Oscura luz de candilejas
Desde que estalla el primer n¨²mero musical sobre un ritmo de blues,se percibe en Chicago la inconfundible huella del genial bailar¨ªn, core¨®grafo y cineasta -recordemos su cumbre en All that jazz o Comienza el espect¨¢culo y Cabaret- Bob Fosse, que realiz¨® en el Broadway neoyorquino de 1975 el primer montaje de este c¨¦lebre espect¨¢culo, un musical noble y libre, que tuvo varias reediciones esc¨¦nicas y que ahora el cine se atreve por fin a rescatar y proponernos como punto de partida de una nueva vuelta de tuerca de un glorioso g¨¦nero casi extinguido.
Es Chicago una preciosa mezcla de comedia negra y drama carcelario, con momentos y rasgos de thriller y de pel¨ªcula judicial. Y este explosivo c¨®ctel de g¨¦neros se formaliza, y es vertebrado, por un envolvente juego -igualmente gen¨¦rico, gobernado por leyes y claves formales propias- de cine musical evolucionado y situado en el estadio de riqueza y de complejidad en que, tras su prematura muerte, lo dej¨® sin herencia visible Bob Fosse. La cercan¨ªa de Chicago a All that jazz es evidente y, tras el aludido n¨²mero inicial y otros n¨²meros y momentos, m¨¢s que evidente, porque llega a ser prolongaci¨®n directa, y casi al pie de la letra, de inventos y rasgos del estilo de Fosse.
CHICAGO
Direcci¨®n: Rob Marshall. Gui¨®n: Maurine Dallas y Bob Fosse. Int¨¦rpretes: Ren¨¦e Zellweger, Catherine Zeta-Jones, Richard Gere, Queen Latifah, John C. Reilly, Taye Diggs, Lucy Liu. G¨¦nero: musical. Estados Unidos, 2002. Duraci¨®n: 113 minutos.
Es el caso de la iniciaci¨®n de los bailables y cantables en la escena que les precede, mediante veloces incrustaciones musicales que los anuncian o presagian; y la intromisi¨®n de la escena musical en la escena dram¨¢tica; y el empleo de tenebrismo y onirismo en la creaci¨®n de luz. Y de este mejunje, que se presta a la chapuza, surge todo lo contrario: un filme musical primorosamente hecho, lleno de luz oscura, casi negra, con toques violentos y c¨ªnicos, y brotes del m¨¢s puro estilo Fosse, como el tango de la c¨¢rcel, el n¨²mero de las chicas asesinas y otros muchos giros e instantes.
Gran vuelo
El director de Chicago, Rob Marshall, procede de las tradiciones esc¨¦nicas que cre¨® Fosse y conoce al dedillo las hermosas lecciones de su ingenio y su estilo, por lo que hace el filme con gran solvencia. Mueve y hace moverse sobre bailables y cantables a guapa gente que no sabe bailar ni cantar; y se las arregla para extraer a chorros gracia de su impericia. Y nunca choca ni desentona que los tres protagonistas (Ren¨¦e Zellweger, Richard Gere, Catherine Zeta-Jones) y dos diamantes del largo reparto (Queen Latifah y John C. Reilly) den lecciones de desenvoltura.
Y esto, y m¨¢s, hace que el cine musical encuentre en Chicago un buen pretexto para resucitar. Es un filme vivo y rico, que arranca de la memoria aires del gran vuelo esc¨¦nico y cinematogr¨¢fico de donde procede.
Babelia
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