"A los cantantes coreanos nos cuesta liberar los sentimientos"
Cuando llega al Teatro del Liceo, donde interpreta el personaje de Leoporello en el montaje de la ¨®pera de Mozart Don Giovanni, dirigido esc¨¦nicamente por Calixto Bieito, el bajo coreano Kwanchul Youn -una persona tranquila, cort¨¦s y paciente- tiene que dejar su timidez en el camerino. En escena, vestido con ch¨¢ndal del Bar?a, le espera una vor¨¢gine de drogas, sexo y violencia que no admite recatos. "A los cantantes coreanos nos cuesta liberar los sentimientos, pero trabajando con Bieito superas cualquier bloqueo emocional", afirma. Tras el montaje mozartiano, en cartel hasta el 15 de enero, Youn volver¨¢ al Liceo el pr¨®ximo mes de mayo para actuar en El oro del Rin y La walkiria, de Wagner.
Hay mucha distancia entre la ?pera de S¨¦ul, donde debut¨® en 1988, y la Staatsoper de Berl¨ªn o el Festival de Bayreuth, escenarios en los que ha consolidado su prestigio. A sus 36 a?os, Kwanchul Youn ha conseguido dar ese gigantesco salto por m¨¦ritos propios, con una voz s¨®lidamente formada y un sentido musical fruto de a?os de perfeccionamiento en Europa, primero en Sof¨ªa (Bulgaria) y despu¨¦s en Berl¨ªn, ciudad en la que reside desde 1991. "En Corea hay buenas escuelas, pero necesitas salir fuera para aprender otra cultura del canto. No basta con una buena voz y una t¨¦cnica s¨®lida, hay que dominar el estilo asimilando la tradici¨®n europea".
Los concursos de canto y las audiciones en teatros son una prueba de fuego a la que se presentan cada a?o cientos de cantantes coreanos. Son muchos los que consiguen premios, pero pocos, muy pocos, los que inician una carrera profesional en los coliseos l¨ªricos europeos. "Adem¨¢s de tener voz y cantar bien, debemos demostrar algo m¨¢s. Nuestra cultura es m¨¢s interior, nos cuesta expresar los sentimientos y eso se nota en escena, el p¨²blico europeo ve que falta algo en nuestro modo de cantar. Pero cada vez menos".
Youn recuerda que en su pa¨ªs se desat¨® el furor por estudiar ¨®pera y m¨²sica cl¨¢sica a ra¨ªz de la consagraci¨®n internacional del director Myung-Whun Chung y su hermana, la violinista Kyung-Wha Chung. "Su ¨¦xito fue un revulsivo para toda una generaci¨®n de cantantes e instrumentistas que vieron c¨®mo sus compatriotas, formados musicalmente en conservatorios coreanos, pod¨ªan triunfar en el circuito internacional".
El joven bajo afrontar¨¢ en 2004 su debut en el Metropolitan de Nueva York con un contrato para actuar en tres producciones: La flauta m¨¢gica, de Mozart, y Aida, de Verdi, bajo la direcci¨®n de James Levine, y Tannh?user, de Wagner, dirigido por Christian Thielemann. "Los bajos tenemos m¨¢s oportunidades, no hay tanta competencia como en otras cuerdas, y desde que tuve buenas cr¨ªticas en el Festival de Bayreuth, me piden m¨¢s papeles wagnerianos. Mozart y Wagner son los compositores que m¨¢s canto, pero me gustar¨ªa frecuentar m¨¢s papeles de ¨®peras de Bellini, Donizetti y Verdi que se adaptan a mi voz", comenta.
Con Wagner, precisamente, debutar¨¢ en 2005 en el Teatro Real de Madrid en un montaje de Lohengrin. Mucho antes, el pr¨®ximo mes de mayo, volver¨¢ al Liceo para asumir los personajes de Fasolt, en El oro del Rin, y Hunding, en La walkiria, bajo la batuta de Bertrand de Billy. "En mi experencia wagneriana he tenido la inmesa suerte de trabajar con Daniel Barenboim, al que considero un genio. Te ayuda a descubrir toda la riqueza del personaje y a expresarla musicalmente con naturalidad".
Youn habla maravillas de su experiencia con Calixto Bieito en los ensayos del montaje de Don Giovanni. "Ten¨ªa mucho inter¨¦s en trabajar con ¨¦l. Su punto de vista es muy especial, porque se inspira en la vida real para cambiar el significado del drama mozartiano. Sales a la calle y encuentras a Don Juan en cualquier sitio. Despu¨¦s de los ensayos, cuando sal¨ªa a pasear observaba a la gente, sus gestos, su modo de vestir. La vida urbana ha sido toda una escuela para interpretar la obra", asegura.
El cantante coreano se r¨ªe a gusto al recordar que, el primer d¨ªa que le dieron un ch¨¢ndal con el escudo del Bar?a como vestuario de Leoporello, cre¨ªa que era una prenda especial, dise?ada para el montaje. "Paseando por La Rambla vi que algunas personas llevaban uno parecido y pens¨¦ que pasaba algo raro, porque nunca me hab¨ªa encontrado en la calle a un tipo con la misma ropa que llevo en el escenario".
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