El Estrecho: La otra Costa da Morte
?Cu¨¢ntos inmigrantes han muerto en el Estrecho desde que se impuso el visado a los marroqu¨ªes para entrar en Espa?a? Nadie sabr¨¢ nunca las cifras exactas. Andaluc¨ªa tiene una verdadera "Costa da Morte", tal vez mucho m¨¢s tr¨¢gica y cotidiana que la de Galicia. ?Cu¨¢ndo tomaremos conciencia de que esto no puede seguir as¨ª? ?Nos atreveremos los andaluces a gritar tambi¨¦n ?Nunca mais!?
Ni el hundimiento del Prestige, ni las muertes en el Estrecho son cat¨¢strofes naturales, sino hechos provocados y mantenidos al no establecer los Estados soluciones eficaces. Oscuros y poderosos intereses andan por medio.
En nuestra orilla se pretende blindar el Estrecho con una fuerte y costosa vigilancia para que no entren los inmigrantes, o expulsando a los que lograron llegar. En la otra orilla, culpamos al gobierno marroqu¨ª de no hacer nada para impedir la salida porque se beneficia "exportando" a sus pobres y desocupados.
La gran preocupaci¨®n en el norte es protegerse de la presi¨®n migratoria del sur, venderles nuestros productos y que paguen los intereses de la deuda externa o "eterna". En la cumbre de la UE de Sevilla, en junio pasado, amenazaron con suprimir las ayudas al desarrollo a los pa¨ªses que no controlen su emigraci¨®n. Nuestro etnocentrismo nos empuja a ver la brizna en el ojo del vecino y nosotros quedamos exculpados de toda responsabilidad.
Sin embargo, no podemos ignorar que "empresas no competitivas en el norte, por lo general pertenecientes a la econom¨ªa sumergida, al aprovecharse de la mano de obra barata que exporta el Magreb, lo que temen es que cese la inmigraci¨®n clandestina. De una situaci¨®n, aparentemente insostenible, hacen su agosto instituciones y personas, tanto en el norte como en el sur, logrando hasta ahora que nada cambie, por lo menos hasta que la situaci¨®n acabe por explotar". (Ignacio Sotelo, EL PA?S, 4-1-03).
Las aguas andaluzas no sufren la marea negra, pero llevan a?os arrojando cad¨¢veres de inmigrantes. No est¨¢n manchadas de negro chapapote, sino por el rojo de la sangre. Si nos duele aquello, ?nos doler¨¢ tambi¨¦n esto? Si somos sensibles a aquella barbaridad, ?cerraremos los ojos ante esta tragedia? Si el Gobierno dice que se va a volcar con Galicia, ?cu¨¢ndo lo har¨¢ con el Estrecho? Si la UE afirma ahora que adoptar¨¢ medidas para que no naveguen m¨¢s barcos-basura, ?cu¨¢ndo tomar¨¢ con el mismo empe?o hacer una pol¨ªtica en el Mediterr¨¢neo de di¨¢logo y de cooperaci¨®n entre las dos orillas?
Los gobiernos quedan pasivos si no tienen detr¨¢s sociedades inquietas y activas, que saben exigir y organizarse. En Galicia la respuesta social ha ido por delante de la oficial; as¨ª tambi¨¦n necesitamos que suceda aqu¨ª y en Marruecos con las muertes del Estrecho. Si los medios de comunicaci¨®n informan sin cesar de los movimientos de la marea negra, ?cu¨¢ndo lo har¨¢n con igual intensidad sobre la cat¨¢strofe humana del Estrecho a fin de que la conciencia ciudadana despierte y se movilice?
Miles de voluntarios se han volcado con Galicia, a la vez que han puesto en evidencia las graves insuficiencias de un Gobierno que no supo estar a la misma altura. Ojal¨¢ que miles de andaluces nos decidi¨¦ramos a ir a las costas de C¨¢diz para gritar que esto no puede seguir as¨ª.
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