De las piedras al caviar
El Chengue Morales, el nuevo fichaje de Osasuna, fue dos veces a la c¨¢rcel en Uruguay por su car¨¢cter violento
En los suburbios de Las Piedras (Uruguay) no existen las facilidades. All¨ª, los sue?os de una vida mejor pasan por emigrar a Estados Unidos o jugar al f¨²tbol. Richard El Chengue Morales opt¨® por aprovechar su portentoso f¨ªsico y destacar en el mundo del bal¨®n. Pero, para conseguir el triunfo, Morales, el jugador de barrio humilde, no ha prescindido de esa vena arrabalera y violenta que le ha llevado a prisi¨®n en dos ocasiones.
Morales, de 27 a?os, lleg¨® a Pamplona en v¨ªsperas de Reyes fichado por Osasuna. Ha dejado atr¨¢s la amenaza de la marginalidad que le acompa?¨® desde su ni?ez. Porque, con s¨®lo 15 a?os, pidi¨® a su club, el Bella Vista, que le costease los desplazamientos al campo, ya que ¨¦l viv¨ªa a unos 30 kil¨®metros. Ante la negativa de la directiva, Morales decidi¨® dejar el equipo y comenz¨® a trabajar en la construcci¨®n.
Pero la potente diestra y la cabeza rematadora del delantero no pod¨ªan soportar el andamio. As¨ª que pronto el Platense y el Bas¨¢?ez le ofrecieron un puesto en sus conjuntos y Morales volvi¨® al f¨²tbol tosco de la Segunda y la Tercera Divisi¨®n uruguaya hasta que el Nacional puso los ojos en ese delantero de 196 cent¨ªmetros de estatura que nunca se saciaba de marcar goles.
El fichaje supuso un giro brutal en la vida de Morales. Pero ni el dinero, ni la fama ni los lujos pudieron borrar del futbolista ese car¨¢cter duro y brutal, amable y deslenguado, forjado durante su infancia y que le acarrear¨ªa tantos problemas.
Su descenso a los infiernos patibularios comenz¨® el 25 de noviembre de 2000 y acab¨® justamente un a?o despu¨¦s. Tras la disputa del cl¨¢sico Pe?arol-Nacional, los jugadores de ambos equipos se enzarzaron en una tumultuosa trifulca que acab¨® con ocho en prisi¨®n, entre ellos El Chengue, que cumpli¨® 13 d¨ªas de condena por "violencia en estadio deportivo".
En marzo de 2001, s¨®lo cuatro meses despu¨¦s de su primera entrada en la c¨¢rcel, Morales volv¨ªa a tropezar en la misma piedra . Esta vez particip¨® junto a unos amigos en una pelea dentro de una discoteca. Dos personas resultaron heridas como consecuencia de ella y tuvieron que ser hospitalizadas. Entonces fue condenado a 26 d¨ªas de prisi¨®n. Sali¨® con el dinero justo para tomar un autob¨²s. Nadie fue a esperarlo. La estrella se apagaba y pocos confiaban ya en el d¨ªscolo delantero.
S¨®lo Hugo de Le¨®n, el entrenador del Nacional y antiguo jugador, apost¨® por su recuperaci¨®n cuando hasta el propio Morales dudaba de su val¨ªa. La posibilidad de dar el salto a Europa se desvanec¨ªa y regresaban los fantasmas de sus primeros a?os en Las Piedras.
Pero la vida, en ocasiones, devuelve con creces lo que ha quitado y El Chengue recibi¨® su paga en forma de fama y gloria. Un a?o despu¨¦s de su primera ca¨ªda, el jugador se calentaba en la banda para disputar los 25 ¨²ltimos minutos de la repesca para la Copa del Mundo de Corea y Jap¨®n. Uruguay, un hist¨®rico marginado de las grandes citas en el ¨²ltimo decenio, se enfrentaba a Australia y deb¨ªa conseguir un gol para clasificarse.
Morales salt¨® al campo y, en la segunda ocasi¨®n que toc¨® el esf¨¦rico, remat¨® a las mallas un bal¨®n que daba a los charr¨²as el pasaporte asi¨¢tico. Y a falta de un minuto, por si acaso, volvi¨® a anotar.
El Chengue, de apariencia dura, estall¨® en llanto a la conclusi¨®n del encuentro. De ni?o pobre, maltratado por la vida, pasaba a h¨¦roe nacional en un salto mortal sin red. "Ayer com¨ªa piedras y hoy como caviar", declar¨®.
Ahora, Osasuna quiere que Morales, idolatrado por la hinchada uruguaya y muy querido dentro del vestuario, se olvide de la pesadilla vivida y demuestre dentro del terreno de juego su capacidad para marcar goles y descerrajar defensas. El jugador ha firmado un contrato de cuatro a?os de duraci¨®n y cumplido el sue?o de jugar en Europa, ese sue?o que tantas veces abrazaba entre las rejas de la prisi¨®n.
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