Los inmigrantes chinos desembarcan en el sector textil de Matar¨®
La llegada de trabajadores de origen chino a Matar¨® ha convulsionado el mercado laboral de los talleres de confecci¨®n
"Trabajamos m¨¢s r¨¢pido que los catalanes. Eso es todo. Adem¨¢s, fabricamos chaquetas y americanas, no s¨®lo camisetas". Ling Mi es el patr¨®n de un taller situado en la primera planta de una nave industrial del Cam¨ª del Sant Crist, en el pol¨ªgono Pla d'en Boet de Matar¨® (Maresme). Junto a ¨¦l, su esposa, la se?ora Ming -"me llamo Rosa, Rosa Ming"-, muestra los peque?os telares en los que trabajan una docena de inmigrantes, en su mayor¨ªa mujeres j¨®venes. "Hacemos turnos de ocho horas y sacamos adelante el trabajo que nos encargan nuestros clientes, los grandes fabricantes, situados en este mismo pol¨ªgono", explica Rosa. "Nuestros empleados", tercia Li, "est¨¢n asegurados y ganan 800 euros al mes. No somos ilegales".
El 'dumping' social de la inmigraci¨®n china es tan antiguo como la seda
"Est¨¢n en condiciones infrahumanas, propias de un Estado en el que rige la esclavitud"
Pese a la contundencia de este testimonio, hace poco m¨¢s de una semana los Mossos d'Esquadra realizaron una redada en el taller del Cam¨ª del Sant Crist. "Se llevaron a muchos chinos", explica un peque?o fabricante que no facilita su identidad y cuyo taller est¨¢ situado en el mismo rellano de la misma nave.
"Aqu¨ª delante est¨¢n los chinos, que nos han arruinado. Hacen tres turnos de ocho horas; es decir, trabajan sin parar las 24 horas, y se han llevado todos los pedidos", dice el fabricante, que se confiesa oriundo de Matar¨® y de origen andaluz. "Estoy arruinado. S¨®lo me queda el piso y lo he hipotecado para pagar a estas se?oras, las pocas que quedan en mi taller". En el interior del taller, unas diez m¨¢quinas vac¨ªas conviven con cinco costureras. "Somos pantaloneras", dice una, "pero se nos acaba el trabajo".
Los peque?os fabricantes de Matar¨® afirman que los talleres de los chinos trabajan a precios cinco o seis veces por debajo de los de mercado. Hasta ahora, los talleres de siempre han vivido en el cuerno de la abundancia, gracias a la subcontrataci¨®n de las grandes casas, como la antigua f¨¢brica de los Sans, hoy absorbida por la multinacional Sara Lee, y las firmas cl¨¢sicas, como Vitrix, Ale?¨¤, Massana y Escudet. En la ¨²ltima reconversi¨®n textil, con la irrupci¨®n de los grandes confeccionistas, como Inditex, Cortefiel y Mango, todo ha seguido igual. Aunque los m¨¢rgenes se angosten, los subarriendos a destajo siguen siendo provechosos mientras el carro va tirando. Pero ahora la cadena se ha roto. Entre las grandes superficies, en las que florece el fashion de masas, y el fabricante mediano se ha interpuesto un nuevo engranaje: los talleres de inmigrantes chinos, que trabajan barato y r¨¢pido.
Es la bofetada de la globalizaci¨®n en casa. Los chinos trabajan a precios reventados porque sus bajos costes laborales no devengan subvenciones por desempleo ni seguros de enfermedad, pero tambi¨¦n aportan pericia y un incuestionable conocimiento de la materia. Su dumping social es tan antiguo como la seda.
Muy cerca del de Li, bordeando la frontera entre la ciudad y el mismo pol¨ªgono industrial, hay otro taller que funciona con mano de obra china. En la puerta, un encargado que apenas habla espa?ol nos impide el paso con un gesto amable, pero en¨¦rgico.
Pegado al centro hist¨®rico de la ciudad, en el n¨²mero 2 de la calle de Goya, los restos de un antiguo caser¨®n que alberg¨® una f¨¢brica del ram de l'aigua han cobrado vida repentinamente. Es un edificio de m¨¢s de cien a?os, de ventanales enrejados y densas cortinas de raso, apenas reformado y construido con el cl¨¢sico ladrillo rojizo de obra vista. All¨ª la familia Du posee uno de los talleres m¨¢s activos de Matar¨®.
En perfecto espa?ol, el joven Miguel Du, de algo menos de 30 a?os, asegura que su taller "tampoco es ilegal". En ¨¦l trabajan unas 20 personas, "pero ahora, s¨®lo quedan 12, despu¨¦s de las denuncias que nos han puesto".
Junto a Miguel, su padre, Shu Zu Du, interviene en la conversaci¨®n: "Antes de darle datos sobre la situaci¨®n de nuestros talleres, debemos pedir permiso de la Federaci¨®n China, el organismo que representa a los inmigrados chinos y que est¨¢ en contacto con la Embajada y el Consulado de Pek¨ªn en Barcelona". Shu Zu habla en chino y Miguel hace de traductor.
En una de las puertas del taller de los Du hay un letrero que reza: "Cerrado temporalmente por reformas". En la misma entrada, el conductor de una camioneta le pregunta a Miguel cu¨¢ndo tendr¨¢ listo un encargo y el patr¨®n del taller se le acerca para responder en voz baja.
No lejos de all¨ª, en la plaza de las Tereses, se encuentra la sede de la Asociaci¨®n de Peque?as y Medianas Empresas Textiles de Matar¨® (Apimetex), que ha interpuesto una denuncia contra m¨¢s de 60 peque?os talleres de confecci¨®n textil llevados en su gran mayor¨ªa por empresarios chinos que contratan inmigrantes. Seg¨²n el texto de la denuncia de Apimetex, presentada ante la polic¨ªa, el Ayuntamiento de Matar¨®, Hacienda, la Comisar¨ªa General de Extranjer¨ªa y la Inspecci¨®n de Trabajo, en los citados talleres "trabajan inmigrantes en condiciones infrahumanas, propias de un Estado en el que rige la esclavitud, reclutados a trav¨¦s de falsas promesas y aprovech¨¢ndose de su precaria situaci¨®n econ¨®mica". Seg¨²n la Apimetex, la mayor¨ªa de estos trabajadores viven ilegalmente en Espa?a y no tienen posibilidad de regularizar su situaci¨®n, "por lo que quedan expuestos a la voluntad de los propietarios de los talleres, que se aprovechan de su precaria situaci¨®n para enriquecerse leoninamente, infringiendo derechos fundamentales".
Los Du, al igual que los Mi y otros peque?os patronos consultados, reconocen que no siempre tienen todos los papeles en regla y explican que los documentos que les faltan se encuentran en camino o encallados en la mara?a burocr¨¢tica.
Las denuncias de la Apimetex han sido inclementes. Tras ellas han llegado las redadas policiales. En los talleres de la calle de M¨¦ndez N¨²?ez, Ronda Barcel¨®, Mol¨ª de Vent, Torrent de la P¨®lvora, Arquitecto Antoni Gaud¨ª y Trinidad, en grupos de entre 5 y 15 personas, los inmigrantes iban cayendo d¨ªas atr¨¢s en las redadas policiales. Pero ning¨²n asi¨¢tico tiene queja de la polic¨ªa. "Nos trataron muy bien", dice uno de los detenidos, que fue puesto en libertad al poco rato y que ahora trata de reunir la documentaci¨®n que acredite su derecho a permanecer en Espa?a. "Pregunte por el jefe de la unidad en la comisar¨ªa de la calle de Guip¨²scoa de Barcelona. Es amigo nuestro", exclama Miguel Du.
Los chinos no son conflictivos. Nadie de la vecindad recuerda un altercado. Pasean a menudo por las calles c¨¦ntricas, las plazas y el bello frontal mar¨ªtimo de la capital del Maresme. Pero, a ra¨ªz de la denuncia, frecuentan menos las calles y, fuera de los talleres, se han convertido en una inmigraci¨®n invisible.
"Los que trabajan en el textil son unos 4.000", afirman fuentees de la Apimetex, aunque el Ayuntamiento apunta una cifra de un m¨¢ximo de 700 inmigrantes identificados en Matar¨®. La asociaci¨®n empresarial considera que, pese a que "la conducta c¨ªvica de los chinos es ejemplar, en los talleres trabajan menores, realizan jornadas de m¨¢s de 12 horas en condiciones de higiene y salubridad cr¨ªticas, cobrando salarios irrisorios. Adem¨¢s, en el mismo local en el que trabajan, o en habitaciones contiguas, comen y duermen".
El Ayuntamiento de Matar¨® quiere ponerle a este conflicto un toque de ternura. Sindicatos, patronales, la misma Apimetex -de reciente creaci¨®n y no vertebrada en Fomento ni en Pimec-Sefes-, "todos queremos la integraci¨®n y normalizaci¨®n de los talleres en los que trabajan inmigrantes chinos", dice Pilar Gonz¨¢lez, regidora de Promoci¨®n Econ¨®mica.
Matar¨® es el microcosmos de un problema que se desliza desde hace a?os entre los eslabones de la cadena internacional de creaci¨®n de valor. Antes que a Matar¨®, la pac¨ªfica invasi¨®n de mano de obra china lleg¨® a Italia, donde los asi¨¢ticos ya mostraron su maestr¨ªa en el montaje de los Cerrutti, Zegna y Armani antes de caer sobre la confecci¨®n espa?ola de marca.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Santa Coloma de Gramenet
- Matar¨®
- Inmigrantes asi¨¢ticos
- Provincia Barcelona
- Esclavitud
- Inmigrantes
- Inmigraci¨®n
- Catalu?a
- Tr¨¢fico personas
- China
- Migraci¨®n
- Asia oriental
- Trata de seres humanos
- Comunidades aut¨®nomas
- Pol¨ªtica exterior
- Demograf¨ªa
- Condiciones trabajo
- Asia
- Administraci¨®n auton¨®mica
- Pol¨ªtica laboral
- Delitos
- Justicia
- Trabajo
- Espa?a
- Relaciones exteriores