Profec¨ªas autocumplidas
Estoy disfrutando con la lectura del ¨²ltimo libro de Jorge Wagensberg, titulado Si la naturaleza es la respuesta, cu¨¢l era la pregunta? Sospecho que no ser¨¢ esta la ¨²ltima vez en que traer¨¦ a colaci¨®n alguna de sus provocadoras reflexiones. Una de ellas dice as¨ª: "Existen los objetos reales. Y en la realidad ocurren fen¨®menos. Los objetos existen y los fen¨®menos ocurren. Y eso aunque no haya nadie preparado para percibirlos o para pensarlos". Leo esto y pienso en dos cuestiones que actualmente preocupan a la poblaci¨®n, al menos si atendemos al espacio que ambos temas ocupan en los medios de comunicaci¨®n: el clima invernal que todav¨ªa disfrutamos/sufrimos y la m¨¢s que probable guerra en Irak.
Existe una diferencia fundamental entre los objetos y los fen¨®menos naturales (la meteorolog¨ªa, el cambio estacional, la evoluci¨®n biol¨®gica...) y los objetos y los fen¨®menos sociales (la competencia, la satisfacci¨®n, la guerra...): mientras que los primeros existen y ocurren al margen de la voluntad humana, los segundos se muestran profundamente influidos por esta. El soci¨®logo norteamericano William Isaac Thomas es el autor de un principio que dice as¨ª: Si los individuos definen las situaciones como reales, son reales en sus consecuencias. Lo que este principio indica no es que algo sea real simplemente por el hecho de que la gente as¨ª lo diga, sino que cuando la gente sostiene que algo es real, aunque no lo sea, ello puede tener unas consecuencias tan reales como si de hecho lo fuera.
Pensemos en una v¨ªspera de huelga de gasolineras y en el rumor de que no habr¨¢ suficiente combustible en las estaciones de servicio: es muy probable que se produzca una invasi¨®n de conductores ansiosos por llenar los dep¨®sitos de sus veh¨ªculos, provocando de hecho el agotamiento del combustible. Pensemos en un ni?o del que se piensa que "nunca llegar¨¢ a nada", al que sus maestros no dedican tiempo y cuyos padres deciden que lo antes posible deje de estudiar...
A partir del principio de Thomas, otro soci¨®logo, Robert K. Merton, ha desarrollado la idea de la profec¨ªa que se cumple a s¨ª misma, seg¨²n la cual existen definiciones falsas de la realidad que provocan unas conductas tales que convierten en verdadero el concepto originariamente falso. ?Son tantos los ejemplos de la vida real que podr¨ªamos traer a colaci¨®n para ver c¨®mo funciona en la pr¨¢ctica este mecanismo! Uno de los m¨¢s claros es el de la xenofobia. Una sociedad en la que la idea dominante sobre los inmigrantes es que ¨¦stos son vagos y maleantes, e incapaces de integrarse es poco probable que est¨¦ dispuesta a ofrecerles un trabajo digno, a otorgarles su confianza y a abrirse a sus tradiciones. El resultado: las ¨²nicas perspectivas que les quedan se sit¨²an en la econom¨ªa sumergida y el mundo de la criminalidad. De este modo el prejuicio se convierte en profec¨ªa autocumplida.
Con las realidades naturales no hay posibilidad de aplicar el teorema de Thomas. Cuando un hombre del tiempo dice "Ma?ana va a nevar en el litoral" de ninguna manera cabe deducir que va a nevar porque el meteor¨®logo lo diga. Si la afirmaci¨®n "va a nevar" es una incorrecta definici¨®n de la situaci¨®n, al d¨ªa siguiente no nevar¨¢, por m¨¢s que todos y todas salgamos a la calle con nuestros anoraks, trineos o cadenas para la nieve. Pero las cosas son totalmente distintas cuando de los hechos y los fen¨®menos sociales se trata. Cuando George Bush sostiene que el r¨¦gimen de Sadam Husein est¨¢ incumpliendo las directrices y los acuerdos que podr¨ªan evitar un ataque sobre Irak, al tiempo que prepara un espectacular despliegue militar en el Golfo P¨¦rsico, importa poco la verdad o no de las manifestaciones del presidente estadounidense: el caso es que, porque posee el poder de definir la situaci¨®n, las cosas ser¨¢n como ¨¦l dice que son, a menos que una definici¨®n de la situaci¨®n alternativa se imponga. Lo mismo ocurre cuando desde el MLNV se dice que el plan de Ibarretxe no traer¨¢ la paz. No est¨¢n hablando del tiempo. Es el poder, no la verdad o la raz¨®n quien hace o¨ªr su voz.
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