"Irak es, simplemente, el blanco petrol¨ªfero m¨¢s f¨¢cil"
1. No creo que una persona razonablemente informada pueda tomarse en serio esa supuesta certeza que, de manera masiva, ha difundido la m¨¢quina de propaganda b¨¦lica estadounidense. Dudo incluso que el propio Bush haya logrado convencerse a s¨ª mismo de que Sadam Husein pone en riesgo la paz mundial. Irak es, en este momento, simplemente, el blanco petrol¨ªfero m¨¢s f¨¢cil. Sabemos que el dictador iraqu¨ª no se parece en nada al cordero de la f¨¢bula, pero la actual situaci¨®n vuelve irresistible recordar aquel d¨ªa en que el cordero se encontr¨® bebiendo del mismo arroyo que el lobo. Por alguna raz¨®n que no viene al caso, se hab¨ªa acordado una tregua entre ambas especies, es decir, los lobos hab¨ªan dejado de comer a los corderos y los corderos persist¨ªan en no comer a los lobos. Se dio entonces el siguiente edificante di¨¢logo a la orilla del arroyo. Palabra del lobo: "Me est¨¢s ensuciando el agua". Palabra del cordero: "Usted est¨¢ m¨¢s arriba, yo m¨¢s abajo, as¨ª que la corriente viene de all¨ª hacia aqu¨ª". Palabra del lobo: "Si no la est¨¢s ensuciando ahora, seguramente la ensuciaste el a?o pasado". Palabra del lobo: "Pues si no has sido t¨², ha sido tu padre". Y se comi¨® al cordero. Sadam Hussein, insisto, no es ning¨²n corderito inocente, pero los Estados Unidos se comportan como el lobo de la f¨¢bula: han sustituido las armas de la raz¨®n por la raz¨®n de las armas. Con insolencia y descaro.
2. Est¨¢bamos esperando las pruebas definitivas que Colin Powell hab¨ªa anunciado que presentar¨ªa al Consejo de Seguridad de la ONU. Finalmente, la monta?a pari¨® un rat¨®n. No desesperemos: parir¨¢ otros. El tono nada pol¨¦mico, incluso dir¨ªa melifluo, de la intervenci¨®n del secretario de Estado norteamericano tuvo un objetivo clar¨ªsimo: llevar al regazo embaucador de Washington a los dos "disidentes" europeos, Alemania y Francia. Los pr¨®ximos d¨ªas nos dir¨¢n si lo ha conseguido. Me temo que s¨ª, me temo que los dos gallos acaben por ocultar la cabeza bajo el ala. No ser¨ªa la primera vez.
3. Prefiero recordar aqu¨ª un episodio relacionado con mi propio pa¨ªs. Era entonces nuestro comisario en la Comunidad Europea un pol¨ªtico llamado Jo?o de Deus Pinheiro, que hab¨ªa sido antes ministro de Asuntos Exteriores. En una entrevista a la televisi¨®n estatal, el periodista, entre ingenuo y astuto, interrog¨® a dicho comisario acerca de las inevitables p¨¦rdidas de soberan¨ªa que resultar¨ªan de la integraci¨®n. La respuesta, acompa?ada de una sonrisa, fue ¨¦sta: "Eso no tiene ninguna importancia. Incluso en el siglo pasado (el XIX), por ejemplo, un Gobierno portugu¨¦s no lleg¨® a asumir el mando porque no se lo permiti¨® el almirante de la escuadra brit¨¢nica fondeada en el Tajo"... Como se ve, nuestra costumbre de doblar la cerviz viene de lejos. A los espa?oles no les har¨¢ falta que yo les hable de Aznar. Ya est¨¢n hablando ellos. Alto y claro.
4. Europa juega su ¨²ltima carta. Si no se muestra ante el mundo con un frente de voluntades com¨²n, le ocurrir¨¢ como al Gobierno portugu¨¦s que no lleg¨® a asumir el mando...
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Jos¨¦ Saramago es premio Nobel de Literatura 1998. Traducci¨®n de Mario Merlino
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