?Desidia o insensibilidad?
La muerte de siete inmigrantes magreb¨ªes en la Comisar¨ªa de M¨¢laga no puede tener un final m¨¢s triste: unas balbuceantes explicaciones del ministro del Interior en el Congreso de los Diputados y el inminente archivo de las diligencias penales. Ni siquiera parece que la muerte de esos inmigrantes haya servido para reforzar las medidas de seguridad en los calabozos policiales. El s¨¢bado pasado una mujer, espa?ola, quemaba una colchoneta en la comisar¨ªa de Torremolinos provocando heridas graves a uno de los detenidos, un nigeriano, y a dos polic¨ªas.
Tras la muerte de los siete inmigrantes en M¨¢laga asoman una serie de detalles que reflejan el modo rutinario en el que el Gobierno ejecuta su Ley de Extranjer¨ªa y, adem¨¢s, desmiente muchos de los lugares comunes que el propio Gobierno ha puesto en circulaci¨®n sobre el asunto.
Parece que lo importante es completar estad¨ªsticas de expulsiones, y, ante esta exigencia, todo vale. S¨®lo as¨ª se entiende que entre los que iban a ser expulsados al d¨ªa siguiente del incendio se encontrara el gu¨ªa de la expedici¨®n y autor del incendio, que deber¨ªa de haber respondido penalmente en Espa?a por haber introducido a los inmigrantes. De su interrogatorio, la Polic¨ªa podr¨ªa, adem¨¢s, haber obtenido buena informaci¨®n sobre esas mafias del Estrecho que al Gobierno dicen preocuparle tanto.
Pero la Polic¨ªa no se tom¨® ninguna molestia. Ni siquiera la rutinaria de fotografiar y fichar a los detenidos. Por eso, no supo que el gu¨ªa pir¨®mano, Ahmed Ahagan, ten¨ªa antecedentes por homicidio, robo con violencia y tenencia de drogas y tres ¨®rdenes de captura de juzgados de Ceuta, Manzanares y Ciudad Real.
Los muertos no hubieran sido siete si en vez de hacinar a los 17 detenidos en una misma celda, hubieran sido repartidos entre varias de las que se encontraban libres. Pero para eso hac¨ªa falta buena voluntad y sentido com¨²n. Lo importante, por lo visto, es engrosar la lista de expulsados, aunque se incluyan en ella a los que tienen a¨²n cuentas pendientes con la justicia espa?ola, como era el caso de Ahagan.
Este caso, adem¨¢s, da una idea del funcionamiento de esas mafias que tanto preocupan a nuestro Gobierno. El grupo de inmigrantes, veinte en total, incluyendo a dos menores y una mujer que, afortunadamente para ellos, no fueron encerrados en la misma celda, no vino en patera, sino en un yate de lujo de bandera espa?ola y propiedad de un espa?ol. Tampoco sali¨® de esas costas marroqu¨ªes que nuestro Gobierno considera insuficientemente vigiladas y en manos de las mafias, sino de Ceuta. Ceuta fue tambi¨¦n el punto de cita de la expedici¨®n. A la espera de la salida para Espa?a, los inmigrantes eran encerrados en una casa de esa ciudad en la que, como animales, recib¨ªan alimentos una vez al d¨ªa. Alguno estuvo en esas condiciones hasta dos semanas.
Este tipo de barbaridades ocurren en Espa?a y parece que nuestras autoridades no son lo bastante diligentes en la identificaci¨®n de los culpables. Por lo que ha puesto al descubierto este caso, su prioridad es la de devolver lo antes posible a los inmigrantes y no meterse en m¨¢s l¨ªos. Habr¨ªa que preguntarse si es s¨®lo desidia y torpeza o falta de sensibilidad hacia unos seres humanos que se juegan la vida para huir de la pobreza.
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