Certezas e incertidumbres de la crisis argentina
Las noticias que llegan de la Argentina son preocupantes y dolorosas, como prueban las im¨¢genes de los ni?os muri¨¦ndose de hambre en Tucum¨¢n. Sin embargo, m¨¢s all¨¢ de la delicada situaci¨®n econ¨®mica que atraviesa el pa¨ªs, la mayor¨ªa de los observadores estima que la crisis actual tiene un elevado componente pol¨ªtico, como se ha puesto de manifiesto en la reuni¨®n del Foro Hispano-Argentino, celebrada en la Casa de Am¨¦rica de Madrid a fines de noviembre pasado. Pero m¨¢s all¨¢ de lo previsible, que es muy poco, en l¨ªneas generales se puede afirmar que la situaci¨®n pol¨ªtica se caracteriza por la gran incertidumbre que rodea a cuanto est¨¢ vinculado con las pr¨®ximas elecciones presidenciales y, tambi¨¦n, con el elevado componente antipol¨ªtico de la sociedad argentina. Esta situaci¨®n podr¨ªa estallar el 20 de diciembre, al cumplirse el primer aniversario de los cacerolazos que acabaron con el Gobierno de Fernando de la R¨²a.
Las incertidumbres relacionadas con los comicios son abundantes y muchas de ellas de envergadura, comenzando por la legalidad de la propia convocatoria y por la posibilidad de que m¨¢s all¨¢ de su reciente postergaci¨®n, las elecciones terminen no celebr¨¢ndose en las fechas propuestas. De acuerdo con la Constituci¨®n argentina, los comicios deben realizarse dos meses antes de finalizado el periodo presidencial (que te¨®ricamente concluye en diciembre de 2003). Esta norma tambi¨¦n puede afectar a las aspiraciones presidenciales del ex presidente Menem, que te¨®ricamente debe dejar pasar un mandato completo (cuatro a?os) antes de presentar nuevamente su candidatura a la decisi¨®n popular.
Por otra parte, vale la pena se?alar que, seg¨²n todas las encuestas, ning¨²n candidato se destaca claramente sobre los dem¨¢s, aunque resulta bastante probable que el pr¨®ximo presidente sea peronista. Un sondeo reciente se?ala que dos ex presidentes, Carlos Menem y Adolfo Rodr¨ªguez Sa¨¢ ("el Adolfo", seg¨²n sus seguidores), lideran las preferencias populares, con un casi empate t¨¦cnico entre ambos. Sin embargo, las expectativas de uno y otro son distintas. Menem pone todo su empe?o (siguiendo lo que se?alan las encuestas) en acudir a las elecciones primarias del Partido Justicialista para concurrir a las presidenciales como el candidato oficial del peronismo. Por su parte, Rodr¨ªguez Sa¨¢ cifra sus posibilidades en presentarse al margen de las estructuras del partido (su compa?ero de f¨®rmula es un ex alcalde radical de la provincia de Buenos Aires). Las diferentes respuestas de ambos candidatos est¨¢n condicionadas, en buena parte, por la actitud del presidente Duhalde, que no es s¨®lo quien controla el aparato del partido, sino tambi¨¦n enemigo encarnizado de ambos pol¨ªticos peronistas.
Esta situaci¨®n nos habla de la dura pugna existente dentro del justicialismo, especialmente entre los cuatro principales candidatos: Carlos Menem, Adolfo Rodr¨ªguez Sa¨¢, Jos¨¦ Manuel de la Sota y N¨¦stor Kirchner. En este punto, como ya se ha indicado m¨¢s arriba, la duda es qui¨¦n ir¨¢ por dentro de las estructuras del Partido Justicialista y qui¨¦n por fuera. Las elecciones primarias, sobre cuya celebraci¨®n todav¨ªa hoy persisten bastantes dudas, fueron impulsadas por el Gobierno cuando el presidente Duhalde pensaba que tendr¨ªa un claro candidato con el que imponerse a los dem¨¢s. ?ste parec¨ªa ser el gobernador de la provincia de Santa Fe, el ex corredor de f¨®rmula 1 Carlos Reutemann. Pero la esperanza blanca del Gobierno, el gobernador Reutemann, de momento dice que no se presenta. Pr¨¢cticamente nadie en la Argentina entiende el motivo de este rechazo, y m¨¢s cuando encabeza c¨®modamente cualquier encuesta en la que se le incluye. De todas maneras, persisten ciertas dudas sobre su actitud, ya que, como bien se pregunta Joaqu¨ªn Morales Sol¨¢ en las p¨¢ginas de La Naci¨®n, "?seguir¨¢ diciendo que no el ¨²nico argentino que se convertir¨ªa en presidente con s¨®lo decir que s¨ª?".
Para colmo de males, el choque frontal entre Duhalde y Menem se ha trasladado a la Corte Suprema, controlada por jueces menemistas. Se esperaba que la semana pasada la Corte hubiera pronunciado un fallo trascendental para el futuro de la econom¨ªa argentina y para la supervivencia de la banca relacionado con la redolarizaci¨®n de los dep¨®sitos que quedaron presos del corral¨®n. Por si la pol¨ªtica no tuviera poco con sus problemas y con los errores generados por los pol¨ªticos, la politizaci¨®n de la justicia incorpora nuevas, y dram¨¢ticas, dificultades. Sin embargo, imprevisible como es la pol¨ªtica argentina, cuando todo el mundo esperaba lo peor, el esperpento retorn¨® una vez m¨¢s a la escena pol¨ªtica y judicial, ya que la Corte no pudo emitir su veredicto. Uno de los cinco jueces (sobre nueve) que garantizaban la mayor¨ªa favorable a la redolarizaci¨®n tuvo que excusarse de intervenir en el debate por tener un plazo fijo de 200.000 d¨®lares en el Banco Naci¨®n. Todo se ha vuelto a liar: el presidente solicit¨® la renuncia de Carlos Fayt, el juez en cuesti¨®n, por tener 85 a?os; hay que elegir conjueces para relevar a quienes no pueden votar, pero es un proceso complicado que puede dilatar la resoluci¨®n del conflicto durante varios meses.
Por diversas razones, el perfil de la mayor parte de los candidatos provoca escaso entusiasmo, lo que implica que el rechazo que todos generan en la poblaci¨®n es muy elevado, a tal punto que de momento se plantea que la mitad de los argentinos habilitados para votar podr¨ªa no acudir a las urnas, reeditando el famoso episodio del voto bronca de octubre de 2001. A esto hay que a?adir la deriva populista de buena parte de los candidatos, comenzando por Elisa Carri¨® y por el hoy admirador del comandante Ch¨¢vez, Adolfo Rodr¨ªguez Sa¨¢. Por si fueran pocas las medallas que jalonan su curr¨ªculum, a mediados de octubre pasado, en la Quinta Conferencia de las Am¨¦ricas, organizada por el Miami Herald, Alberto Rodr¨ªguez Sa¨¢, hermano del candidato Adolfo, se?al¨® que ¨¦ste llegaba a la presidencia y se podr¨ªa "establecer una regla de caducidad de la legislaci¨®n" que provocar¨ªa la ratificaci¨®n de cada una de las leyes vigentes. En la reuni¨®n estaba el tambi¨¦n candidato Ricardo L¨®pez Murphy, que lo acus¨® inmediatamente de alentar "la inseguridad jur¨ªdica".
A los problemas del peronismo hay que agregar la virtual ausencia del radicalismo en la carrera presidencial. La Uni¨®n C¨ªvica Radical todav¨ªa est¨¢ sumida en el profundo shock que supuso la salida anticipada de Fernando de la R¨²a del Gobierno hace un a?o atr¨¢s. Hay que tener en cuenta que desde 1928, cuando concluy¨® la presidencia de Marcelo T. de Alvear, ning¨²n presidente radical elegido democr¨¢ticamente concluy¨® su mandato en el periodo establecido. Algunas veces por golpes de Estado (Hip¨®lito Irigoyen, en 1930; Arturo Illia, en 1966, e incluso Arturo Frondizi, en 1958, si se lo considera radical) y otras (Ra¨²l Alfons¨ªn en 1989 o el propio De la R¨²a) por renuncias anticipadas en medio del caos generado por su propio desgobierno. Por eso resulta pertinente la pregunta acerca del futuro de los principales partidos pol¨ªticos: el Justicialista y el Radical. Frente a la aton¨ªa radical y al des¨¢nimo generalizado en el interior de sus filas, el peronismo se encuentra sin una clara postura pol¨ªtica-ideol¨®gica, carente de un liderazgo reconocido y con el riesgo de la fragmentaci¨®n territorial. En buena medida esto alude a la falta de renovaci¨®n de los partidos tradicionales y al escaso empe?o en construir nuevos y s¨®lidos partidos. Salvo claras excepciones, los pol¨ªticos argentinos siguen apostando por la demagogia, las salidas f¨¢ciles y el inmediatismo.
En el otro extremo tenemos el elevado componente antipol¨ªtico de la sociedad argentina, escenificado en los cacerolazos de principios de a?o, los escraches, el que se vayan todos y los piqueteros. Lo lamentable del caso es que la sociedad en su conjunto es la que se niega a asumir su responsabilidad en todo lo que ha pasado, en una postura que siguen a pies juntillas las ¨¦lites econ¨®micas, culturales, sociales, etc. Unos y otros descargan las culpas en los desprestigiados pol¨ªticos y en los partidos, as¨ª como en las denostadas instituciones como el Parlamento, el Poder Judicial, la Polic¨ªa, las Fuerzas Armadas, los sindicatos y, obviamente, los organismos multilaterales, con el FMI a la cabeza, las empresas extranjeras, comenzando por las espa?olas, y los Estados Unidos.
Aqu¨ª tambi¨¦n la corrupci¨®n siempre es patrimonio de los dem¨¢s, pero son pocos los que se preguntan c¨®mo y con qu¨¦ apoyos han gobernado los corruptos. Menem y los tan denostados menemistas ganaron m¨²ltiples elecciones gracias al voto popular. Muchos de los que ahora gritan "que se vayan todos" justificaban su voto oficialista se?alando "roban, pero hacen...". M¨¢s all¨¢ de los conocidos riesgos de la antipol¨ªtica y de las posturas antisistema, lo pavoroso del momento actual son las propuestas antisistema, de alguna manera ejemplificadas en la acci¨®n de los numerosos grupos, tan dis¨ªmiles pol¨ªtica e ideol¨®gicamente, conocidos como piqueteros.
Antes las terribles im¨¢genes difundidas por la televisi¨®n y la prensa escrita sobre el pavoroso estado de desnutrici¨®n en que se encuentran numerosos ni?os en la provincia argentina de Tucum¨¢n, que provoc¨® la muerte de algunos de ellos, fueron muchos los que se preguntaron c¨®mo es posible que ocurran estas cosas en un pa¨ªs tan rico como Argentina, para colmo productor de alimentos (carne y cereales). Para m¨¢s abundamiento habr¨ªa que agregar que popularmente Tucum¨¢n es conocida como el jard¨ªn de la Rep¨²blica, dado el car¨¢cter ub¨¦rrimo de su vegetaci¨®n tropical. La figura del gobernador Miranda seguramente hubiera hecho las delicias de Plutarco, que habr¨ªa construido deliciosos paralelismos con el ex presidente de Nicaragua Arnoldo Alem¨¢n, uno de los m¨¢ximos estereotipos del dirigente corrupto latinoamericano. La Argentina no merece este tipo de pol¨ªticos, pero para que esto suceda su sociedad se tiene que poner a trabajar, generando los cauces y los canales adecuados para que nuevos contingentes de ciudadanos lleguen a la pol¨ªtica y con nuevos o viejos partidos sienten las bases de la certidumbre y de la racionalidad en la gesti¨®n cotidiana de la Administraci¨®n del Estado.
Carlos Malamud es analista principal de Am¨¦rica Latina del Real Instituto Elcano.
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