El desalojo de las ideas
El futuro de la Casa de Iniciativas de M¨¢laga peligra al reclamar el due?o su devoluci¨®n
El Centro Social-Casa de Iniciativas de M¨¢laga (CS-CI) es hoy un lugar vivo. Empez¨® a serlo en agosto de 1998, cuando el Movimiento contra el Paro, la Pobreza y la Exclusi¨®n Social abander¨® la ocupaci¨®n de este inmueble de la calle Postigo de Arance. Poco a poco, los numerosos movimientos sociales que all¨ª confluyen han convertido este vestigio del centro hist¨®rico en sede de actividades l¨²dicas, culturales, pol¨ªticas o sociales. Participan, entre otros, Ninguna persona es ilegal, Zambra, CGT, MPDL, Menhinos da Rua o grupos de inmigrantes de Ghana y Ecuador. "Es un espacio abierto y cualquiera puede traer una idea", comenta Mario Palomeque. Este joven madrile?o lleg¨® hace unos y encontr¨® lo que entiende como "un santuario catalizador de gente activa". "Si nos sacan de aqu¨ª", contin¨²a, "todo se desvanecer¨¢".
Como Palomeque, unos 100 j¨®venes, muchos universitarios, suelen acudir a un lugar que, seg¨²n cuentan, decidieron ocupar despu¨¦s de solicitar sin ¨¦xito un local al Ayuntamiento de M¨¢laga. El lugar fue elegido porque llevaba 15 a?os abandonado y por estar situado en un vecindario de escasos recursos que mezcla lo aut¨®ctono con el colorido de la inmigraci¨®n. Los colectivos estiman que han invertido unos 36.000 euros para apuntalar una casa en la que se realizan talleres, exposiciones y hasta alguna boda, comuni¨®n o funeral de personas sin recursos.
La gesti¨®n del local la realiza una red de colectivos sociales de M¨¢laga. Pero los Juzgados de lo Civil dictar¨¢n en breve sentencia sobre el procedimiento de desalojo abierto por uno de los propietarios. Algunos de los integrantes de esta especie de cooperativa de ideas son abogados. Una de ellas, que prefiere no identificarse, adem¨¢s de gestionar algunos asuntos de los vecinos del barrio, sabe de sobra que en la Ley de la Propiedad no hay letra peque?a y que est¨¢n abocados a salir de all¨ª tarde o temprano. Lo que no concibe nadie en el centro social es que el Ayuntamiento no haya aplicado un acuerdo de 6 de mayo de 1999 que les abri¨® unas puertas que ahora se cierran. Entonces, IU y PSOE se unieron para instar al consistorio a realizar un estudio para adquirir el inmueble y cederlo al Movimiento contra el Paro, la Pobreza y la Exclusi¨®n Social y los "dem¨¢s movimientos sociales que all¨ª se re¨²nen y realizan sus actividades". Entonces el PP gobernaba en minor¨ªa y se abstuvo. Tres a?os y medio despu¨¦s, con mayor¨ªa absoluta de los populares, aquel acuerdo plenario es papel mojado.
Un portavoz del consistorio argumenta que la ausencia en los registros oficiales de los colectivos aludidos imped¨ªa mover ficha al gobierno municipal. La concejala de Bienestar Social, Mar¨ªa Victoria Romero, asegura que solicit¨® a los grupos que formalizaran su situaci¨®n para poder articular cualquier apoyo, "pero no lo hacen por una cuesti¨®n de principios". Mientras Romero sostiene que el contacto se ha roto por decisi¨®n de las asociaciones, ¨¦stas esgrimen una serie de misivas al ayuntamiento para interesarse por la aplicaci¨®n del acuerdo.
Los miembros del centro social creen que hay un "vac¨ªo institucional", ya que su ¨²nica baza, el acuerdo plenario, les ha fallado. Y ante la Ley de la Propiedad de nada sirven las 700 firmas de apoyo que han recibido de profesores y estudiantes universitarios, vecinos y asociaciones.
Consumo responsable
Uno de los servicios que emanan del Centro Social-Casa de Iniciativas de M¨¢laga (CS-CI) es la primera tienda de consumo responsable de la ciudad, seg¨²n destaca Rafael Gal¨¢n, una de las seis personas que la han puesto en marcha y miembro de la asociaci¨®n Consumo Cuidado.
"Se puede encontrar todo lo que una persona necesita para vivir". En el establecimiento tienen cabida la agricultura ecol¨®gica, la producci¨®n sostenible y la promoci¨®n de peque?os productores y artesanos. Pero la gran diferencia con los comercios convencionales es que el pastel econ¨®mico-mercantil se reparte de diferente forma.
El comercio justo implica que los productores reciban un tercio de lo que genera cada art¨ªculo vendido, sea fruta, ropa, caf¨¦, productos de limpieza, bebidas o aceite de oliva. "Normalmente, el productor de origen recibe entre el 5% y el 10% del precio, el vendedor obtiene el 30% y el resto se lo quedan las firmas comerciales y los intermediarios", explica Gal¨¢n.
"Es el gran problema de los pa¨ªses del tercer mundo, que ven c¨®mo las grandes multinacionales se llevan sus materias primas y productos a precio de risa", subraya Gal¨¢n mientras muestra el establecimiento situado junto al Centro Social-Casa de Iniciativas. Los promotores de la idea pretenden que, por ejemplo, la regi¨®n m¨¢s pobre de M¨¦xico (Chiapas) reciba unos beneficios razonables por el caf¨¦ que all¨ª se cultiva. El caf¨¦ de Chiapas es el producto estrella del comercio justo.
Lo cierto es que el precio de los art¨ªculos sube cuando entra en juego la conciencia. "Es dif¨ªcil porque las producciones ecol¨®gicas, sostenibles y dedicadas al comercio justo son menores. Aqu¨ª, la mayor¨ªa de productos ecol¨®gicos son importados, por eso son m¨¢s caros", puntualiza Rafael Gal¨¢n.
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