A remolque
El desalojo de inmigrantes rumanos del puente del Patrocinio, por decisi¨®n de la Delegaci¨®n del Gobierno de Andaluc¨ªa, sigue trayendo cola. No s¨®lo no ha dejado las cosas como estaban, pues el asentamiento sigue donde estaba y con inmigrantes, sino que han ido a peor. La denuncia de la Asociaci¨®n Pro Derechos Humanos de Andaluc¨ªa poniendo de manifiesto que, en el desalojo, se separaron a cinco madres de sus peque?os para expulsarlas, no es un comportamiento muy pensado. Las madres, por un lado, y dos de los peque?os, que cuentan con tres y once meses de edad, por otro, no dice mucho a favor del respeto en favor de la protecci¨®n de los hijos y de la unidad familiar por parte de nuestras autoridades.
Menos mal, para el delegado de Gobierno, que Ana Botella no se habr¨¢ enterado, pues, de conocer esta actuaci¨®n, dada su preocupaci¨®n por los asuntos sociales, hubiera apostado porque los beb¨¦s est¨¦n cerca de sus mam¨¢s, y no por la Delegaci¨®n de Gobierno. Y menos mal, para los peque?os, que la denuncia de la asociaci¨®n y la actuaci¨®n del Defensor del Pueblo Andaluz contactando con la fiscal¨ªa ha permitido que un juez de Sevilla frene estas expulsiones.
Menos mal para todos, pues, poco le importar¨ªa que, despu¨¦s del frenazo, el delegado de Gobierno se hubiera enganchado al carro de la unidad familiar, ya que eso se llama ir a remolque de unos hechos que su misma falta de previsi¨®n ha provocado. Una falta de previsi¨®n que sucede con demasiada frecuencia cuando son inmigrantes los afectados, cuando, precisamente, por su especial vulnerabilidad, deber¨ªa extremarse su protecci¨®n y su seguridad.
As¨ª podr¨ªa evitarse que madres y beb¨¦s fueran separados y, posiblemente tambi¨¦n, muertes como las que han sucedido en los calabozos de la comisar¨ªa de M¨¢laga. Unas muertes, de las que la Asociaci¨®n de Jueces para la Democracia ha dicho que "es una de las p¨¢ginas m¨¢s negras de la historia de la inmigraci¨®n en Espa?a".
Esperemos que, con un mayor esfuerzo de previsi¨®n y una mayor responsabilidad, se est¨¦ por delante y dejen de escribirse unas p¨¢ginas en las que los muertos en dependencias del Estado, y los hu¨¦rfanos con madre, son los protagonistas.
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