Bush, dispuesto a dar m¨¢s tiempo a los inspectores en Irak
George W. Bush considera "importante que los inspectores de armamento hagan su trabajo y dispongan del tiempo necesario para hacerlo". Estas palabras del portavoz de la Casa Blanca, Ari Fleischer, reafirmaron ayer la impresi¨®n de que el calendario de una posible guerra en Irak, que el Pent¨¢gono deseaba iniciar a principios de febrero, se dilataba hasta marzo o incluso hasta el pr¨®ximo oto?o.
El escaso entusiasmo por la guerra de los aliados de EE UU y la presi¨®n ejercida desde dentro por el secretario de Estado, Colin Powell, parec¨ªan haber obligado a Bush a demorar la orden de ataque. Powell, ¨²nico miembro del Gabinete de Bush cuya dimisi¨®n abrir¨ªa una crisis grave, est¨¢ en minor¨ªa frente a los partidarios de la guerra, pero su poder sigue siendo muy considerable.
El 27 de enero era una fecha marcada en rojo. Ese d¨ªa, el jefe de los inspectores de la ONU, Hans Blix, deb¨ªa comparecer ante el Consejo de Seguridad para exponer las conclusiones provisionales de su trabajo en Irak, dos meses despu¨¦s de iniciarlo. Era la fecha en que EE UU ten¨ªa previsto proclamar la "violaci¨®n flagrante" de la resoluci¨®n 1.441 y congregar a sus aliados para una invasi¨®n encaminada a acabar con Sadam Husein.
Los inspectores dicen ahora, sin embargo, que tal vez necesiten un a?o para completar su tarea y poder determinar si el Gobierno iraqu¨ª posee o no armas de destrucci¨®n masiva y vulnera con ello las condiciones de desarme que le fueron impuestas en 1991, despu¨¦s de la guerra del Golfo. El Gobierno brit¨¢nico de Tony Blair tambi¨¦n ha percibido la escasa popularidad de la guerra entre sus electores y aconseja prudencia a la Casa Blanca. Y ning¨²n pa¨ªs ¨¢rabe, con la excepci¨®n relativa de peque?os emiratos como Kuwait y Qatar, considera que sea aconsejable un nuevo conflicto.
Sin pruebas concluyentes
La Casa Blanca admite ya que el 27 de enero no vence ning¨²n ultim¨¢tum. Los inspectores no proporcionan, por el momento, pruebas concluyentes sobre la presunta existencia de arsenales secretos en territorio iraqu¨ª y Estados Unidos no ha querido hasta ahora hacer uso de la informaci¨®n obtenida por sus servicios de espionaje para convencer a la opini¨®n p¨²blica internacional de que la guerra es necesaria.
Una parte de esa informaci¨®n ha sido cedida a los inspectores, bajo la exigencia de una absoluta confidencialidad. La ¨²nica opci¨®n disponible para quienes desean una guerra en las pr¨®ximas semanas consiste en acusar a Irak de no cooperar activamente con los inspectores, lo que, t¨¦cnicamente, supondr¨ªa incumplir los t¨¦rminos de la resoluci¨®n 1.441.
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