Gracias y desgracias

Parece que esta pel¨ªcula procede m¨¢s del empe?o de Leonardo DiCaprio en interpretar al personaje del muchacho estafador -un sujeto con sombra ver¨ªdica, sobre el que gira una divertida, rica y accidentada aventura picaresca- que del propio Steven Spielberg, que esta vez se apunta al cine de encargo y vuelca la carga de sabidur¨ªa que le dan su redomado oficio y su instinto de consumado filmador en proporcionar solvencia, viveza y buenos giros y ritmos a un relato esquem¨¢tico, ligero y trepidante, al que ¨¦l err¨®neamente sazona -a trav¨¦s de la figura del padre del muchacho ladr¨®n, que borda Christopher Walken- con gotas de sentimentalismo muy de cosecha propia spielbergiana.

Pero, y ah¨ª entran las paradojas de la l¨®gica, o la il¨®gica, de la imaginaci¨®n y la creaci¨®n cinematogr¨¢fica, es esta vertiente tristona, sesuda y autoral lo menos convincente, lo m¨¢s rutinario y artificioso de un filme que da mucho mejor cine en las zonas menos personales o autorales, en las secuencias de simple descarga de la gran solvencia profesional de Spielberg, que est¨¢n -en un comprometido, no f¨¢cil de sostener, punto intermedio entre la comedia y el thriller- muy bien urdidas, dise?adas y logradas. Y si los circunloquios autorales del director rozan la desgracia, la gracia procede de estas radiantes secuencias gen¨¦ricas de Atr¨¢pame si puedes, que, ¨¦stas s¨ª, atrapan al espectador.

Gozosa ligereza

El crecimiento, trazado con regla de c¨¢lculo, del proceso de aprendizaje de su oficio del muchacho estafador; el progresivo desvelamiento en escalera, en un juego casi circense al m¨¢s dificil todav¨ªa, de los inagotables recursos de su prodigioso ingenio para improvisar farsas y regates a bote pronto; las inesperadas e instant¨¢neas mutaciones de m¨¢scara a que DiCaprio se ve forzado por los sobresaltos e imprevistos de su trabajo, todo esto y m¨¢s es una materia narrativa picaresca muy rica, que es atrapada por la c¨¢mara de Spielberg con admirable facilidad, y en ella filma como si respirase, transmitiendo a la pantalla una confortadora sensaci¨®n de comodidad y facilidad.

Y casi todo el filme se ve con gozo, en continua fiesta cinematogr¨¢fica. Pero la fiesta se alarga y quiere abarcar demasiado y a Spielberg la avaricia le rompe el saco, pues se alarga en momentos de melo sacados con sacacorchos y la emoci¨®n buscada en ellos se torna fr¨ªo e indiferencia, por lo que, a ojo, de las dos horas y cuarto de Atr¨¢pame si puedes sobran alrededor de 20 minutos, sin que la eficacia de Tom Hanks, DiCaprio, Walken, Martin Sheen, Nathalie Baye y el resto del buen¨ªsimo reparto logren darle la plena consistencia que merece.