Comprometidos y abrumados
Manuel Chaves enderez¨® el cartel que luc¨ªa el actor Juan Diego en la solapa de su chaqueta con la leyenda "No a la guerra"
El actor sevillano Juan Diego escuch¨® ayer casi tantas felicitaciones por la Medalla de Andaluc¨ªa como por el papel de agitadores de conciencias que est¨¢ ejerciendo su gremio contra una posible intervenci¨®n militar en Irak. Fue el ¨²nico de los galardonados que dej¨® en casa la corbata; en su lugar, se coloc¨® el cartel de No a la Guerra sobre la solapa de la chaqueta.
Cuando le toc¨® levantarse para recoger su distinci¨®n, la mayor¨ªa del p¨²blico le reconoci¨® el gesto con un caluroso aplauso, un poco m¨¢s breve en las manos de algunos pol¨ªticos del PP, como la presidenta de los populares andaluces, Te¨®fila Mart¨ªnez. El presidente de la Junta, tras colgarle la medalla al actor, se percat¨® de que el cartel negro y rojo se hab¨ªa torcido unos cent¨ªmetros. Manuel Chaves se acerc¨® a la solapa y enderez¨® cuidadosamente la cartulina; le dio dos palmaditas para comprobar que estaba bien derecha y despidi¨® a Juan Diego con un apret¨®n en el brazo.
Christine Ruiz-Picasso se enorgullece de ser la primera Hija Predilecta de Andaluc¨ªa
"Me siento un poco agobiado por la responsabilidad que supone", afirma Lled¨®
"Todo lo que insistamos contra la guerra es poco", advirti¨® despu¨¦s el actor en referencia al omnipresente lema en las chaquetas de los artistas espa?oles. En la recepci¨®n que ofreci¨® la Junta en el Palacio de San Telmo tras la entrega de medallas, no pod¨ªa saborear dos canap¨¦s seguidos sin que le interrumpieran para felicitarle por la movilizaci¨®n de los actores.
El fil¨®sofo y acad¨¦mico de la lengua Emilio Lled¨®, desde ayer Hijo Predilecto de Andaluc¨ªa, se sent¨ªa tambi¨¦n abrumado por las muestras de admiraci¨®n que caus¨® su discurso. "Tengo un sentimiento de agradecimiento por la gratuidad de la concesi¨®n", reconoc¨ªo el fil¨®sofo, "aunque tambi¨¦n me siento un poco agobiado por la responsabilidad que supone, pero la asumo e intentar¨¦ corresponder".
Una sensaci¨®n que aseguraba compartir el bar¨ªtono malague?o Carlos ?lvarez, quien, no obstante, reconoc¨ªa jugar con la ventaja de pisar un suelo que le era conocido: el del escenario del teatro de la Mestranza, que acogi¨® por primera vez el acto institucional. Poco le falt¨® a ?lvarez para arrancarse a cantar el himno de Andaluc¨ªa, que interpret¨® el coro de la asociaci¨®n de amigos del teatro y que el bar¨ªtono acompa?¨® con entusiasmo en voz baja.
La situaci¨®n tambi¨¦n le resultaba en cierta medida familiar al atleta granadino Francisco Fern¨¢ndez, Paquillo, acostumbrado a recoger medallas. De todas formas, insist¨ªa en que es muy "diferente" el p¨®dium al reconocimiento institucional. "Son unos segundos que no voy a olvidar en la vida", aseguraba.
La mezcla de emoci¨®n y responsabilidad dec¨ªa sentirla de forma parecida Christine Ruiz-Picasso, galardonada en reconocimiento a su empe?o en sacar adelante la creaci¨®n del Museo Picasso de M¨¢laga, que prev¨¦ abrir sus puertas el pr¨®ximo mes de octubre. Y en el caso de la nuera del pintor, parisina de nacimiento, la carga incluye tambi¨¦n el saberse la primera mujer nombrada Hija Predilecta. Adem¨¢s de su origen no andaluz, que ella promete disimular en breve con un curso acelerado de espa?ol. "Me siento muy avergonzada por hablarlo tal mal. Prometo grandes progresos", afirm¨® a trav¨¦s de su traductora.
En el vest¨ªbulo del Teatro de la Mestranza y en el patio del Palacio de San Telmo recibieron tambi¨¦n abrazos y felicitaciones el resto de los premiados: la investigadora Enriqueta Vila, el genetista Gin¨¦s Morata, el cantaor Antonio N¨²?ez, Chocolate, el empresario Antonio Medina, el fot¨®grafo Carlos P¨¦rez Siquier, el ginec¨®logo Balbino Povedano y la magistrada Elisa P¨¦rez Vera, a quien Chaves tuvo que colgarle dos veces la medalla porque a la primera se desprendi¨® del cuello y cay¨® a los pies del presidente mientras daba los dos besos de felicitaci¨®n a la galardonada.
El ambiente casi primaveral acompa?¨® la fiesta, sobre todo a la hora del aperitivo, cuando el sol empez¨® a calentar hasta el punto de que algunos optaron por refugiarse en el interior del palacio. Los miembros del gobierno, no obstante, prefirieron disfrutar del patio a¨²n a riesgo de tener que remangarse la chaqueta.
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