La Semana de la Moda de Par¨ªs propone un invierno de nostalgia

La Semana de la Moda de Par¨ªs pone fin al circuito internacional de pasarelas de pr¨ºt-¨¤-porter, que durante m¨¢s de un mes han tenido lugar desde Barcelona a Nueva York, Londres, Madrid, Mil¨¢n y la capital francesa. Ocho d¨ªas donde m¨¢s de 100 dise?adores, entre oficiales (on) y paralelos (off), han mostrado sus creaciones para el oto?o-invierno 2003-2004, con la impronta de una nostalgia por los a?os cincuenta y el influjo oriental.

La tensi¨®n creada por la posible guerra contra Irak est¨¢ teniendo su efecto sobre la decisi¨®n de los compradores (sobre todo los norteamericanos) a la hora de realizar sus pedidos para la pr¨®xima temporada, desconcertando a la industria de la alta moda. En medio ha habido momentos excepcionales, como el desfile de Alexander McQueen, cuyo escenario recordaba las estepas siberianas, donde unos vientos huracanados inflaron parkas de seda y quimonos.

Entre la nostalgia por la alta costura de los a?os cincuenta y el glamour que la rodea, Olivier Theyskens (Rochas) recurri¨® a siluetas voluminosas inspiradas en las creaciones de Balenciaga, mientras Albert Elbaz (Lanvin) propone perfectos vestidos de c¨®ctel en sedas plisadas negras, adornados con lazos de sat¨¦n. De all¨ª se pasa al look duro, donde se combinan prendas rockeras como los cazadoras bomber y minitoreras de cuero negro con vestidos de raso, tal como los lanz¨® Saint Laurent, firmado por Tom Ford.

Tambi¨¦n existe un esp¨ªritu gal¨¢ctico-medieval y contempor¨¢neo propuesto por Helmut Lang, con superposiciones estilizadas de varias prendas que se llevan encima de leggings recortados. El legging, prenda rescatada de los ochenta, se ha convertido en imprescindible, y se lleva debajo de todo. Giambatista Valli (Ungaro) da a los leggings un toque m¨¢s sofisticado drape¨¢ndolos con efecto cortinaje en seda gris.

John Galliano (Dior) jug¨® con el contraste de culturas entre este/oeste, con enormes chaquetones y abrigos-quimonos en sedas y organzas repletos de volantes rom¨¢nticos y pantalones de l¨¢tex con cordones enlazados como una segunda piel. Menos estridente y m¨¢s llevable, la fusi¨®n oriente/occidente de Dries Van Noten al mezclar el sport con lo sofisticado, como los abrigos de mangas anchas en brocados de seda sobre chaquetas de tapicer¨ªa.

El tono intelectual lo puso Hussein Chalayan, quien investig¨® f¨®rmulas inusuales a base de cortes irregulares, mientras Marc Jacobs (Louis Vuitton) interpreta los sesenta con miniabrigos de l¨ªnea trapecio de anchas mangas. Karl Lagerfeld (Chanel) reinventa los colores simb¨®licos de la casa, el blanco y negro, para minisastres de l¨ªnea A con encajes o tules que asoman por debajo de las faldas, complementados a veces con botas moteras. Jean Paul Gaultier busc¨® su inspiracion en la ropa de beb¨¦ para pololos de terciopelo con volantes.

La moda en Par¨ªs vive de rumores, como que los contratos de Tom Ford y Domenico de Sole con el Grupo Gucci terminan en 2004, y a lo mejor no siguen, y de paso preocupa a otros dise?adores del mismo grupo, como Nicolas Ghesquiere (Balenciaga), Stella McCartney y Alexander McQueen, al final, peones de la misma empresa.