Los vecinos temen quedarse solos con la mancha
La mitad de los voluntarios que acudi¨® a Mux¨ªa durante el Puente de la Constituci¨®n abandona el pueblo
Abel quiere llevarse un recuerdo de Mux¨ªa. Antes de colarse en el autob¨²s de un grupo de voluntarios de Madrid, este estudiante de Cartagena (Murcia) se acerca a un contenedor repleto del fuel recogido durante el fin de semana y llena dos peque?as botellas de vidrio. "Utilizar¨¦ este chapapote para pintar", dice el voluntario justo antes de subir para partir, "hago cuadros con materiales raros, como basura, cristales rotos...".
De las 740 personas que trabajaron en las playas de Mux¨ªa durante el puente de la Constituci¨®n, hoy ya s¨®lo quedan 300, seg¨²n las listas del coordinador de protecci¨®n civil, Ram¨®n P¨¦rez Barrientos. "Los voluntarios han trabajado duro durante todo el fin de semana", asegura el m¨¢ximo responsable del dispositivo de limpieza. "En estos tres d¨ªas se han sacado muchas toneladas de fuel", a?ade sin dejar de alabar la enorme muestra de solidaridad gestada por estas personas procedentes de toda Espa?a y de otros pa¨ªses.
El goteo de cooperantes que se marchan hace m¨¢s visible la precariedad de medios y de material
La despedida de los voluntarios comenz¨® en la noche del s¨¢bado, ya que muchos tuvieron que retornar en la ma?ana de ayer. Despu¨¦s de cenar en la lonja, los vecinos sorprendieron a los cooperantes con una enorme queimada. Entre la multitud aparecieron varios paisanos que tocaron la gaita, el acorde¨®n y el tamboril. Entre gritos de "?Toda Espa?a est¨¢ con Mux¨ªa!" todos se pusieron a bailar al son de las canciones tradicionales gallegas que improvisaron. La fiesta dur¨® hasta bien entrada la madrugada.
Hacia el mediod¨ªa de ayer partieron de vuelta los primeros autobuses. Los primeros en marchar fueron los de Castell¨®n, despu¨¦s los de Le¨®n, a los que siguieron las tres expediciones de Madrid. Las nuevas amistades forjadas en la lucha contra el chapapote prolongaron las despedidas m¨¢s de lo previsto. "He conocido gente de todas partes de Espa?a y parte del extranjero", afirma euf¨®rica Lourdes mientras se cambia de ropa junto al coche en el que vino desde Madrid con Iker y Cristina, todos estudiantes. "El buen rollo que ha habido es incre¨ªble. Aqu¨ª todo el mundo te ayuda, los compa?eros, la gente del pueblo... Todos cooperan con todos".
De los elogios a los compa?eros de causa, los j¨®venes pasan r¨¢pidamente a las cr¨ªticas a la gesti¨®n de la tragedia. "Alguien tendr¨ªa que coger varios contenedores de estos para llevarlos a Madrid y vaciarlos directamente en La Moncloa" prosigue Cristina, que no oculta su indignaci¨®n. "A lo mejor as¨ª el Gobierno y su presidente se preocupan un poco m¨¢s de lo que est¨¢ pasando aqu¨ª y hacen algo", apunta la joven cooperante.
"Ahora lo importante es que todo esto no se olvide", a?ade Izaskun, estudiante de periodismo de Madrid, que junto con otros dos compa?eros se uni¨® a una expedici¨®n de voluntarios de la facultad de Biolog¨ªa de la Universidad Complutense. Izaskun explica los sentimientos contradictorios con los que se va de Mux¨ªa: "Estoy satisfecha porque hemos trabajado mucho, pero a la vez indignada. Este es un desastre tremendo contra el que a partir de ahora tendr¨¢n que luchar solos todos los vecinos del pueblo", afirma.
El goteo de cooperantes que se marchan hace m¨¢s visible la precariedad de medios y la falta de personal con la que entre semana se lucha contra la marea negra. A mediod¨ªa de ayer, s¨®lo una veintena de voluntarios de Zaragoza levantaban afanosamente la capa de arena tra¨ªda por la marea que ocultaba el chapapote de la playa de Nemi?a.
Dos vecinos aportaron sus tractores para transportar los cubos de arena pringosa los dos kil¨®metros que separan la boca de la r¨ªa de Lires (donde escarbaban los voluntarios) y el ¨²nico acceso asfaltado a la playa, en el que los camiones de Medio Ambiente dejaron los contenedores. "Ma?ana lunes no los tendremos", asegur¨® uno de los vecinos que ayuda en la limpieza de la arena, "estos se?ores los necesitar¨¢n para su trabajo en el campo".
La misma soledad se respiraba en la playa de Lourido, de unos 500 metros de largo. S¨®lo ocho mariscadores de Corrubedo contratados por la compa?¨ªa Tragsa -la empresa semip¨²blica que trabaja junto a los voluntarios- sacaban algas impregnadas de fuel con un rastrillo del riachuelo que all¨ª desemboca.
En O Co¨ªdo y Pedri?a, las zonas m¨¢s cercanas al pueblo, se concentraron muchos de los cooperantes que a¨²n quedaban, pero hacia las 12.30 la mayor¨ªa dej¨® el chapapote para coger el autob¨²s que les condujo de nuevo hasta Le¨®n y Castell¨®n.
Los vecinos no pararon de agradecer y alabar la cooperaci¨®n de los visitantes, que antes de marchar comieron un guiso de ternera con cachelos, preparado como siempre por las mujeres del pueblo y regado con vino tinto.
Los j¨®venes aprovecharon el momento para despedirse. "No te imaginas lo triste que estoy por tener que marcharme de aqu¨ª", dijo una chica a una de las mujeres que le sirven la comida. "Intentaremos volver por Navidades", asegur¨® otro voluntario.
"Todo el mundo se est¨¢ metiendo ¨²ltimamente con los j¨®venes: que si pasan de todo, que si beben mucho...", se indigna F¨¦lix Porto, concejal del PSOE en el concello, que ha pasado todo el fin de semana levantando petr¨®leo de la zona de Pedri?a.
Porto se?ala a los dem¨¢s voluntarios y dice: "Si estos son los j¨®venes del botell¨®n, los que no quieren en ninguna parte, por favor, que me los manden a todos aqu¨ª".
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