Contra las cuerdas

La cumbre de las Azores supone para Tony Blair un cambio de tercio en su estrategia pol¨ªtica interna. El primer ministro brit¨¢nico llega al archipi¨¦lago portugu¨¦s tras una semana que arranc¨® con crisis en el Gabinete y continu¨® con un encadenamiento de desastres diplom¨¢ticos que han reducido casi a cero las esperanzas de que la guerra contra Irak lleve el respaldo de una nueva resoluci¨®n del Consejo de Seguridad. Blair ya no intenta convencer a los que dudan; a partir de ahora ha de preparar al Partido Laborista y a la opini¨®n p¨²blica para que asimilen una guerra sin el aval de la ONU.

Su problema no es el Gabinete, sino el partido, y sobre todo la opini¨®n p¨²blica. El revuelo provocado por la amenaza de dimisi¨®n de la ministra Clare Short se ha ido apagando y la posibilidad de que se concreten esa fuga y la del l¨ªder de los Comunes y ex ministro de Exteriores, Robin Cook, deja las cosas en una crisis menor.

M¨¢s preocupante ser¨¢ la votaci¨®n sobre la guerra en los Comunes, quiz¨¢ esta semana entrante. Blair, que tiene el apoyo de los conservadores, tiene la victoria asegurada, pero lucha para ahogar la rebeld¨ªa del laborismo. Si los rebeldes alcanzan los dos centenares, su futuro como l¨ªder laborista est¨¢ en peligro. Si se queda en torno a los 122 que ya votaron contra el Gobierno hace unos d¨ªas, todo depender¨¢ del desarrollo de la guerra.

[Seg¨²n una encuesta que publica hoy The Sunday Times, el 60% de los brit¨¢nicos se opone a la guerra, frente al 73% que se mostraba contrario a finales de enero, informa Reuters.]