Pandora nuclear
Hace pocas semanas, Los Angeles Times public¨® un escalofriante informe con datos recabados por el experto analista de asuntos militares William Arkin. La informaci¨®n reunida por el gran diario angelino puede resumirse en pocas y terribles palabras: el Gobierno de George W. Bush contempla seriamente el uso del arma nuclear en una guerra de car¨¢cter "preventivo" como la que se prepara contra Irak.
Arkin y el Times basan su informe en la decisi¨®n de concentrar la pol¨ªtica nuclear en la Comandancia Estrat¨¦gica de los EE UU (Stratacom) en Omaha, bajo la supervisi¨®n directa del secretario de Defensa, Donald Rumsfeld. Hasta ahora, Stratacom se limitaba a consideraciones estrat¨¦gicas sobre el combate nuclear. Desde ahora, su funci¨®n abarca tambi¨¦n las consideraciones pol¨ªticas. Antes, privaba saber el c¨®mo. El porqu¨¦ permanec¨ªa en el ¨¢rea de la decisi¨®n pol¨ªtica. Desde ahora, ambas consideraciones se funden y obedecen a un mando unificado -el presidente y el secretario de Defensa- que excluye cualquier discusi¨®n abierta u opini¨®n adversa a utilizar el arma nuclear a fin de eliminar armas de destrucci¨®n masiva. O sea, el uso o amenaza del uso de armas biol¨®gicas o qu¨ªmicas contra los EE UU autorizar¨ªa ahora la respuesta con armas nucleares.
Adem¨¢s de la cortina de hierro, durante la guerra fr¨ªa se erigi¨® una cortina de seguridad entre los EE UU y la URSS que eliminaba las pol¨ªticas de ataque preventivo que provocar¨ªan la mutua destrucci¨®n de los contendientes. Llamada con aptitud MAD (Mutual Assured Destruction), esta pol¨ªtica evit¨® la locura nuclear durante 50 a?os. Ya no.
La revisi¨®n estrat¨¦gica llevada a cabo por Bush y Rumsfeld borra toda diferencia entre el uso de fuerzas convencionales y el uso de fuerzas nucleares, y establece ambas bajo una sola estructura de mando. La misma revisi¨®n contempla el ataque nuclear contra un pa¨ªs que posea armas de destrucci¨®n masiva, aun cuando ese pa¨ªs carezca de armas nucleares. Seg¨²n la informaci¨®n recabada por Los Angeles Times, la revisi¨®n en vigor establece siete prioridades para esta estrategia: el eje del mal (Ir¨¢n-Irak-Corea del Norte), Siria, Libia, China y Rusia.
Si la nueva pol¨ªtica militar norteamericana consiste en autorizar el ataque preventivo nuclear contra naciones consideradas no s¨®lo enemigas, sino diab¨®licas (la fuerza f¨ªsica requiere de la bendici¨®n moral), la consecuencia es clara y peligrosa: toda naci¨®n con armas nucleares se sentir¨¢ autorizada a emplearlas, a su vez, contra el enemigo propio. Israel, Pakist¨¢n, India, Rusia, China y, con c¨ªnica alegr¨ªa, Corea del Norte, cuyo inefable d¨¦spota, Kim Jong Il, le ha pintado la raya (y el viol¨ªn) supremos a Bush. Norcorea admite tener armas nucleares y de destrucci¨®n masiva y no s¨®lo desaf¨ªa a que los EE UU la desarme. Amenaza con emplearlas contra los EE UU. Sadam Husein nunca ha hecho algo semejante y, comparativamente, ser¨ªa -y lo es- un mal menor o incluso inexistente en el tablero estrat¨¦gico mundial. La osad¨ªa norcoreana nos obliga a recordar que Irak es ya una naci¨®n vencida, devastada y empobrecida desde la guerra del Golfo, cuyo armamento de destrucci¨®n masiva o bien no existe o, si existe, jam¨¢s ser¨ªa empleado en un ataque preventivo que s¨®lo asegurar¨ªa la destrucci¨®n de Irak.
M¨¢s malo que una mentada en ayunas, Corea del Norte le dice a Washington: no le busques mangas al chaleco iraqu¨ª, que yo traigo traje completo made in Pyongyang. La l¨®gica dictar¨ªa desviar la atenci¨®n de la debilidad iraqu¨ª al poder¨ªo norcoreano. Pobre Corea del Norte: tiene armas, pero no petr¨®leo. Y la pr¨®xima guerra de Troya es por el petro-poder, y tendr¨¢ lugar. No importar¨¢n las magn¨ªficas demostraciones masivas de rechazo a la aventura iraqu¨ª, que tanto honor le devuelven a las ciudadan¨ªas europeas y aun a la norteamericana (que acabar¨¢ jugando, pasado ma?ana, el mismo papel que en los a?os de Vietnam). Pero este mes en que los norteamericanos celebran a dos grandes ex presidentes, George Washington y Abraham Lincoln, valdr¨ªa parafrasear a este ¨²ltimo: "Se puede enga?ar a todo el pueblo parte del tiempo, y a parte del pueblo todo el tiempo, pero no se puede enga?ar a todo el pueblo todo el tiempo".
Alguien que no se ha dejado enga?ar es el senador dem¨®crata por Massachusetts Edward M. Kennedy. La capacidad destructiva de las armas nucleares es tal que es imprescindible mantenerlas separadas de las armas convencionales. Durante medio siglo se impuso la diferenciaci¨®n entre conflictos nucleares y convencionales. Sacar al "genio" nuclear de su botella es un acto de consecuencias incalculables. Kennedy califica de reckless (temeraria, irreflexiva) la revista de la Postura Nuclear dada a conocer por Bush. El uso del arma nuclear contra Irak significar¨ªa, escribe Kennedy, el desplome de las relaciones de los EE UU con el resto del mundo, una tormenta antinorteamericana en el mundo ¨¢rabe y una ola de simpat¨ªa hacia lo mismo que se deber¨ªa estar combatiendo, el terrorismo.
Desde Hiroshima, estima Kennedy, no se ha presentado una opci¨®n comparable. Por su magnitud, deber¨ªa ser llevada ante el Congreso y expuesta a la luz de la opini¨®n p¨²blica. Pero el poder ciega, y el poder absoluto ciega absolutamente. Las voces de la raz¨®n no ser¨¢n escuchadas y las luces de todo el mundo se apagar¨¢n lentamente.
Carlos Fuentes es escritor mexicano.
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