La venganza de la vieja econom¨ªa
Desde hace unos d¨ªas hay un nuevo m¨¢rtir en las filas de la nueva econom¨ªa: Steve Case, presidente de la megaempresa AOL Time Warner, present¨® su dimisi¨®n. Se une as¨ª, en el cementerio de astros ca¨ªdos, a gente como Messier, el antiguo n¨²mero uno de Vivendi Universal; o Middelhoff, de Bertelsman; o su antiguo compa?ero de Time Warner, Gerald Levin. La econom¨ªa tradicional se est¨¢ vengando de la arrogancia de quienes creyeron que con la revoluci¨®n tecnol¨®gica asociada a Internet cambiar¨ªan las normas de an¨¢lisis y funcionamiento del capitalismo cl¨¢sico.
Steve Case, el hombre sin corbata, encarnaba como pocos el poder de la nueva econom¨ªa. Pero tambi¨¦n lo que ¨¦sta ten¨ªa de humo, que durante unos a?os se vendi¨® a precio de oro. AOL Time Warner representa como pocas empresas -Microsoft, de Bill Gates, la quebrada WorldCom- la emergencia de la nueva econom¨ªa. En enero de 2000 se anunciaba la fusi¨®n por absorci¨®n de las compa?¨ªas AOL, proveedora de acceso a Internet, y Time Warner, la gran multinacional de medios de comunicaci¨®n entre cuyos activos se encontraba la cadena de televisi¨®n CNN, la revista Time, los estudios cinemat¨®gr¨¢ficos Warner Brothers -que tiene los derechos de esas m¨¢quinas de hacer dinero que son las pel¨ªculas Harry Potter o El se?or de los anillos- y New Line Cinema, o los canales de televisi¨®n HBO y Time Warner Cable.
Esta fusi¨®n por absorci¨®n llevaba incorporada una paradoja: la empresa peque?a, AOL, absorb¨ªa a la grande Time Warner. La capitalizaci¨®n burs¨¢til de la primera, en el momento ¨¢lgido de la burbuja tecnol¨®gica, era muy superior a la de Time Warner. AOL, nacida en 1985, ten¨ªa 12.000 empleados en enero de 2000 (la sexta parte de Time Warner), facturaba casi 4.000 millones de d¨®lares (seis veces menos que la otra), pero ten¨ªa unos beneficios claramente superiores (600 millones de d¨®lares). Despu¨¦s del anuncio de la fusi¨®n, la parte que representaba a Time Warner era responsable del 85% de la facturaci¨®n y del 80% de los recursos generados por el nuevo grupo. Y sin embargo, en la Bolsa, AOL era la empresa con m¨¢s poder de las dos. Su presidente, Steve Case, ser¨ªa el presidente de la fusionada, que parec¨ªa haber conseguido aquello a lo que aspiraban multinacionales como la telef¨®nica ATT o la inform¨¢tica Microsoft: la convergencia completa entre contenidos y distribuci¨®n, para convertirse en lo que en EE UU se denomina one-stop-show, la tienda de una ¨²nica parada, esa empresa que cobra una sola factura a los clientes a finales de mes por todo tipo de productos (libros, televisi¨®n, cine, m¨²sica...) y servicios (acceso de alta velocidad a Internet en los hogares, software de comercio electr¨®nico para las empresas...), accesibles desde cualquier soporte (tel¨¦fono m¨®vil, televisiones, ordenadores...). Lo que se preve¨ªa no funcion¨® por una amalgama de circunstancias. Esta experiencia demuestra una vez m¨¢s que Internet tiene posibilidades infinitas pero una realidad muy tangible. El valor de la acci¨®n se desplom¨® porque la parte relacionada con Internet no funcionaba. Las acciones de Time Warner se pagaban a 72 d¨®lares en el momento de la fusi¨®n; cuando se anuncia la dimisi¨®n de Case, las de la compa?¨ªa fusionada estaban por debajo de los 15 d¨®lares.
Pero en la ca¨ªda de Case hay otro factor, menos publicitado pero no menos importante: la participaci¨®n de AOL Time Warner en las redes de la contabilidad creativa y del fraude a los accionistas y a sus empleados. Estos ¨²ltimos han visto diezmado su plan de pensiones, invertido ¨ªntegramente en acciones de su compa?¨ªa. El Departamento de Justicia del Gobierno americano y la Comisi¨®n del Mercado de Valores (la SEC) han abierto investigaciones sobre la contabilidad de la empresa, que recientemente ha tenido que reconocer que hab¨ªa hinchado sus beneficios en al menos 150 millones de d¨®lares.
La crisis de la nueva econom¨ªa no es s¨®lo un problema de realismo en cuanto a las posibilidades de negocio que todav¨ªa genera Internet, sino tambi¨¦n la de esa enfermedad moral del capitalismo que se llama fraude, enga?o y codicia.
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