15 de alto.

El cord¨®n dunar, seg¨²n explican en el centro de visitantes, permiti¨® la formaci¨®n de la laguna de Carregal, que est¨¢ comunicada con el mar y a merced del flujo y reflujo de las mareas, lo que, adem¨¢s, forma una marisma. La laguna de Vix¨¢n s¨®lo se abre al mar en periodos equinocciales y su agua es dulce. Si el chapapote penetra, adi¨®s muy buenas.

Desde la improvisada l¨ªnea Maginot ecol¨®gica, ?frica N¨²?ez explica: "La marisma y la laguna han quedado intactas del chapapote que lleg¨®, gracias a la barricada. Pero la playa, de cuatro kil¨®metros no la pod¨ªamos proteger porque est¨¢ completamente abierta al mar".

La barricada fue levantada hace 15 d¨ªas. "Se nos ocurri¨® de pura desesperaci¨®n y la construy¨® el propio personal del parque natural, que est¨¢ considerado como tal desde 1992. Ha sido mucho esfuerzo, pero tenemos que seguir", agrega N¨²?ez.

El muro defensivo es un talud de arena reforzado con sacos de los que se utilizan para recoger escombros. Las zonas m¨¢s expuestas a las olas han sido recubiertas con un grueso pl¨¢stico negro (impide que la resaca socave la arena), amartilladas con sacos terreros y reforzadas con una empalizada de troncos. "Ha resistido, pero...". "Adem¨¢s, dentro de poco vamos a tener que abrir para que se intercambie el agua", explica la directora. Las excavadoras no paran. El coido (rocas) que antecede a la barrera est¨¢ completamente negro.

La defensa ha dejado a salvo, por ahora, colonias de ¨¢nades friso, agachadizas, mart¨ªn pescador, garza real, cormor¨¢n mo?udo, achibeche claro, corremolinos com¨²n, aguilucho cenizo... El parque alberga 23 tipos de especies vegetales protegidas. Diez especies de anfibios, 14 de reptiles y una amplia representaci¨®n de mam¨ªferos pueblan este paraje ecol¨®gico. El ¨¢rea est¨¢ incluida en el Convenio Internacional para la Protecci¨®n de Humedales.

Una joya salvaje adem¨¢s de un paisaje conmovedor, aunque la barricada hace que la entrada de las lagunas y marismas traigan a la memoria las trincheras de la guerra de posiciones que se libr¨® en Verd¨²n durante la primera guerra mundial.

La marea sigue subiendo. Y, adem¨¢s, es viva, con altas crecidas y pronunciadas bajadas (coeficientes de entre 2,4 y 3). Fidel Reino, un marino instruido en barcos gaseros y cargueros, mira al mar desde la duna. "La marea va a venir fuerte y va a enterrar todo eso. Esto del Prestige va a ser el cuento de nunca acabar".

El capit¨¢n Luaces, de Ferrol, contempla las operaciones en la barricada de salvamento. "Yo estoy aqu¨ª bajo la autoridad civil", explica. Los hombres y mujeres a sus ¨®rdenes est¨¢n en la playa, recogiendo chapapote. Conforman una secci¨®n que se ha dividido en tres bater¨ªas de 30 unidades. "Vamos a quedarnos aqu¨ª hasta que nos eche la marea", asegura. Cada bater¨ªa trabaja en una zona de la playa. Pegados al n¨²cleo de poblaci¨®n de Corrubedo, en el extremo norte de la playa, trabajan mir¨ªadas de voluntarios.

Unos recogen bolitas de engrudo con las manos. Otros levantan el fuel con palas. Una balsa de arena contiene ya una tonelada de fuel. El teniente Exp¨®sito se gira confiado hacia la barricada. "El muro es muy parecido al que los palestinos construyeron para impedir el avance de los blindados israel¨ªes, pero apenas resisti¨® cuando la atacaron con chorros de agua a presi¨®n, como hace el mar aqu¨ª. El mar tiene mucha paciencia y todo el tiempo del mundo". Por ahora, nadie canta victoria.