Nuestro Santo Oficio
Perm¨ªtanme que exponga brevemente unos hechos seg¨²n la secuencia cronol¨®gica en que sucedieron.
Hace escasas semanas -no s¨¦ precisar la fecha- el ministro Piqu¨¦ fue invitado a intervenir en una clase de la Facultad de Periodismo de la Universidad Pompeu Fabra. Escuch¨¦ por la cadena SER la grabaci¨®n en directo del recibimiento que le hizo un grupo de alumnos: los insultos m¨¢s conocidos -alusivos a la madre y a la esposa de Piqu¨¦, entre otros muchos- no susceptibles de ser reproducidos en un art¨ªculo, pero que ustedes pueden imaginar. Entrevistado a rengl¨®n seguido el profesor de la asignatura en cuesti¨®n, evalu¨® el acto como un sano ejercicio de la libertad de expresi¨®n.
El pasado 13 de febrero, el lehendakari Ibarretxe fue invitado por varias entidades catalanas -entre ellas, la C¨¢tedra Unesco, ?mnium Cultural y la Fundaci¨®n Bofill- a exponer en el aula magna de la Universidad de Barcelona su plan para Euskadi de libre asociaci¨®n con Espa?a. Algunos asistentes desplegaron, en silencio, dos pancartas en las que, respectivamente, se dec¨ªa: "ETA culpable, Gobierno vasco responsable" e "Ibarretxe, pol¨ªtico de coraz¨®n de hielo". Inmediatamente, una parte del p¨²blico, al grito de "vosotros fascistas sois los terroristas" y "os vamos a pegar un tiro en la nuca", agredi¨® e insult¨® a los que portaban las pancartas hasta expulsarlos con violencia de la sala. F¨¦lix Mart¨ª, que presid¨ªa el acto, pronunci¨® las siguientes palabras: "Ha triunfado la palabra y la raz¨®n". Y continu¨® el acto.
El viernes pasado, 28 de febrero, en la misma aula magna, prestigiosos catedr¨¢ticos de filosof¨ªa -entre ellos dos profesores italianos de las universidades de Calabria y de Tur¨ªn- presentaron la edici¨®n italiana de la obra completa de Giordano Bruno. Presid¨ªa el acto el rector de la Universidad de Barcelona. Fernando Savater, uno de los profesores que ten¨ªan que glosar esta importante obra cultural, fue agredido y zarandeado al entrar en el aula e increpado y abucheado cuando comenz¨® su parlamento. El rector tuvo que dar la palabra a los estudiantes que atacaron al profesor antes de que ¨¦ste pudiera empezar su intervenci¨®n.
Por ¨²ltimo, la semana pasada, la asociaci¨®n barcelonesa Profesores para la Democracia pidi¨® permiso a ese mismo rector para que en la misma aula magna pronunciara una conferencia la profesora de la Universidad del Pa¨ªs Vasco Gotzone Mora, militante del partido socialista y miembro de "?Basta ya!", atacada y amenazada de muerte por ETA en numerosas ocasiones. El rector, el mismo rector, ha denegado hasta el momento su permiso.
Hasta aqu¨ª los hechos, que ya hablan por s¨ª mismos.
Probablemente, lo menos grave es la actitud de los estudiantes. El panfleto convocando al boicoteo a Savater -firmado por la Coordinadora d'Estudiants dels Pa?sos Catalans y Alternativa Estel- caracteriza al fil¨®sofo como "el principal ide¨®logo de la derecha espa?ola m¨¢s rancia" y se indignan de que la Universidad "se vea pervertida, por en¨¦sima vez, por la presencia de elementos filofascistas que esconden un nacionalismo radical espa?ol capaz de vulnerar cualquier derecho individual y colectivo". Por ¨²ltimo, consideran "que personajes de la talla de Savater no difieren demasiado de la misma Santa Inquisici¨®n, responsable de tantos y tantos asesinatos(...)". Como es obvio, se trata de un texto en el que el sectarismo y la ignorancia llegan a extremos tan grotescos que se descalifican por s¨ª mismos.
Lo m¨¢s grave, a mi parecer, es la inhibida actitud que ante tales hechos -que no son los primeros- mantiene la sociedad catalana: autoridades acad¨¦micas y pol¨ªticas, profesores de universidad, clase pol¨ªtica y quienes forman la opini¨®n p¨²blica a trav¨¦s de los medios de comunicaci¨®n. Estamos en una Catalu?a transigente con las actividades intolerantes y violentas siempre que sean efectuadas por sectores nacionalistas. Hay aut¨¦ntico miedo a enfrentarse con ellas y, en cambio, una rara y acr¨ªtica unanimidad en condenar ideas que no coinciden con lo que es considerado pol¨ªticamente correcto. ?Ha dicho algo Maragall sobre los hechos que he relatado cuando, en cambio, da cr¨¦dito sin prueba alguna a presuntas torturas polic¨ªacas, simplemente porque ha escuchado por radio las declaraciones de quien alega que las ha sufrido? ?Ha dicho algo Joan Saura sobre estos nuevos guerrilleros de Cristo Rey nacionalistas cuando sostiene, con penosos ejemplos, que vuelve el franquismo? Ni siquiera la izquierda -?o tendremos que llamarla pretendida izquierda?- tiene inter¨¦s alguno en defender los derecho de las personas, en definitiva la libertad de todos, cuando sus ideas pueden llegar a rozar las materias que en este pa¨ªs se consideran "sagradas".
Especialmente grave, en todo ello, es la actitud de la autoridad universitaria, que act¨²a claramente con un doble rasero. Facilita la libre actuaci¨®n -y subvenciona- a los que amedrentan por la fuerza e impide expresar ideas a quienes s¨®lo promueven el debate y la cr¨ªtica, sin lo cual la Universidad misma deja de existir. Algunos profesores sabemos que no podemos invitar a dar una conferencia a seg¨²n qui¨¦n porque no queremos hacerle pasar un mal rato. ?Es ello aceptable en una universidad que se dice libre?
No deja de ser significativo que la agresi¨®n a Savater se produjera en un acto que rememoraba a un intelectual aut¨¦ntico, un seguidor de Cop¨¦rnico, el pante¨ªsta Giordano Bruno, que muri¨® en la hoguera en Roma, en el a?o 1600, a instancias del Santo Oficio, por mantener hasta el final las ideas en las que tan firmemente cre¨ªa. Un instante antes de morir, Bruno tuvo el coraje de decir a sus verdugos: "M¨¢s miedo ten¨¦is vosotros al dar vuestro veredicto que yo al conocerlo". Su valent¨ªa estaba fundada en la palabra y la raz¨®n, las ¨²nicas armas del intelectual, cuando lo es de verdad. El Santo Oficio, en cambio s¨®lo ten¨ªa el poder, la capacidad de inspirar el miedo a los dem¨¢s y que genera otro miedo, m¨¢s vergonzante todav¨ªa: el miedo a perderlo.
En Catalu?a tambi¨¦n tenemos un Santo Oficio. Y tambi¨¦n, como en aquellos tiempos pasados, infunde miedo. A los cobardes, por supuesto.
Francesc de Carreras es catedr¨¢tico de Derecho constitucional de la UAB.
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