Mecanismos de relojer¨ªa
De Ernst Weiss, m¨¦dico y escritor checo, nacido en Brno en 1882 y suicidado en Par¨ªs en 1940, pocas horas despu¨¦s de la entrada de las tropas alemanas en la capital francesa, s¨®lo se conoce en Espa?a Der Augenzeuge, escrita en 1938, publicada en alem¨¢n en la d¨¦cada de los sesenta y traducida en Espa?a con el t¨ªtulo de El testigo ocular. Esta curiosa y amargamente ir¨®nica novela (un m¨¦dico jud¨ªo cura a Hitler, a¨²n joven, de una ceguera hist¨¦rica, sin saber que est¨¢ sanando al futuro verdugo de los de su raza) supuso, de hecho, el redescubrimiento de Weiss, un autor que, en los a?os veinte, perteneci¨® al c¨ªrculo de Kafka y que, si bien lleg¨® a alcanzar una cierta notoriedad antes de que se trasladara a Par¨ªs, en 1933, tras el incendio del Reichstag, el nazismo y la Segunda Guerra Mundial borraron la t¨ªmida, pero prestigiosa resonancia, de algunas de sus novelas (M?nner in der Nacht, Boetius von Orlam¨¹nde y Georg Lethman). Fue en sus ¨²ltimos a?os parisienses cuando, enfermo y sumido en la pobreza (Stefan Zweig, Thomas Mann y la American Guild for German Cultural Freedom constitu¨ªan, esencialmente, su precaria fuente de ingresos), escribi¨® Jarmila, ir¨®nicamente subtitulada Una historia de amor en Bohemia, inducido a la escritura de una nouvelle por la lectura de dos vol¨²menes de novelas cortas de Zweig que ¨¦ste, con quien se carteaba asiduamente, le envi¨®. "En ella", escrib¨ªa Weiss a Zweig, coment¨¢ndole una de las novelas cortas, "he descubierto cu¨¢nta precisi¨®n, sutileza y unidad interna presupone esta forma". Y precisi¨®n, sutiliza y unidad interna son las cualidades de Jarmila, una narraci¨®n cuyo argumento -un adulterio en una localidad rural de Bohemia, que acaba por provocar un crimen- dif¨ªcilmente podr¨ªa dar pie a la joya literaria que es de no haber sido escrita con la maestr¨ªa de que Weiss hace gala.
JARMILA. UNA HISTORIA DE AMOR DE BOHEMIA
Ernst Weiss Traducci¨®n de Feliu Formosa Posfacio de Peter Engel Min¨²scula. Barcelona, 2002 110 p¨¢ginas. 9,50 euros
Historia narrada por un vendedor ambulante de p¨¢jaros mec¨¢nicos, en Praga, a un viajante dedicado al comercio de manzanas. Ernst Weiss construy¨® un relato perfecto que avanza a partir de elementos recurrentes y en apariencia tan inofensivos como un reloj de n¨ªquel, barato, comprado en unos grandes almacenes y que atrasa y adelanta la hora a su antojo, y unas plumas de ganso. Con esos accesorios, el autor "construye", en palabras de Peter Engel, "todo un sistema de motivos y referencias que se desarrolla y se despliega paulatinamente con sumo arte". As¨ª, el reloj, comprado al inicio de la historia, pone en contacto, reiteradamente, al narrador con el inquietante vendedor de juguetes, un ex relojero de aldea, protagonista de la historia pasional con Jarmila, casada con un comerciante de plumas de ganso, a quien ella ayuda desplumando a los animales, y que acabar¨¢ muerta a ra¨ªz de un accidente provocado, al caer desde el almac¨¦n de plumas donde ten¨ªan lugar las citas clandestinas con su amante, quien la encuentra y la ve "con los pies desnudos, medio blancos, medio rosados, en torno a los cuales se hab¨ªan amontonado multitud de peque?as plumas de color de perla" y cuya cabeza coge para recostarla m¨¢s blandamente, "pero cuando la solt¨¦, la nuca le cruji¨® como el muelle de un reloj destrozado". Jarmila, descubierta entre el legado de Weiss en 1955 y no publicada hasta 1998, es una novela corta, perfecta, en verdad mod¨¦lica en su ejecuci¨®n, de una intensidad tan contenida como perturbadora. La traducci¨®n al castellano de Feliu Formosa acompa?a las excelencias de esta edici¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.