Los tanques aplastan el movimiento estudiantil chino
El Gobierno chino decidi¨® finalmente anoche recurrir a las balas para acabar con el levantamiento popular a favor de la democracia. En Pek¨ªn, las primeras estimaciones hablan de 40 muertos y centenares de heridos. Tropas estacionadas a varios kil¨®metros de la emblem¨¢tica plaza de Tiananmen, armadas con fusiles autom¨¢ticos, abrieron fuego contra la multitud y causaron las primeras muertes. Sobre la medianoche entraron en la plaza veh¨ªculos blindados que dispararon sus ametralladoras y arrojaron bombas lacrim¨®genas. [Washington se?alaba anoche que EE UU ve "con preocupaci¨®n" la situaci¨®n china, que califica de "ca¨®tica". Bush "deplor¨®" la decisi¨®n del Gobierno de Pek¨ªn.]
Las luces de Tiananmen se apagaban exactamente a las cuatro de la madrugada de hoy, hora local, (ocho de la noche de ayer, hora peninsular espa?ola). Los dirigentes estudiantiles hab¨ªan intentado sin ¨¦xito negociar con las tropas llegadas hasta el lugar que se garantizara la vida de los concentrados. Por los altavoces se ped¨ªa que desalojaran inmediatamente la explanada.
Un silencio de muerte invadi¨® el centro que durante tres semanas ha sido el refugio democr¨¢tico de Pek¨ªn y de China. La estatua dedicada a la libertad, erigida el pasado lunes por los estudiantes de Bellas Artes, ten¨ªa la vida contada. A las 4.35 horas volv¨ªan a encenderse las farolas. Los jefes del movimiento estudiantil ped¨ªan a sus compa?eros que abandonaran de forma ordenada Tiananmen. Sin embargo, no iban a tener mucho tiempo para decidirse.
Minutos antes de la cinco de la madrugada estallaban cinco ca?onazos de aviso y posteriormente comenzaban los disparos a matar, al igual que hab¨ªa ocurrido horas antes con la multitud que por la larga avenida de la Paz Celestial trataba de hacer frente a la tropa. Los ocupantes huyeron como buenamente pudieron por un callej¨®n situado al sureste de la plaza. Con los primeros rayos del d¨ªa, la dial¨¦ctica de los tanques destrozaba a la diosa de la democracia.
Armados con fusiles autom¨¢ticos y protegidos por tanquetas y varios camiones, un numeroso contingente de soldados hab¨ªa hecho su aparici¨®n en Tiananmen al filo de la medianoche por el lado oeste. Comenzaron a avanzar lentamente pasando por la entrada a la Ciudad Prohibida. El retrato de Mao Zedong, que cuelga sobre la llamada Puerta del Cielo, iba a ser mudo testigo de una brutal represi¨®n que ha manchado de sangre, en primer lugar, al primer ministro, Li Peng, y despu¨¦s a todos los gobernantes chinos. El emperador en la sombra, Deng Xiaoping, el hombre con m¨¢s poder en este pa¨ªs pese a ocupar s¨®lo el cargo de la presidencia de la comisi¨®n militar, hab¨ªa recomendado ya en abril cuando estall¨® el movimiento estudiantil, reprimirlo sin con templaciones para que el c¨¢ncer no se extendiera a otros sectores de la sociedad.
Tal vez ser¨ªa necesario, se?al¨® Deng Xiaoping, que para acabar con el desorden hubiera que matar a unas cuantas personas. Golpe de mano Lo sucedido esta madrugada en Pek¨ªn ha sido un golpe de mano de la l¨ªnea m¨¢s autoritaria del partido, golpe que pone en peligro la reforma que impuls¨® el propio Deng Xiaoping hace diez a?os, al tiempo que cuestiona seriamente la voluntad de los gobernantes chinos de desarrollar la democracia y proteger los derechos humanos. "Graves des¨®rdenes contrarrevolucionarios, con objeto de derrocar al r¨¦gimen y a la Rep¨²blica Popular han estallado en Pek¨ªn", as¨ª justific¨® anoche la emisora oficial el aplastamiento del movimiento estudiantil.
Muchos j¨®venes hab¨ªan levantado anoche barricadas con autobuses y vallas protectoras. "Abajo Li Peng", gritaban acerc¨¢ndose con una valent¨ªa un tanto irresponsable a quienes hace poco tiempo prometieron que nunca disparar¨ªan contra el pueblo. Cantaban la Internacional. Muy pronto, los uniformados iniciaron el ataque. Primero disparando al aire, despu¨¦s al cuerpo. A izquierda y derecha ca¨ªan muchachos con borbotones de sangre en el rostro y heridas en el pecho, probablemente fatales. La gente los recog¨ªa del suelo mientras el ulular de ambulancias era el sonido reinante de esta noche triste de Pek¨ªn.
Varias universidades hab¨ªan sido ocupadas por la tarde por tropas con el fin de impedir a los alumnos que se dirigieran hacia Tiananmen. La radio y la televisi¨®n emitieron durante toda la noche constantes boletines en los que se afirmaba que el ej¨¦rcito estaba cumpliendo con el deber de poner fin al caos y restaurar el orden, conforme a lo estipulado por la ley marcial. La ley fue decretada hace dos semanas por el jefe del Gobierno, con el respaldo del presidente de la Rep¨²blica, general Yang Shangkun, y previsiblemente tambi¨¦n con el de Deng Xaoping, pero con la oposici¨®n del secretario general del partido comunista, Zhao Z?yang. La carrera pol¨ªtica de este l¨ªder reformista parece hoy, tras la matanza de anoche, definitivamente truncada.
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