Chaves tiene la culpa
"Fue Chaves quien entreg¨® la Caja Provincial de C¨®rdoba a Cajasur, para evitar que cayera en manos de los guerristas". Si esta frase fuera de mi propia cosecha, comprender¨ªa que quien tenga la paciencia de leerme diga: "?ya est¨¢ otra vez ¨¦ste meti¨¦ndose con Chaves!" Pero resulta que no lo he dicho yo. Lo ha dicho el que entonces presid¨ªa la Diputaci¨®n de C¨®rdoba, de quien depend¨ªa la Caja Provincial de C¨®rdoba. Recomiendo la lectura del art¨ªculo "La tozudez de los hechos", escrito por Rafael Vallejo el domingo en El Mundo. Luego, si fue Chaves quien hizo perder a la Diputaci¨®n de C¨®rdoba su condici¨®n de entidad fundadora en la Caja que surgi¨® de la absorci¨®n de la Provincial por Cajasur, ?a qu¨¦ viene ahora toda esta movida? Entonces le conven¨ªa entregar la Caja a la Iglesia, y lo hizo sin escr¨²pulos, motivado por las luchas pol¨ªticas internas en el PSOE-A. Santa Rita, Santa Rita...
Claro que Chaves no se manch¨® las manos en una operaci¨®n sucia como fue la defenestraci¨®n del supuesto poder econ¨®mico de los guerristas en la Caja Provincial de C¨®rdoba. Cuenta el ex socialista Rafael Vallejo que lo hizo por intermediario, al m¨¢s puro estilo mafioso. Y que su mamporrera fue Magdalena ?lvarez (hombre, otra vez la ¨ªnclita Magdalena ?lvarez); bueno, el t¨¦rmino que utiliza Vallejo no es el de "mamporrera", sino el de "ejecutora principal"; el de mamporrera lo utilizo yo, porque lo creo el m¨¢s apropiado para definir a quien utiliza el instrumento de otro para que este otro consiga su fin.
(Si se me permite el inciso, elucubrar¨¦ acerca de si dicho mamporreo -tan efectivo como, imagino, doloroso para los guerristas- lo realiz¨® Magdalena entre el viaje gratis total al Caribe y el que realiz¨® al Lejano Oriente, al Jap¨®n..., o si fue antes o despu¨¦s de viajar a Rusia, a Londres o a Nueva York, a costa del dinero de todos los contribuyentes. No cabe duda de que semejante dechado de respeto por los bienes y las haciendas ajenas debi¨® planear mejor sus fechor¨ªas gracias a la especial inspiraci¨®n que uno debe sentir en los asientos gran lujo de un avi¨®n, sobre todo si el billete no lo paga de su propio bolsillo.)
Como consecuencia de ello, la ¨²nica entidad fundadora que qued¨® fue Cajasur. As¨ª lo quiso Chaves, y as¨ª es hoy, se pongan como se pongan. Por eso, que ahora pretendan que la voz decisiva sea la de la Diputaci¨®n de C¨®rdoba resulta un ejercicio de demagogia que, si no estuvi¨¦ramos ya acostumbrados, provocar¨ªa n¨¢useas pol¨ªticas.
Y no nos enga?emos, el problema es que Cajasur (con el poder que le dieron en su d¨ªa Chaves y Magdalena) se ha mostrado rebelde a la Junta de Andaluc¨ªa. No se quiere someter a su voluntad. Se resiste a ser un instrumento m¨¢s en manos de Chaves. (Por cierto, ?instrumento para qu¨¦? Porque llevamos m¨¢s de un a?o hablando de Cajas, y todav¨ªa no sabemos qu¨¦ busca el PSOE-A con la pretensi¨®n de la Caja ?nica, salvo, claro, acaparar cuotas de poder -?y de cuentas corrientes?- de cara a las pr¨®ximas citas electorales.)
Lo que ocurre es que los andaluces vemos cada vez menos claros los contornos de un contencioso que enfrenta al PSOE-A y al PP-A, a Castillejo y a Magdalena Alvarez. Lo ¨²nico que sabemos es que la batalla se est¨¢ volviendo cada vez m¨¢s cruenta, y que son cada vez m¨¢s escasas las posibilidades de que haya supervivientes.
Uno de los ¨²ltimos ataques ha sido la aprobaci¨®n de un Decreto por la Junta de Andaluc¨ªa que pretende "resucitar" el car¨¢cter de entidad fundadora de la Caja Provincial de C¨®rdoba, que la propia Junta de Andaluc¨ªa enterr¨® hace casi una d¨¦cada.
No s¨¦, pero yo, que soy Licenciado en Derecho, abogado en ejercicio, y que aspiro a ser un buen abogado cuando sea mayor, tengo la impresi¨®n de que dicho Decreto es, por un lado, inconstitucional, porque contraviene el art¨ªculo 9.3 de la Constituci¨®n (que proh¨ªbe la retroactividad de las disposiciones restrictivas de derechos, y este Decreto claramente lo es), y por otra parte, podr¨ªa estar hasta rozando los l¨ªmites del art¨ªculo 404 del C¨®digo Penal para la prevaricaci¨®n, como acci¨®n de la autoridad que, a sabiendas de su injusticia, dicta una resoluci¨®n arbitraria (y este Decreto claramente lo es) en un asunto administrativo.
Pero hay en el art¨ªculo de Rafael Vallejo claras insinuaciones que convendr¨ªa aclarar. Si llamativa resulta la acusaci¨®n de que la culpa de todo la tienen Chaves y Magdalena Alvarez, no menos llamativa es la insinuaci¨®n de que la Caja Provincial no se entreg¨® a Cajasur gratis; que hubo "contraprestaciones". Dice Vallejo: "me consta que hubo operaciones pol¨ªticas y financieras de por medio que lo pueden explicar (por qu¨¦ Chaves entreg¨® la Caja Provincial a Cajasur), pero son ellos los que deben aclararlo". Fuertes acusaciones que nos traen a la memoria lo peor de la llamada "¨¦poca dorada socialista", que en realidad fue la etapa m¨¢s negra de Andaluc¨ªa (caso Ollero, caso Guerra, Filesa...) Y alguien deber¨¢ explicarnos esas "operaciones financieras" que huelen a mangoleta, a trinque y a corrupci¨®n.
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