La energ¨ªa despu¨¦s de Sadam
La regi¨®n del Golfo representa el 30% de la producci¨®n mundial de petr¨®leo, pero tiene cerca del 65% de las reservas conocidas del mundo. Es la ¨²nica regi¨®n capaz de satisfacer cualquier aumento sustancial de la demanda de petr¨®leo en el mundo, un aumento que los funcionarios estadounidenses encargados de la energ¨ªa afirman que es inevitable. Arabia Saud¨ª, con 262.000 millones de barriles, tiene una cuarta parte de las reservas totales de petr¨®leo del mundo y es el mayor productor individual. Pero Irak, a pesar de su condici¨®n de paria durante los ¨²ltimos 12 a?os, sigue siendo un premio clave. Con 112.000 millones de barriles, sus reservas conocidas s¨®lo son superadas por las de Arabia Saud¨ª. Dado que hay partes importantes del territorio iraqu¨ª que no se han explorado por completo, existe una buena posibilidad de que las reservas reales sean mucho mayores.
Los intereses sobre petr¨®leo fueron un factor entre bastidores en el Consejo de Seguridad
Durante medio siglo, Estados Unidos ha hecho grandes inversiones para mantener la regi¨®n del Golfo en su ¨®rbita geopol¨ªtica y mantener su derecho a una cuota preponderante del petr¨®leo del mundo. Las inversiones han incluido intervenci¨®n directa e indirecta, transferencias masivas de armas a aliados y adquisici¨®n de bases militares. La consecuencia ha sido una serie de alianzas cambiantes y conflictos repetidos. En los c¨¢lculos de Washington, el asegurarse los suministros de crudo ha triunfado sistem¨¢ticamente sobre la b¨²squeda de los derechos humanos y la democracia. Esa prioridad no ha cambiado, ahora que la Administraci¨®n de Bush se prepara para un papel imperial de manera m¨¢s abierta en la regi¨®n, quiz¨¢s invadiendo Irak con el pretexto de eliminar las armas de destrucci¨®n masiva y establecer la democracia.
No hay ninguna prueba de que el r¨¦gimen de Sadam Husein est¨¦ relacionado de alguna manera con los atentados terroristas en Estados Unidos del 11 de septiembre de 2001. Pero aquellos atentados crearon un clima mucho m¨¢s beligerante y unilateralista en Washington y establecieron el marco para la doctrina de Bush de la guerra preventiva. Instalar a un r¨¦gimen cliente de Estados Unidos en Bagdad dar¨ªa a las compa?¨ªas petrol¨ªferas estadounidenses y brit¨¢nicas una buena oportunidad de acceder directamente al petr¨®leo iraqu¨ª por primera vez en 50 a?os, una ganancia imprevista por valor de cientos de miles de millones de d¨®lares. Si un nuevo r¨¦gimen iraqu¨ª tiende la alfombra roja a las multinacionales petroleras para que vuelvan, es posible que una oleada m¨¢s amplia de desnacionalizaci¨®n pudiera extenderse por toda la industria petrolera mundial, revertiendo los cambios hist¨®ricos de principios de los a?os setenta.
Los intereses rivales sobre el petr¨®leo fueron un factor crucial entre bastidores mientras los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas discut¨ªan sobre el enunciado de una resoluci¨®n encaminada a establecer los par¨¢metros de cualquier acci¨®n contra Irak. La compa?¨ªa petrol¨ªfera francesa TotalFinaElf ha cultivado una relaci¨®n especial con Irak desde principios de los a?os setenta. Junto con las empresas rusas y chinas, ha estado ganando posiciones durante a?os para desarrollar campos petrol¨ªferos adicionales una vez que se hayan levantado las sanciones de Naciones Unidas.
Pero hay acusaciones poco veladas de que estas empresas puedan ser excluidas de cualquier concesi¨®n petrol¨ªfera futura en Irak a menos que Par¨ªs, Mosc¨² y Pek¨ªn apoyen la pol¨ªtica de Bush de cambio de r¨¦gimen. A la vez que desean atenazar el poder estadounidense, Francia, Rusia y China est¨¢n ansiosas por mantener sus opciones abiertas en caso de que un r¨¦gimen proestadounidense se instale en Bagdad.
En noviembre pasado, el Consejo de Seguridad adopt¨® la resoluci¨®n 1.441. Es probable que los arreglos entre bastidores entre las principales potencias del Consejo acerca del futuro del petr¨®leo iraqu¨ª fueran parte del minu¨¦ pol¨ªtico que condujo finalmente a la adopci¨®n un¨¢nime de la resoluci¨®n. Los intereses en juego en estas maniobras implican mucho m¨¢s que el futuro de Irak. La pol¨ªtica energ¨¦tica de Bush est¨¢ basada en el consumo creciente de petr¨®leo, preferiblemente petr¨®leo barato. Recientemente, el Departamento de Energ¨ªa advirti¨® que Estados Unidos deber¨ªa incrementar considerablemente sus importaciones de petr¨®leo en los pr¨®ximos 25 a?os para hacer frente al aumento de la demanda interna. Afirmaba que las importaciones netas de petr¨®leo de Estados Unidos podr¨ªan suponer hasta el 70% de la demanda interna total hacia 2025, una subida frente al 55% en 2001.
Los dep¨®sitos de petr¨®leo estadounidenses se est¨¢n agotando, y muchos otros campos petrol¨ªferos de pa¨ªses que no pertenecen a la OPEP est¨¢n empezando a secarse. El grueso de los suministros futuros tendr¨¢ que venir de la regi¨®n del Golfo. La industria petrol¨ªfera iraqu¨ª es una mera sombra de lo que era, agotada por a?os de sanciones. Una vez que las instalaciones se rehabiliten y los da?os adicionales debidos a la guerra se reparen, las espitas se podr¨ªan abrir del todo. El control del petr¨®leo iraqu¨ª permitir¨ªa a Estados Unidos reducir la influencia saud¨ª sobre la pol¨ªtica petrol¨ªfera. Desde los ataques del 11-S han aparecido fisuras entre Washington y Riad y pueden muy bien agrandarse, dado que la poblaci¨®n de Arabia Saud¨ª, afectada por la crisis econ¨®mica, est¨¢ cada vez m¨¢s inquieta. Estados Unidos ganar¨ªa asimismo una enorme influencia sobre el mercado petrol¨ªfero mundial, debilitar¨ªa mortalmente a la OPEP y limitar¨ªa la influencia de otros proveedores como Rusia, M¨¦xico y Venezuela. La pol¨ªtica iraqu¨ª de la Administraci¨®n de Bush tiene como objetivo reforzar la dependencia de la econom¨ªa mundial del petr¨®leo y de un sistema energ¨¦tico cuyo garante es Estados Unidos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.