"La prensa social es eficaz para integrar, pero se ha usado mal"
Hace casi ocho a?os, a Mikel Barturen (Portugalete, 1968) le ofrecieron lo que parec¨ªa el empleo de su vida: redactor jefe en un peri¨®dico vendido por personas sin techo o marginadas. Aunaba su "pasi¨®n por la comunicaci¨®n" y su "inter¨¦s por la justicia social". "Era un testigo privilegiado del nacimiento de la prensa social en Espa?a", relata ahora, tras haber le¨ªdo su tesis La prensa social en Espa?a. Or¨ªgenes y desarrollo (1994-1996) en la Universidad del Pa¨ªs Vasco. El tribunal le puso un sobresaliente cum laude. Su conclusi¨®n tras tres a?os de trabajo a pie de calle es, en s¨ªntesis, que ese tipo de prensa es "un instrumento eficaz de reinserci¨®n sociolaboral, que ha sido inadecuadamente utilizado en Espa?a".
Barturen dej¨® La Calle a los diez meses. Intent¨®, con otros, sacar adelante un proyecto alternativo porque "la prensa social era un diamante en bruto que hab¨ªa que pulir". No pudieron. "Nos ven¨ªa muy grande". Decidi¨® entonces dedicar su tesis a los albores de este fen¨®meno en Espa?a. Para su sorpresa, no ha encontrado ninguna otra en toda Europa. Subraya que "no hay que meter a todas las cabeceras en el mismo saco" pero revela que algunas, las m¨¢s exitosas, como La Farola y La Calle, s¨®lo pretend¨ªan el enriquecimiento de sus editores, amparados en un "marketing social".
?l no compra ni la una ni la otra, las ¨²nicas de las nacidas en la ¨¦poca de auge que sobreviven. "No quiero decir que no las deba comprar la gente", apunta. Pero quien lo haga, explica, que sepa que "la venta de estos peri¨®dicos reproduce el esquema de la caridad y la mendicidad: en vez un paquete de kleenex, venden un peri¨®dico".
Barturen recuerda que los promotores de ambas cabeceras aseguran que son una "alternativa" a la mendicidad y "dicen que el dinero obtenido por las ventas es para pagar gastos de la publicaci¨®n y que el resto revierte en los vendedores a trav¨¦s de programas de acci¨®n social". Pero, aduce Barturen, "no existe ning¨²n programa de inserci¨®n o rehabilitaci¨®n, ni un seguimiento individualizado. Cada vendedor es un caso diferente y requiere un tratamiento concreto".
Barturen ha constatado que, aunque dicen ser "empresas rentables sin beneficios", la verdad es que "los beneficios engrosan las cuentas del propietario". El caso de La Farola es "paradigm¨¢tico". Su due?o, George Mathis, pudo ganar hasta 700 millones de pesetas (4,2 millones de euros) en el bienio 1995-96, seg¨²n datos de la Generalitat de Catalu?a incluidos en la investigaci¨®n del ya doctor en Periodismo. "Es una econom¨ªa sumergida" que, adem¨¢s, "se aprovecha de las ventajas fiscales de las ONG". Recuerda que Mathis no pagaba impuestos ni la Seguridad Social de sus empleados, entre los cuales no est¨¢n los vendedores. Para Barturen, estos "ejercen pr¨¢cticamente de comerciales", que venden un producto que la clientela compra, pese a que "su calidad es muy baja" porque "piensa que les ayuda a ayudarse a s¨ª mismos a reinsertarse". Lo cual, seg¨²n el periodista, es falso.
No obstante, Barturen subraya que la prensa social es una herramienta eficaz. Sin Techo, nacida en Asturias al amparo de C¨¢ritas, lo demostr¨® durante a?os. Nacida en la ¨¦poca de auge, ten¨ªa un programa de inserci¨®n de un a?o para sus vendedores que pretend¨ªa ser un "puente hacia su integraci¨®n social plena e independencia" de sus vendedores, recuerda Barturen. Pero en mayo pasado tuvo que cerrar porque la gente la confund¨ªa con las de ¨¢nimo de lucro y al final dej¨® de tener el fin social para el que se cre¨®.
Hoy Barturen s¨®lo comprar¨ªa Tambi¨¦n contamos, que, como naci¨® en 1998, no est¨¢ incluida en la investigaci¨®n. Pero es la ¨²nica espa?ola en la red internacional de peri¨®dicos de calle (INSP, por sus siglas en ingl¨¦s). Esta organizaci¨®n obliga a desarrollar programas de inserci¨®n atendidos por profesionales, no tener ¨¢nimo de lucro, dar cursillos a los vendedores, elaborar una publicaci¨®n "digna", etc¨¦tera. En Vizcaya, donde Barturen vive y trabaja, ahora como pe¨®n de jardinero con un contrato del Inem, no se vende, pero dice que "la comprar¨ªa con gusto".
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