La ciencia no es la ¨²nica forma de conocimiento verdadero
Pedro Luis Etxenike, en el despacho de su magn¨ªfica y envidiable fundaci¨®n. Luego de la entrevista llevar¨¢ al visitante por todos sus recovecos mostr¨¢ndole aulas, despachos, laboratorios, estudiantes, profesores e, incluso, alg¨²n socialista.
Pregunta. En el texto de una conferencia reciente hab¨ªa una frase que me llam¨® la atenci¨®n, porque rompe la tradicional correcci¨®n pol¨ªtica con que los cient¨ªficos se encaran con el arte. Dec¨ªa usted que "la ciencia es la obra de arte m¨¢s importante de la humanidad".
Respuesta. Lo digo en todas las charlas que doy. La ciencia tiene una idea que el arte no tiene, que es la idea de progreso. "Si he podido ver tan lejos, es porque he podido apoyarme en las espaldas de los gigantes que me han precedido", dice el mismo Newton. Algo parecido dice Andr¨¦ Gide en sus diarios: "Todas las olas del mar deben la belleza de su perfil a las que las precedieron y se retiraron". Esto es la ciencia. Hoy, un memo comprende y abarca mucho m¨¢s que Newton: gracias a Newton y al hecho de que la ciencia es una obra colectiva, que se ha ido depurando hasta alcanzar la belleza, cualquiera que entienda, nada especial..., las ecuaciones de Maxwell, sabe lo que es la belleza...
"Muchos cient¨ªficos rusos tuvieron libertad para hacer una gran ciencia; en una dictadura se puede hacer una gran ciencia, aunque es mejor en libertad"
"El nivel de autogobierno que se describi¨® al pueblo vasco con el Estatuto no es el mismo que el que se aplic¨® despu¨¦s del golpe del 23 de febrero"
"La ciencia no podr¨¢ probar nunca la existencia de Dios. La belleza de un atardecer nunca se podr¨¢ describir en t¨¦rminos exclusivos de longitud de onda"
"Me da la impresi¨®n de que las letras no est¨¢n afrontando los problemas ¨¦ticos con el grado de altura con que las ciencias est¨¢n afrontando los suyos"
"Los que han proclamado altos valores de la moral humana, como Gandhi o Cristo, han hecho una contribuci¨®n m¨¢s importante que la de los cient¨ªficos"
P. Un momento... ?Por qu¨¦ son bellas?
R. Porque encierran todo un mundo de ideas y conceptos en una concreci¨®n donde se ven las simetr¨ªas, las consecuencias, los or¨ªgenes, las limitaciones, todo eso escrito en una ecuaci¨®n. Es la belleza de la concreci¨®n en una f¨®rmula de una serie de relaciones y hechos. Puedo ponerle el ejemplo de algo incluso m¨¢s sencillo: la forma concreta de hacer una integral. La hace el computador a lo bruto, o la hace alguien utilizando los m¨¦todos de siempre... Y de repente a otro hombre se le ocurre un camino distinto. Para m¨ª, eso es la belleza. Yo no s¨¦ definirlo, pero es bello. El problema es que nadie que no haya pasado por muchas horas de matem¨¢ticas puede apreciar la belleza de las ecuaciones de Maxwell. Para apreciar esa belleza es preciso estar en posesi¨®n de un lenguaje.
P. ?Usted cree en el progreso?
R. S¨ª.
P. ?Tambi¨¦n moral?
R. Es dif¨ªcil decirlo cuando tenemos detr¨¢s un siglo como el veinte, que ha supuesto el triunfo de la tecnolog¨ªa, pero no el triunfo de la solidaridad, que va asociada a lo moral. La frase que dijo Einstein para caracterizar nuestro siglo, "perfecci¨®n en los medios, confusi¨®n en los fines", sigue siendo v¨¢lida. Dicho esto, a finales de ese siglo terrible, creo que tambi¨¦n se ha producido un cierto progreso moral. Aunque no sea equivalente al cient¨ªfico. Y en este sentido me da la impresi¨®n que las letras, por simplificar, no est¨¢n afrontando los problemas ¨¦ticos con el grado de altura con que las ciencias est¨¢n afrontando los suyos. Es s¨®lo mi intuici¨®n, porque no tengo pruebas. Estoy otra vez con Einstein cuando dice que los que han proclamado determinados altos valores de la moral humana, sean Gandhi o Jesucristo, han hecho una contribuci¨®n m¨¢s importante que la de los cient¨ªficos. Y, mire, para poner un ejemplo: creo que est¨¢ d¨¦bil diseminaci¨®n de valores est¨¢ en la ra¨ªz del desinter¨¦s de muchos j¨®venes por la ciencia.
P. No para dedicarse a las letras, desde luego.
R. ?Qu¨¦ va! Para dedicarse a esta econom¨ªa de casino en la que vivimos. Los datos, especialmente en Estados Unidos, son realmente alarmantes.
P. ?C¨®mo se aprende?
R. ?Ciencia?
P. Ciencia, cualquier cosa.
R. S¨®lo se aprende al lado de los que lo hacen bien. En ciencia hay que ir a los sitios. Por encima de todo, es creatividad. No se puede ense?ar, contrariamente a lo que piensa la ministra Del Castillo, como m¨¦todo o como receta...
P. ?smosis.
R. ... aprendiendo tambi¨¦n las formas del comportamiento. ?smosis, buena palabra. Hay que usarla tambi¨¦n para los beneficios de la investigaci¨®n b¨¢sica, porque afecta como por ¨®smosis a toda la sociedad, creando un clima de calidad y de exigencia y hasta de ¨¦tica en el tratamiento de los problemas. ?smosis, en efecto. Los modos t¨¢citos de pensar, los linajes... en fin, de todo esto surgen los grupos buenos. Por eso yo he creado esta fundaci¨®n: para que los j¨®venes aprendan ciencia con maestros que vienen de fuera
P. No hay maestros virtuales.
R. No, Internet no sirve para esto. Las estupideces hay que decirlas a la cara. Cuando a uno se le ocurre una idea loca no se atreve a decirla por Internet.
P. Las estupideces creativas, claro.
R. Claro, claro. Porque de las otras Internet va llena. Yo distingo cuatro procesos en la formaci¨®n de un investigador. El primero es aprender dirigido, la carrera; luego investigar dirigido, la tesis: uno investiga en un gran tema, pero a veces el director le dice, ojo, por aqu¨ª no, por aqu¨ª s¨ª. A mis alumnos les digo que crean en sus ideas, porque la marca del genio es creer que lo que es verdad para ti es tambi¨¦n verdad para todos. El problema es que ¨¦sa es tambi¨¦n la marca del est¨²pido. Por eso la creatividad no es s¨®lo conocimiento: tambi¨¦n es voluntad, car¨¢cter, riesgo. La tercera fase es investigar. En solitario. Y hay que hacerlo en sitios distintos a los que hiciste el doctorado. Porque corres el riesgo de enamorarte de tus ideas. Hay que creer en ellas, pero sin idolatr¨ªas. Hay que marcharse, ventilarse. La cuarta, en fin, es dirigir una investigaci¨®n.
P. ?En qu¨¦ ha hecho usted progresar el mundo?
R. En nada.
P. Enti¨¦ndame. El eslab¨®n.
R. El eslaboncillo. Sumariamente: yo he dado la f¨®rmula para describir c¨®mo un electr¨®n pierde energ¨ªa al moverse en paralelo a una superficie.
P. ?Para qu¨¦ sirve?
R. Eso es reductivismo.
P. S¨ª, pero probemos.
R. Est¨¢ bien... Pongamos otro ejemplo; yo he trabajado mucho en p¨¦rdidas de energ¨ªa en la interacci¨®n de los iones con la materia: si nosotros entendemos c¨®mo un prot¨®n pierde energ¨ªa al moverse en un medio acuoso, podemos dise?ar un acelerador que libere la energ¨ªa correcta en el sitio correcto al tratar un tumor en el ojo. Pero lo que hay que entender es que no s¨®lo las f¨®rmulas en las que yo trabajo, sino much¨ªsimo m¨¢s conocimiento, converge en que eso se pueda hacer. Es la convergencia de las ideas lo que acaba aplic¨¢ndose. Por eso es tan importante la investigaci¨®n b¨¢sica. Y el producto final no lo hace s¨®lo la idea, o la convergencia de las ideas, sino el azar, la voluntad, la pol¨ªtica.
P. Usted ha escrito que la ciencia necesita libertad.
R. Ante todo.
P. ?Hay libertad en el Pa¨ªs Vasco?
R. Yo creo que s¨ª. Es verdad que desde el momento en que a uno le pueden matar por sus ideas, la libertad no es total, claro... Aunque cuando yo me refiero a la libertad me refiero sobre todo a la libertad de seguir las ideas que uno quiere en temas cient¨ªficos sin condicionantes de burocracia, ni de agencias, etc¨¦tera. En ese sentido puede haber libertad cient¨ªfica parcial incluso en un pa¨ªs comunista. Muchos cient¨ªficos rusos tuvieron libertad para hacer una gran ciencia y en una dictadura se puede hacer una gran ciencia. Aunque es verdad que cuanta m¨¢s libertad mejor florecer¨¢n las ideas.
P. Usted es un cient¨ªfico...
R. S¨ª, creo que s¨ª.
P. Y es nacionalista.
R. Soy nacionalista... bueno, depende c¨®mo se defina el nacionalismo.
P. Usted est¨¢ formado en el m¨¦todo cient¨ªfico, en la interrelaci¨®n entre teor¨ªa y empirismo
R. S¨ª, claro.
P. Y asume la creencia nacionalista.
R. La creencia, ?qu¨¦ creencia? D¨ªgame alguna.
P. Por ejemplo, la identidad inmutable, no sujeta a la evoluci¨®n hist¨®rica, de un colectivo...
R. Vamos a ver... La ciencia no es la ¨²nica forma de conocimiento verdadero. La belleza de un atardecer nunca podr¨¢ ser descrita en t¨¦rminos exclusivos de longitudes de onda en la relaci¨®n electromagn¨¦tica. El reduccionismo f¨ªsico extremo, el pensar que todo es f¨ªsica y qu¨ªmica conduce a una postura que la propia ciencia del siglo XX ha rechazado. Yo no soy s¨®lo nacionalista. Todos tenemos anclajes de identidad que no tienen por qu¨¦ ser incompatibles entre s¨ª. Con los f¨ªsicos de Berkeley yo tengo mucho m¨¢s en com¨²n que con los pastores de mi pueblo. ?Pero en unas cosas! Porque, por otro lado, me emociono igual oyendo a un bertsolari, y nunca podr¨¦ compartir eso con mis colegas. Hay una componente sentimental, de aprecio a mi lengua, a mi cultura. Y luego hay una componente racional. Yo estoy de acuerdo cuando Ibarretxe dice: "A m¨¢s autogobierno, m¨¢s bienestar". Los hechos lo demuestran. Y comparto con la tradici¨®n del lehendakari Aguirre que las solidaridades han de ser libres y no se pueden imponer formas de organizaci¨®n pol¨ªtica contrarias a la voluntad democr¨¢tica de los vascos. Respetar los niveles de autogobierno me parece, en este sentido, una exigencia democr¨¢tica. El nivel de autogobierno que se describi¨® al pueblo vasco al pedirle su aprobaci¨®n del Estatuto no es el mismo que se aplic¨® despu¨¦s del golpe del 23 febrero. Ahora bien: el autogobierno debe hacer un esfuerzo supremo para coordinarse con la cohesi¨®n social. Cohesi¨®n social quiere decir respeto a otros grupos que no piensan lo mismo sobre esto, pero que son tan vascos como yo. En fin, lo que quiero decirle es que si el nacionalismo fuera ego¨ªsmo, intransigencia, singularidad infantil, no habr¨ªa nacionalistas...
P. Me temo que una cosa no se sigue de la otra...
R. Vamos a ver, yo entiendo que haya gente que piense en esos t¨¦rminos. Pero convendr¨¢ conmigo en que muchas veces, en los ataques al nacionalismo, no hay un intento de apropiarse de los hechos, sino de describirlos como a uno le gustar¨ªa que fuesen para as¨ª facilitar el ataque.
P. Querr¨ªa volver a la presunta contradicci¨®n entre racionalidad y creencias. Si le parece, dejamos de hablar de nacionalismo y hablamos de religi¨®n.
R. Tampoco hay contradicci¨®n.
P. ?Usted cree en Dios?
R. Yo, yo...
P. Volvamos: hay quien opina que el nacionalismo es una construcci¨®n de apariencia racional asentada sobre perfiles sobrenaturales...
R. Mi nacionalismo parte de una exigencia democr¨¢tica. Que las asociaciones no sean impuestas, vamos. Que sean fruto del pacto. Eso es lo que es el nacionalismo, hoy... ?O no? Pero volvamos a Dios, si quiere.
P. Usted no quer¨ªa.
R. Al de los otros. Mire: yo he conocido cient¨ªficos eminentes que creen y otros que no creen. Y eso est¨¢ vinculado con lo que habl¨¢bamos antes: la ciencia no es la ¨²nica forma de conocimiento verdadero. Uno puede aprehender la realidad por una intuici¨®n, por un poema. Ese conocimiento no es cient¨ªfico. Es probable que los m¨ªsticos tengan formas de conocimiento propias, aunque sean alucinaciones... No lo s¨¦. Pero no todo conocimiento es conocimiento cient¨ªfico. La ciencia es lo m¨¢s valioso que tenemos, pero, aun as¨ª, comparada con la realidad, es primitiva e infantil. Eso dec¨ªa Einstein. Algunas preguntas no tienen respuesta cient¨ªfica. El problema del bien o del mal; el problema de si vale o no vale la pena vivir... Son preguntas important¨ªsimas. Por ejemplo: si uno est¨¢ pensando en suicidarse, el hecho de que no tenga respuesta cient¨ªfica el que merezca o no la pena vivir no invalida la importancia de la pregunta.
P. Pero el que no exista respuesta cient¨ªfica ante ese interrogante tal vez aten¨²e o acreciente la posibilidad del suicidio.
R. Pues... quiz¨¢, quiz¨¢... Humm... s¨ª, es razonable. Va en consonancia con algo que querr¨ªa a?adir: la ciencia no podr¨¢ probar nunca la existencia de Dios, pero tampoco podr¨¢ probarle al no creyente su inexistencia. Porque ¨¦sa es una pregunta no cient¨ªfica. Lo que s¨ª pondr¨¢ la ciencia es muchos l¨ªmites, y muy claros, a las respuestas que uno pueda dar a esa pregunta, eliminando respuestas falsas y cosmolog¨ªas falsas, basadas en unas cosas o en otras. La ciencia y la religi¨®n no convergen. Como tampoco convergen la ciencia y los sentimientos
P. Usted pertenece a ese consejo formado por el lehendakari Ibarretxe.
R. Volvemos...
P. No. S¨®lo din¨¢mica de grupos.
R. Ja, ja... Pues yo no pertenezco a ning¨²n consejo asesor. Yo me sentir¨ªa muy honrado si ¨¦l considerase que yo le puedo asesorar. Pero, que yo sepa, no hay un consejo asesor del lehendakari. Se ha dicho que hay comidas regulares con el lehendakari en las que est¨¢ el obispo Seti¨¦n, los de Elkarri, el soci¨®logo Javier Elzo. Comidas...
P. ?Ha comido usted?
R. Yo, en esas comidas no he estado. He estado en una comida con el lehendakari donde estaba Elzo, pero nadie m¨¢s. Aunque insisto: me sentir¨ªa muy honrado si el lehendakari me llamase. Y ojal¨¢ despu¨¦s de esta entrevista me invite a comer m¨¢s, porque yo respeto y aprecio mucho al lehendakari. Por cierto: tambi¨¦n he desayunado con el se?or Aznar, y que yo sepa nadie ha tenido inter¨¦s en adscribirme a ¨¦l.
P. ?Ser¨ªa tambi¨¦n un honor que pasara del desayuno al almuerzo?
R. Tambi¨¦n, tambi¨¦n. Aznar har¨ªa bien en hablar con todos, y el lehendakari hace bien en hablar con mucha gente.
P. Antes hablaba usted de cohesi¨®n social. ?La favorece la propuesta ¨²ltima de Ibarretxe?
R. Yo creo que tiene una componente... Quiero decir que, si no se rechaza de entrada y se reflexiona, puede favorecer la cohesi¨®n a largo plazo, aunque el rechazo inicial no lo ha favorecido. Es una propuesta con un car¨¢cter abierto. Es moderna, se aleja de los extremos; aunque se la haya querido colocar en uno, es una forma de articular la convivencia desde la solidaridad libre..., pero con Espa?a y no con la independencia.
P. ?C¨®mo han afrontado los intelectuales vascos la violencia?
R. Es falso que se diga que s¨®lo ahora los intelectuales vascos han condenado la violencia. Los intelectuales vascos, la gran mayor¨ªa de ellos, han condenado el terrorismo siempre. Igual, visto el sentimiento que muchas v¨ªctimas tienen, igual... la sociedad no ha sido suficientemente sensible con ellas. Pero eso es un fallo de toda la sociedad vasca, y no s¨®lo del nacionalismo.
P. ?Reconocido?
R. Qu¨¦ quiere que le diga... Pero, en fin, si el nacionalismo no ha sido sensible al dolor de las v¨ªctimas ha hecho mal. Su propia exigencia democr¨¢tica le obligaba a ello. La pr¨¢ctica del nacionalismo, tal como ya la entiendo, incluye que todos tengan la misma oportunidad de defender sus ideas. Si ah¨ª se ha fallado, que se corrija. Pero, en fin, lo que yo no admito es que se diga que los intelectuales vascos son los del Kursaal . Porque, desde luego, tan intelectual vasco es Savater como Andu Lertxundi o Goyo Monreal.
De Isaba (Navarra)
EL F?SICO PEDRO LUIS ETXENIKE tiene 52 a?os y es uno de los cient¨ªficos espa?oles m¨¢s conocidos y apreciados en el mundo. Ahora dirige la Fundaci¨®n Donostia International Physics Center (DIPC), que, como su nombre indica, se encuentra en San Sebasti¨¢n y se ocupa de la formaci¨®n de j¨®venes f¨ªsicos. Etxenike cre¨® la fundaci¨®n para desvincular la burocracia del conocimiento y, sobre todo, para que los j¨®venes investigadores pudieran encararse, al lado de los grandes maestros, con los problemas reales de su oficio y no con meros ejercicios de simulaci¨®n. Antes de todo eso, y durante cuatro a?os, fue consejero del Gobierno de Garaikoetxea en Educaci¨®n y en Cultura, premio Pr¨ªncipe de Asturias, Vasco Universal y Gran Cruz de Alfonso X el Sabio.Etxenike naci¨® en el valle de Isaba (Navarra). Los recuerdos de aquel tiempo son felices, casi ed¨¦nicos, y a¨²n parecen alimentar su vigor optimista. Esquiaba, cazaba, pescaba truchas y acompa?aba a Koldo Mitxelena -el historiador de la lengua y la literatura vascas- y a Joan Coromines -autor de diccionarios etimol¨®gicos del catal¨¢n y el castellano- en sus excursiones filol¨®gicas. De Isaba, cuenta, le viene la fuerza y la capacidad de decisi¨®n. "Los ni?os de los pueblos aprenden muy r¨¢pidamente a tomar decisiones. Mucho m¨¢s r¨¢pidamente que los ni?os de ciudad". De Isaba le viene tambi¨¦n su sentimiento nacionalista. Otra forma -dice- de conocimiento.
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