Cuando los elefantes se pelean
La Rep¨²blica Dominicana cuenta con unos 30.000 productores de leche. La mayor¨ªa de ellos son due?os de peque?as explotaciones ganaderas y sufren una pobreza extrema. Pese a que los niveles de consumo nacional se han doblado a lo largo de los ¨²ltimos diez a?os, la demanda creciente ha sido absorbida por la competencia barata de leche en polvo, proveniente en su mayor¨ªa de la Uni¨®n Europea. Las importaciones de leche se han triplicado a lo largo de los ¨²ltimos diez a?os, expulsando del mercado a 10.000 peque?os productores dominicanos, que han sido incapaces de soportar la competencia de los precios europeos. La mayor parte de estos productores se han visto abocados a emigrar a Santo Domingo, Estados Unidos o Europa, y quienes se han quedado se ven obligados a producir en condiciones tan inciertas como las que ofrece el cacao, cuyo precio se ha desplomado en los ¨²ltimos cinco a?os.
Muchos se preguntar¨¢n c¨®mo es posible que un ganadero dan¨¦s, con costes de explotaci¨®n mucho m¨¢s altos que los productores dominicanos, sea capaz de ofrecer precios m¨¢s baratos. La raz¨®n principal hay que buscarla en las ayudas que la UE concede a la exportaci¨®n de ciertos productos. En el caso de la leche en polvo, Interm¨®n Oxfam estima que la UE vende en el exterior por un precio que es la mitad de su coste real de producci¨®n. En t¨¦rminos econ¨®micos, eso se llama dumping, pero mucha gente en la calle se limitar¨ªa a calificarlo de simple injusticia.
En conjunto, los contribuyentes y consumidores europeos pagan 16.000 millones de euros anuales para sostener el sector l¨¢cteo europeo, lo que supone conceder a cada una de sus vacas una renta per capita de 2 d¨®lares diarios; justo el doble de lo que ingresan 1.200 millones de seres humanos cada d¨ªa. La mayor parte de estos fondos cae en manos de grandes compa?¨ªas procesadoras y exportadoras, como la sueco-danesa Arla o la francesa Lactalis, que ven crecer sus ingresos en un sector cuya concentraci¨®n es imparable. Regiones europeas como el norte de Espa?a ven disminuir su n¨²mero de productores cada d¨ªa, en un goteo permanente que ha reducido a la mitad la cifra total en la UE durante la ¨²ltima d¨¦cada.
Resulta reconfortante escuchar a los l¨ªderes europeos en su encendida defensa de la Pol¨ªtica Agraria Com¨²n (PAC). Describen un paisaje id¨ªlico, en el que la UE garantiza la pureza de sus parajes y tradiciones frente a la amenaza del desalmado capitalismo agrario de EE UU y sus aliados. Sin embargo, la PAC real tiene muy poco que ver con esta imagen: pese a los intentos de reforma, se ha convertido en un sistema err¨¢tico que persigue una cosa y la contraria. Dice defender el medio rural y a sus habitantes, mientras promueve un modelo de producci¨®n intensiva orientado a copar los mercados internos y externos. Un modelo que concentra las ayudas de forma mayoritaria en los grandes agricultores y que genera inquietud entre los consumidores con esc¨¢ndalos alimentarios peri¨®dicos. Un modelo, en fin, que niega a los productores del Tercer Mundo su leg¨ªtimo derecho a producir y competir en un mercado en el que son altamente eficientes.
Hoy es m¨¢s necesaria que nunca una Pol¨ªtica Agraria Com¨²n fuerte y bien financiada, pero la PAC que queremos tiene poco que ver que con la actual. Es urgente una reforma en profundidad del actual modelo, y el primer paso es acabar con el dumping en las exportaciones agrarias. En la pr¨¢ctica, renunciar a este objetivo supone dar un giro radical a la orientaci¨®n actual. Supone centrar los recursos en el desarrollo rural y la protecci¨®n del medio ambiente, garantizando una vida digna para la agricultura familiar europea a trav¨¦s de precios y ayudas que reflejen el verdadero coste de producci¨®n y remuneren su incalculable aportaci¨®n a la sociedad.
Queramos o no, la PAC tendr¨¢ que cambiar. El proceso de ampliaci¨®n, las negociaciones de la Organizaci¨®n Mundial de Comercio y la crisis de legitimidad interna est¨¢n forzando un modelo que ya no se sostiene. Varios gobiernos europeos -liderados por Francia, y entre los que se encuentra el espa?ol- se han negado a aprovechar la oportunidad que ofrece el proceso de Revisi¨®n a Medio Plazo de la Agenda 2000 de la Uni¨®n Europea. Una vez m¨¢s, las pol¨ªticas miopes y los intereses de un grupo de privilegiados jugar¨¢n en contra del inter¨¦s com¨²n. S¨®lo una alianza social amplia, como la que ya se est¨¢ construyendo en pa¨ªses como Francia, Alemania y Espa?a, ser¨¢ capaz de movilizar a la opini¨®n p¨²blica a favor de una reforma de la PAC.
La Uni¨®n Europea se ha enzarzado con EE UU en un teatro de hip¨®critas, en el que ambos incrementan y disfrazan sus ayudas para adaptarlas a unas normas comerciales que ellos mismos han dise?ado. Para sostener su inaceptable posici¨®n, ambos argumentan la posici¨®n del otro, como en una pelea de elefantes descontrolados. Desgraciadamente, los africanos saben bien que "cuando los elefantes se pelean, quien sufre es la hierba".
Ignasi Carreras es director general de Interm¨®n Oxfam.
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