Trilog¨ªa
AL PIE de su casa, justo cuando, por la ma?ana, marchaba hacia el trabajo, Apu, un joven bengal¨ª, que trataba de compaginar su vocaci¨®n de escritor con un mal pagado puesto burocr¨¢tico en Calcuta, recibi¨® carta de su amada esposa, Aparna, alejada un tiempo en su aldea natal para dar a luz all¨ª al primer fruto de su inesperadamente feliz matrimonio. Durante toda la rutinaria jornada laboral, Apu esperaba, impaciente, que ¨¦sta concluyera para poder entregarse al placer de leer el mensaje de su amada, pero, cuando, por fin, crey¨® poder intentarlo, primero, un compa?ero pelmazo que no terminaba de salir de la oficina, y, luego, ya en el autob¨²s, un indiscreto viajero, que pretend¨ªa compartir con ¨¦l el secreto de la ¨ªntima misiva, se lo impidieron. Sin poder aguantarse m¨¢s, en medio de la explanada ferroviaria que le conduc¨ªa directamente de vuelta al hogar, Apu ley¨®, con feliz ansiedad, el maravilloso mensaje de amor contenido en el escrito. Un Apu euf¨®rico subi¨®, sin enterarse, la empinada y estrecha escalera de su casa, para toparse, cuando se asom¨® a la terraza para seguir solaz¨¢ndose, con la insidiosa presencia de un taciturno mensajero, que le comunicaba que su esposa acababa de morir a resultas del parto.
?Nunca he visto mejor filmada una escena de amor como esta que rod¨® el director cinematogr¨¢fico y escritor Satyajit Ray en la pel¨ªcula titulada El mundo de Apu (1959), tercera parte de una trilog¨ªa dedicada respectivamente a narrar la infancia, adolescencia y juventud de este desdichado protagonista! ?C¨®mo encarar, en todo caso, el seco golpe de la s¨²bita privaci¨®n de lo que parec¨ªa haber dado sentido a la vida? Enloquecido por el dolor de la p¨¦rdida, Apu arroj¨® al viento el manuscrito de su novela y malvivi¨®, vagabundeando por toda la India, durante cinco a?os, sin querer conocer ni siquiera a Kajal, su hijo, a quien consider¨® causante de la muerte de su amada Aparna. De todas formas, recobrada la conciencia, cuando Apu regres¨® junto al despreciado Pajal, ¨¦ste, en principio, como es l¨®gico, lo rechaz¨®, y s¨®lo accedi¨® a partir con ¨¦l, tras prometerle que le ayudar¨ªa a encontrar a su m¨ªtico padre en Calcuta. El ¨²ltimo plano de la pel¨ªcula recoge el rostro sonriente de Apu, mientras porta sobre sus hombros, como un tesoro, el peso leve de Kajal.
En Pather Panchali (1955), Ray narra la infancia de Apu en una aldea bengal¨ª, donde, entre las alegr¨ªas y delicias de su descubrimiento del mundo, conoce, por primera vez, la muerte, con la desaparici¨®n de su hermana mayor. En Aparajito (1956), segunda parte de la trilog¨ªa, un Apu instalado en la ciudad de Benar¨¦s sufre sucesivamente la p¨¦rdida de su padre y de su madre, con lo que se qued¨® solo, hasta el ya comentado feliz encuentro, r¨¢pidamente transformado en tragedia, con Aparna. La radiante sonrisa final que cierra la historia de Apu es la consecuencia de finalmente haber comprendido que, sin la muerte, no hay vida.
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