Aznar en su parrilla
La primera comparecencia del presidente del Gobierno para hablar monogr¨¢ficamente del naufragio del Prestige -veinticinco d¨ªas despu¨¦s del comienzo de la cat¨¢strofe- no tuvo como marco el Congreso ni como interpelantes a los diputados de la oposici¨®n: el escenario escogido fu¨¦ la parrilla de RTVE y el interlocutor, un complaciente locutor de plantilla. Aznar rechaz¨® con energ¨ªa que fuese el autor del hundimiento del petrolero, una acusaci¨®n procedente s¨®lo de su culpabilizada y calenturienta fantas¨ªa: la gente sabe, por supuesto, que el presidente del Gobierno no es un s¨¢dico perverso dedicado a polucionar mares y costas para dar rienda a sus malos instintos. Aznar admiti¨® con la boca chica "la posibilidad" de que su Gabinete hubiese llegado tarde, cicateado medios o cometido errores en decisiones menores; el tono autocomplaciente de la entrevista compens¨®, sin embargo, esa autocr¨ªtica minimalista de dulces objeciones a la acci¨®n gubernamental.
Aznar acudi¨® a RTVE como un Rey Mago cargado de promesas y regalos. Pero las anunciadas ayudas a los afectados por la marea negra no son los graciables ¨®bolos del partido en el poder sino las obligadas indemnizaciones del Estado -con cargo a los presupuestos y los fondos europeos- a las v¨ªctimas de una cat¨¢strofe agravada por la descoordinaci¨®n, la lentitud, la escasez de medios, las decisiones err¨®neas, las imprevisiones y la desinformaci¨®n con que el Gobierno y la Xunta -dos instituciones presididas por el PP- afrontaron la crisis. Seg¨²n Aznar, el alejamiento del Prestige de las costas era la menos mala de las soluciones posibles; sin embargo, la insuficiente vigilancia de las autoridades espa?olas sobre el zozobrante petrolero, que rectific¨® su rumbo inicial para navegar hacia el sur y que termin¨® hundi¨¦ndose dentro de la Zona Econ¨®mica Exclusiva de las 200 millas, no puede ampararse bajo el paraguas de una coartada de verificaci¨®n imposible.
Una obsequiosa pregunta del locutor de plantilla permiti¨® al presidente del Gobierno recordar una vez m¨¢s - como una reedici¨®n del Remember The Maine- la cat¨¢strofe en 1992 del Mar Egeo y reprochar al PSOE su da?ino e irresponsable ventajismo. La imputaci¨®n lanzada por el PP contra los dirigentes socialistas, acusados de cometer un delito de lesa patria por cumplir con su deber constitucional de controlar al Ejecutivo, significa la transformaci¨®n cainita de los adversarios electorales en enemigos pol¨ªticos. Animado por ese prop¨®sito guerracivilista, Aznar hace suya la receta aplicada tradicionalmente por la m¨¢quina de exclusi¨®n ultraconservadora, responsable de los largos exilios empobrecedores de la sociedad espa?ola durante los siglos XIX y XX; el estrechamiento de las fronteras del concepto o de la emoci¨®n patri¨®ticos, a fin de hacer coincidir su superficie con los propios intereses econ¨®micos o pol¨ªticos, se propone monopolizar en su beneficio los sentimientos comunitarios, las interpretaciones historiogr¨¢ficas del pasado y la lectura de los futuros posibles.
El grosero desplante dado el pasado viernes por Aznar en el Congreso al secretario general del PSOE ilustra esa visi¨®n patrimonializadora del Estado negadora de los valores constitucionales que hicieron posible la transici¨®n. Dos d¨ªas antes de la frustrada cita, el presidente del Gobierno, que no se hab¨ªa dignado hablar con el l¨ªder de la oposici¨®n desde hace m¨¢s de un a?o, contest¨® malhumoradamente una carta de Zapatero que le invitaba a encabezar la movilizaci¨®n nacional contra la cat¨¢strofe del Prestige y le ofrec¨ªa la colaboraci¨®n de los socialistas -sin renunciar a la voz cr¨ªtica- para llevar a cabo esa tarea. Aunque el tono fuese agrio, reticente, esquinado e hiriente, la r¨¦plica presidencial al menos ofrec¨ªa al secretario general del PSOE "la oportunidad de intercambiar opiniones" sobre la desastrosa situaci¨®n creada por la marea negra aprovechando la conmemoraci¨®n en la C¨¢mara baja del 24? aniversario del refer¨¦ndum constitucional. Pero Aznar se arrepinti¨® de inmediato de su desacostumbrado gesto de cortes¨ªa y se refugi¨® de nuevo en la caricaturesca hosquedad y recelosa antipat¨ªa de sus soledades monclovitas: el l¨ªder socialista aguard¨® en vano durante dos horas a que el presidente del Gobierno hiciese honor a su palabra. Si Fraga cre¨ªa que la calle era suya, su heredero Aznar parece considerarse propietario no s¨®lo del Estado sino tambi¨¦n de la patria.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Opini¨®n
- Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar
- VII Legislatura Espa?a
- Declaraciones prensa
- Comunidades aut¨®nomas
- PP
- Gobierno de Espa?a
- Mareas negras
- Contaminaci¨®n mar¨ªtima
- Legislaturas pol¨ªticas
- Administraci¨®n auton¨®mica
- Galicia
- Contaminaci¨®n
- Gente
- Gobierno
- Espa?a
- Problemas ambientales
- Administraci¨®n Estado
- Partidos pol¨ªticos
- Administraci¨®n p¨²blica
- Pol¨ªtica
- Sociedad
- Medio ambiente