"La auditor¨ªa ya ha empezado a encarecerse"
El directivo asegura que las nuevas normas empujan al alza los precios de este servicio
Patrick de Cambourg, de 53 a?os, ha vivido la crisis de credibilidad que viven las auditoras desde la presidencia de Mazars, una firma mediana -5.000 empleados y alrededor de 500 millones de euros de facturaci¨®n- y de origen europeo. De Cambourg conf¨ªa en que a medio plazo el mercado se abra a la competencia y advierte que una de las primeras consecuencias es una subida de precios que ya "est¨¢ empezando".
Pregunta. El ¨²ltimo a?o ha sido complicado para las firmas de auditor¨ªa, ?c¨®mo lo ha vivido una firma mediana como Mazars?
Respuesta. Somos una firma mediana de cultura europea, empezamos en Francia hace unos 30 a?os y hemos abierto oficinas en otros pa¨ªses r¨¢pidamente. Nos hemos desarrollado con la ambici¨®n de convertirnos en un grupo independiente de las grandes firmas de origen anglosaj¨®n y siempre hemos pensado que el mercado europeo no pod¨ªa ser controlado por ocho grandes firmas que luego fueron seis, cinco y ahora se han quedado en cuatro. La credibilidad de las firmas de auditor¨ªa ha disminuido. Desde hace casi una d¨¦cada se habla del expectation gap [la diferencia que hay entre lo que en realidad hacen los auditores y lo que la opini¨®n p¨²blica cree que hacen], pero ha sido el ¨²ltimo a?o cuando hemos conocido una crisis de credibilidad verdadera, brutal e importante.
"Los auditores debemos aceptar cierta responsabilidad. Las medidas tomadas son necesarias para devolver la confianza"
"La auditor¨ªa que se vend¨ªa a un precio atractivo para dar otros servicios de consultor¨ªa tiene que desaparecer"
P. ?Ha afectado esta crisis de igual forma a las firmas medianas?
R. Ha afectado a la profesi¨®n en general y a la imagen que de ¨¦sta tienen la opini¨®n p¨²blica y los pol¨ªticos. Hay que entender que se trata de un verdadero problema para las empresas, para el mercado en general, porque el nivel de confianza en las cuentas de las compa?¨ªas era alto y estaba justificado porque exist¨ªa un control independiente. Ese control ha tenido fallos y esos fallos han provocado desconfianza. El otro hecho importante que me gustar¨ªa subrayar es que los pol¨ªticos han decidido que la autorregulaci¨®n, el autocontrol de la profesi¨®n, no era suficiente. Se ve en todo el mundo una tendencia a legislar de forma m¨¢s estricta, aunque con diferencias entre pa¨ªses: la ley Sabarnes-Oxley en Estados Unidos, la recomendaci¨®n de la Uni¨®n Europea, la ley financiera en Espa?a, el proyecto de ley en Francia...
P. ?Por qu¨¦ creen que son insuficientes cuatro grandes firmas?
R. Es demasiado poco. Me pongo en la posici¨®n de un directivo que necesita un auditor. Lo l¨®gico ser¨ªa que no quisiera que le auditara la misma firma que a su competidor.
P. En Espa?a parece que eso no importa porque Andersen, hoy en v¨ªas de fusi¨®n con Deloitte & Touche, sigue auditando a la mayor¨ªa de las empresas del Ibex y domina sectores enteros, como la banca.
R. La situaci¨®n en Espa?a es bastante peculiar porque cuando se desarroll¨® la auditor¨ªa, Andersen era muy fuerte, y el mercado s¨®lo se reequilibr¨® cuando Price y Coopers se fusionaron. Lo que creo, y mi opini¨®n no es radical, es que cuando se produce un movimiento como ¨¦ste, hay efectos que necesitan tiempo. Al final, cuando una empresa tiene que cambiar de auditor hay factores importantes, como el equipo y la calidad del servicio.
P. ?Los cambios legales han tenido ya un impacto en el mercado?
R. Lo tendr¨¢n a medio plazo. Hemos visto s¨®lo una peque?a parte, como la desaparici¨®n de Andersen, que se ha fragmentado entre sus competidores.
P. Pero sus clientes no se han movido, al menos en Espa?a. ?Han perdido las firmas medianas una oportunidad?
R. La primera reacci¨®n de los clientes es preguntarse c¨®mo van a auditar sus cuentas este a?o y para eso quieren una soluci¨®n inmediata. Creo que cuando vayan venciendo los contratos, se extienda la influencia de los comit¨¦s de auditor¨ªa [obligatorios en Espa?a para las sociedades cotizadas] y se generalicen los concursos, el efecto de la desaparici¨®n se ver¨¢ al completo. Los comit¨¦s de auditor¨ªa tienen la responsabilidad de decidir qui¨¦n auditar¨¢ sus cuentas y controlar a ese auditor y no puedo creer que los clientes vayan a dar ese paso sin pensar. Muchos considerar¨¢n que quieren seguir con Andersen, pero otros elegir¨¢n otra organizaci¨®n.
P. ?C¨®mo puede una auditora mediana competir con gigantes como Deloitte o PricewaterhouseCoopers?
R. En algunos pa¨ªses, como Francia, ya lo hacemos.
P. ?Cu¨¢ntas firmas audita Mazars del CAC 40 [el ¨ªndice equivalente al Ibex 35 en Francia]?
R. Diez. Auditamos a m¨¢s de 100 compa?¨ªas cotizadas en Bolsa, de las cuales 10 son del CAC 40. La raz¨®n es doble: primero, por nuestras caracter¨ªsticas, porque somos una firma mediana, de ra¨ªz europea pero con capacidad de actuar en todo el mundo, con una cultura profesional y multidisciplinar y un control estricto de las incompatibilidades. La segunda raz¨®n es de car¨¢cter legal: la obligaci¨®n para ciertas empresas de someterse a una coauditor¨ªa. Cuando la COB [la comisi¨®n del mercado de valores franc¨¦s] cre¨® en 1993 un grupo de expertos para reflexionar sobre la independencia del auditor, identificamos la coauditor¨ªa como un factor que ayuda a garantizar la independencia del auditor. Las dos organizaciones que auditan a la empresa tienen su propia opini¨®n y es mucho m¨¢s dif¨ªcil que un socio de una firma decida si las cuentas est¨¢n bien o no. Es muy divertido ver que hasta hace un a?o o a?o y medio las grandes organizaciones consideraban que la coauditor¨ªa iba a desaparecer. Hoy en d¨ªa se dice exactamente lo contrario y las grandes firmas en Francia apoyan el sistema.
P. ?Mazars ofrece este servicio en Espa?a?
R. Claro. Tenemos alg¨²n caso, pero no es la regla.
P. ?No hay peligro de que las firmas se pongan de acuerdo?
R. No es posible. La selecci¨®n del auditor est¨¢ cada vez m¨¢s en manos del comit¨¦ de auditor¨ªa. Yo dir¨ªa que como m¨ªnimo la coauditor¨ªa obtiene hoy el estatuto de sistema perfectamente v¨¢lido y con ciertas ventajas desde el punto de vista t¨¦cnico y de la independencia.
P. ?Cree que las leyes que se han aprobado se han preocupado m¨¢s en poner barreras a los auditores que en controlar su actividad?
R. Yo dir¨ªa que el esfuerzo es en ambas direcciones. ?sa es la paradoja de la situaci¨®n, que a los auditores se les ha hecho responsables en gran parte de una crisis en la que han participado muchos agentes diferentes: los directivos de las empresas, los analistas financieros, bancos, etc¨¦tera. Es una responsabilidad compartida.
P. ?En su opini¨®n se les ha castigado demasiado?
R. Tenemos una responsabilidad clara con respecto al mercado, as¨ª que debemos aceptar cierta responsabilidad. Las medidas que se han tomado son necesarias para devolver la confianza. Hay que empezar por limpiar la propia casa.
P. ?Se van a encarecer los servicios de auditor¨ªa por esta situaci¨®n?
R. S¨ª, pero es un movimiento que todav¨ªa est¨¢ empezando y veremos sus efectos a medio plazo.
P. ?Cu¨¢nto?
R. Vamos a vivir una fase de mutaci¨®n importante de la profesi¨®n. La relaci¨®n con las empresas va a cambiar. Tenemos que reforzar el nivel de control de calidad en nuestras organizaciones y eso tiene un coste; Sabarnes-Oxley tiene costes directos e indirectos; la actitud anterior donde la auditor¨ªa se vend¨ªa a un precio atractivo y despu¨¦s se daba servicios de consultor¨ªa si ha existido, y lo digo con iron¨ªa, no puede existir en el futuro. La auditor¨ªa tiene que venderse por s¨ª misma, con todos los gastos vinculados a la seguridad que tiene que tener. El tercer punto es que en muchos pa¨ªses, como Estados Unidos o Francia, la nueva regulaci¨®n enfatiza el control interno, y los auditores van a tener que dar una opini¨®n espec¨ªfica sobre este tema. Esto exige m¨¢s tiempo, m¨¢s trabajo, profesionales con m¨¢s experiencia y todo eso encarece el servicio. Adem¨¢s, las empresas van a tener que hacer p¨²blico lo que pagan a sus auditores.
P. ?Esto da por terminada la guerra de precios para conseguir nuevos clientes?
R. Nuestra posici¨®n es que un servicio profesional tiene cierto precio y que no es sano, tanto para los profesionales como para las empresas, salir de algo que corresponde al sentido com¨²n. Es una disciplina que necesita ponderaci¨®n y seriedad.
Un defensor de la co-auditor¨ªa
Patrick de Cambourg es un fiel defensor de la co-auditor¨ªa, un sistema obligatorio en Francia para determinadas empresas, por el cual dos auditoras diferentes participan en la revisi¨®n de las cuentas. Este procedimiento es obligatorio para las empresas cotizadas y para la elaboraci¨®n de cuentas consolidadas, explica el presidente de Mazars. Es decir, cuando existe cierto grado de complejidad.
"El informe lo emiten dos organizaciones, que comparten responsabilidad. Ambas van a discutir entre ellas y con la empresa todos los aspectos relativos a la auditor¨ªa", explica de Cambourg. Pero se dividen el trabajo de campo, de tal forma que no supone una duplicaci¨®n de todo el trabajo de revisi¨®n de los estados financieros.
Es decir, que las dos auditoras seleccionadas s¨®lo abordan de forma conjunta temas como la opini¨®n sobre los principios contables, la relaci¨®n con el consejo de administraci¨®n y la direcci¨®n de la empresa, los puntos de riesgo o los problemas de control interno, enumera el directivo franc¨¦s en un perfecto castellano. El presidente de Mazars estima que este m¨¦todo supone un 10% de tiempo de trabajo a?adido con respecto a una auditor¨ªa normal. "A cambio el control es alt¨ªsimo", asegura.
Lo que no es capaz de estimar es el sobrecoste que ese esfuerzo extra supone para la empresa cliente: la auditor¨ªa es "un poco" m¨¢s cara.
Hay una raz¨®n a?adida para que una firma de tama?o medio como Mazars se muestre favorable a la co-auditor¨ªa: "Es una oportunidad de abrir el mercado".
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