El A?o Gaud¨ª acaba con pol¨¦mica sobre la restauraci¨®n de sus obras
Un manifiesto de 50 intelectuales critica los trabajos en la cripta G¨¹ell
Tanta unanimidad ya resultaba sospechosa. Pese al ¨¦xito de cr¨ªtica y p¨²blico alcanzado por el A?o Gaud¨ª, resultaba extra?o que no resurgiera durante este a?o alguna de las viejas pol¨¦micas que han acompa?ado hist¨®ricamente la obra de Gaud¨ª. Como siempre, les ha tocado a las restauraciones. Hoy se har¨¢ p¨²blico un manifiesto firmado por 50 intelectuales catalanes, entre los que figuran Ricardo Bofill y Antoni T¨¤pies, contra la restauraci¨®n de la iglesia de la Colonia G¨¹ell. "Es muy f¨¢cil ver los toros desde la barrera, pero antes de emitir un juicio est¨¦tico hay que conocer los problemas pr¨¢cticos de una obra como ¨¦sta", indica Josep Llu¨ªs Gonz¨¢lez, uno de los arquitectos que ha intervenido en el equipo de esta restauraci¨®n.
Todas las restauraciones de obras de Gaud¨ª son pol¨¦micas. "Y siempre lo ser¨¢n", a?ade Josep Llu¨ªs Gonz¨¢lez Moreno-Navarro, que precisamente dirige el 25? Curso sobre Intervenci¨®n en el Patrimonio Arquitect¨®nico que el jueves comienza en el Colegio de Arquitectos de Catalu?a, en Barcelona, y que tiene como tema monogr¨¢fico las restauraciones de Gaud¨ª. Durante tres d¨ªas, todos los que han intervenido en obras de Gaud¨ª explicar¨¢n sus experiencias y debatir¨¢n sobre los distintos procedimientos empleados. "En los pr¨®ximos a?os se van a tener que seguir haciendo cosas porque los edificios se degradan y hay que trabajar en ellos", indica Gonz¨¢lez. "Lo que pretendemos con este curso es analizar la experiencia de estos ¨²ltimos 25 a?os para no volver a repetir los mismos errores. Pero es cierto que estas intervenciones y la manera en que se trabaja en las restauraciones de Gaud¨ª siempre originan unos conflictos y tensiones notables".
?l est¨¢ en el centro de la ¨²ltima pol¨¦mica. En la lista de los firmantes del manifiesto promovido por la Plataforma Disparate en la Colonia G¨¹ell figuran nombres como Antoni T¨¤pies, Ricardo Bofill, Perejaume, Frederic Amat, Joan Fontcuberta, Juan Jos¨¦ Lahuerta, Beth Gal¨ª, Carme Pin¨®s, Benedetta Tagliabue, Rom¨¤ Gubern, Maria del Mar Arn¨²s o Xavier Rubert de Vent¨®s, entre otros muchos. La queja se centra, principalmente, en los acabados de esta restauraci¨®n que consideran "presuntuosa" y "prepotente", al haber utilizado materiales y soluciones "ajenas al esp¨ªritu gaudiniano". El mayor disparate, afirman, es haber colocado "en el arranque de la rampa un enorme monolito con la fecha de inicio de las obras del templo y la fecha de finalizaci¨®n de la reciente 'restauraci¨®n' seguidas de la palabra AMEN". Los firmantes piden "la restituci¨®n de la cripta a su estado anterior y el derribo de estos a?adidos que a¨ªslan, congelan, descargan de fuerza y banalizan el sentido original de la obra de Gaud¨ª".
La iglesia de la Colonia G¨¹ell en Santa Maria de Cervell¨®, a pocos kil¨®metros de Barcelona, est¨¢ considerada una obra maestra de Gaud¨ª. Ha sido restaurada por un equipo dirigido por Antonio Gonz¨¢lez Moreno-Navarro, responsable del servicio de patrimonio arquitect¨®nico de la Diputaci¨®n de Barcelona. La iglesia, popularmente conocida como la cripta G¨¹ell, qued¨® inconclusa cuando, en 1914, la familia G¨¹ell, impulsora de la colonia textil que lleva su nombre, decide paralizar el proyecto por razones que se desconocen. En 1969 se realizaron varias intervenciones en las rampas y remates y se hizo el empedrado de todo el entorno a cargo del capell¨¢n de la iglesia, asesorado por el arquitecto Joan Bassegoda. En 1989 se inici¨® la actual campa?a de restauraci¨®n con una primera fase amplia de estudio de la obra. En 1999 comenzaron las obras de restauraci¨®n propiamente dicha que no finalizar¨¢n hasta dentro de dos o tres a?os. "El edificio qued¨® mal acabado", indica Josep Llu¨ªs Gonz¨¢lez. "Entraba agua y en el porche, que es una maravilla de la arquitectura, hab¨ªa filtraciones por todas partes, por lo que corr¨ªa serio peligro. Hab¨ªa que hacer una intervenci¨®n para acabar el edificio, pero sin imitar a Gaud¨ª. Es rid¨ªculo intentar imitarlo, pero cuando faltan elementos los tienes que colocar para asegurar la conservaci¨®n de la obra".
Aqu¨ª comienza, afirma, la cuesti¨®n m¨¢s dif¨ªcil. "Puedes hacer una cosa muy discretita, que era algo que estuvimos barajando, pero al final llegamos a la conclusi¨®n de que en un edificio de Gaud¨ª no pod¨ªamos poner un pavimento de azotea. Hab¨ªa que darle una cierta dignidad. Por eso colocamos una piedra natural que no imita a Gaud¨ª, pero tampoco entra en contradicci¨®n con ¨¦l, y todo el remate del muro, que hab¨ªa que tapar porque si no el agua entrar¨ªa, se ha cubierto de basalto. Se ha buscado que se vea muy claro que es un basalto que no coloc¨® Gaud¨ª. Lo fundamental era proteger, pero dejando claro lo que se a?ade. Eso a alguien puede no gustarle, por supuesto, y decir que le gustaba m¨¢s antes. Pero no hay que olvidar que una cosa es tener la responsabilidad de que aquello funcione y otra opinar desde fuera". Su hermano, Antonio Gonz¨¢lez Moreno-Navarro, no quiso ayer hacer declaraciones aunque se mostr¨® dispuesto a explicar la intervenci¨®n in situ a los firmantes.
Intervenciones discutidas
La pol¨¦mica persigue las restauraciones de Gaud¨ª. Las m¨¢s sonadas en los ¨²ltimos a?os han sido las del Park G¨¹ell (se critic¨® mucho el tipo de cer¨¢mica utilizado en el trencad¨ªs del banco perimetral de la plaza), La Pedrera (sigue levantando ampollas que se construyera un auditorio en el s¨®tano) y la azotea del Palau G¨¹ell (cuya intervenci¨®n en las chimeneas fue contestada). La obra m¨¢s pol¨¦mica sigue siendo la continuaci¨®n de la Sagrada Familia, que lleg¨® a convocar una manifestaci¨®n ciudadana y que curiosamente este a?o no se ha reavivado.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.