Con pron¨®stico reservado
Las cr¨ªticas a Bush cuestionan la renovaci¨®n del mandato de Alan Greenspan al frente de la Reserva Federal
Alan Greenspan presidir¨¢ el martes una reuni¨®n de la Reserva Federal para analizar la econom¨ªa de Estados Unidos y decidir si el incuestionable letargo requiere de un nuevo est¨ªmulo con recorte del precio del dinero. Es una reuni¨®n rutinaria, pero no de rutina. Sus cr¨ªticas al presidente Bush le han granjeado el rencor de buena parte de los legisladores republicanos.
Greenspan irrit¨® a los republicanos cuando dijo que "el mejor est¨ªmulo para la econom¨ªa ser¨ªa la eliminaci¨®n de la incertidumbre b¨¦lica"
El momento es delicado, con el pa¨ªs a punto de entrar en guerra, una econom¨ªa que no termina de asentarse y un Greenspan en el punto de mira de los m¨¢s acerados republicanos, que no ocultan su deseo de perder de vista de una vez al viejo crack, al que atribuyen responsabilidad en la derrota electoral de George Bush padre, y ahora ha tenido la osad¨ªa de dudar en p¨²blico sobre el plan econ¨®mico de Bush hijo y alertar sobre los peligros de los d¨¦ficit desbocados.
La Reserva Federal ha bajado el tipo de inter¨¦s de referencia 12 veces en los pasados dos a?os sin conseguir el deseado efecto estimulante de la econom¨ªa, que entr¨® en recesi¨®n en marzo de 2001, tras el estallido de la burbuja tecnol¨®gica, y se avanza a trompicones como consecuencia del 11-S, de los esc¨¢ndalos financieros que hundieron la confianza de los inversores y de otros desequilibrios. A Bush le gusta decir que, en contra del pesimismo dominante, la econom¨ªa no ha dejado de crecer desde el cuarto trimestre 2001. Tiene raz¨®n el presidente en t¨¦rminos de producto interior bruto (PIB), pero es un crecimiento cansino, triste, puesto de manifiesto esta semana con la ca¨ªda del 1,6% en las ventas, el mayor retroceso en el intercambio comercial precisamente desde finales de 2001.
El consumidor, del que depende el 70% del PIB norteamericano, parece haber cedido al desaliento para refugiarse en la contenci¨®n, en un perfecto reflejo de una econom¨ªa d¨¦bil, que la semana pasada se vio sacudida por otro dato negativo que sorprendi¨® hasta a la propia Reserva Federal, la p¨¦rdida en febrero de 308.000 puestos de trabajo. "Est¨¢ claro que es un dato decepcionante y se?ala claramente que la econom¨ªa no va por el camino que esper¨¢bamos", reconoce William Poole, presidente de la Reserva Federal de Saint Louis. "Lo que no sabemos es si es s¨®lo el dato aberrante de un mes aislado".
Situaci¨®n confusa
La situaci¨®n no est¨¢ clara. El d¨¦ficit comercial americano se redujo en enero desde una cifra r¨¦cord porque los estadounidenses compraron menos productos extranjeros y subieron las exportaciones. La brecha comercial de 41.100 millones de d¨®lares en bienes y servicios se produjo tras un d¨¦ficit revisado en diciembre de 44.900 millones, que fue el m¨¢s grande registrado hasta ahora, conforme a datos del Departamento de Comercio. En el ejercicio de 2002, el d¨¦ficit alcanz¨® un r¨¦cord de 435.700 millones de d¨®lares.
Las expectativas de crecimiento de Estados Unidos en 2003 est¨¢n disminuyendo por el descenso del consumo y porque se resinti¨® la inversi¨®n comercial. En febrero, la industria perdi¨® vigor, la confianza de los consumidores cay¨® a un m¨ªnimo de nueve a?os. Estos hechos sugieren que los estadounidenses reducir¨¢n las importaciones, lo que mantendr¨¢ controlado el d¨¦ficit.
Debido a las perspectivas de guerra con Irak, y a la desaceleraci¨®n de la econom¨ªa, "veremos menos consolidaci¨®n de inventarios en el primer trimestre y, en consecuencia, menos importaciones", asegura Elisabeth Stoegmueller, economista de Dresdner Kleinwort Wasserstein en Nueva York.
Creciento rebajado
Los economistas, que en enero y febrero preve¨ªan un crecimiento del 3% en el PIB de este primer trimestre, como los de J. P. Morgan, lo han rebajado al 1,5% y aventuran que en el segundo trimestre las cosas no van a ir mucho mejor. En J. P. Morgan piensan que el pr¨®ximo martes Greenspan y compa?¨ªa rebajar¨¢n de nuevo el tipo de referencia, que al 1,25% se halla en la cota m¨¢s baja desde el 1,17% del a?o 1961. Quienes auguran una rebaja discrepan sobre si ser¨¢ del 0,25% o de un espectacular medio punto. El precio del dinero no ha estado por debajo del 1% desde el 0,68% a que lo vio la Casa Blanca de Dwight Eisenhower en 1958.
El general Eisenhower se hizo un nombre en la Segunda Guerra Mundial, y a la inminente guerra en Irak aluden quienes creen improbable que la semana entrante vaya a haber un nuevo recorte. Empleando t¨¦rminos b¨¦licos, estiman que ser¨ªa gastar valiosa y escasa munici¨®n bajar los tipos antes de ver qu¨¦ pasa en el desierto iraqu¨ª. Un desarrollo r¨¢pido y positivo de la campa?a podr¨ªa acicatear la econom¨ªa, mientras que un empantanamiento del conflicto o una operaci¨®n larga hundir¨ªan a¨²n m¨¢s la confianza y har¨ªan urgente la intervenci¨®n de Reserva Federal. Pasada la cita del martes, no hay nueva reuni¨®n hasta primeros de mayo. Quienes abogan por el esperar y ver ahora, que son mayor¨ªa, se?alan que la Reserva puede subir los tipos en cualquier momento, sin esperar a las fechas previstas.
"Si hace falta, todav¨ªa tenemos margen para dar un empuj¨®n a la econom¨ªa, porque la inflaci¨®n es baja y tiende a descender", indic¨® hace unos d¨ªas en un discurso Robert Parry, presidente de la Reserva Federal de San Francisco. El a?o pasado, la inflaci¨®n fue del 2,4%, superior al tipo de referencia, lo que plantea dudas sobre los l¨ªmites de la palanca monetaria y lleva a especular qu¨¦ pasar¨ªa si sigue cayendo el precio del dinero sin que la econom¨ªa reaccione. Greenspan ya apunt¨® a finales de a?o que la Reserva tiene recursos adicionales, entre ellos el de comprar bonos para forzar la ca¨ªda de los tipos a largo plazo.
El tener que recurrir a medidas tenidas hasta ahora como propias del ¨¢mbito te¨®rico est¨¢ quitando lustre a la brillante carrera de Greenspan, a quien sus cr¨ªticos reprochan que no fuera m¨¢s all¨¢ de alertar sobre la "irracional exuberancia" especulativa e inversora de la pasada d¨¦cada inducida por la nueva econom¨ªa, de la que ¨¦l es un firme ap¨®stol. Banqueros y economistas le respetan y reconocen que ha sido un extraordinario presidente de la Reserva Federal, pero algunos creen que ya hay que pensar en el relevo. "Ya no existe la impresi¨®n de que Greenspan anda sobre el agua. Se est¨¢ haciendo viejo y no va a estar ah¨ª por siempre", comentaba el otro d¨ªa David Wyss, economista jefe de Standard & Poors.
Wyss hablaba en t¨¦rminos profesionales del hombre que acaba de cumplir 77 a?os. Algunos republicanos lo hacen en t¨¦rminos pol¨ªticos y con inquina. El primero en ignorar el tab¨² de la intocabilidad de Greenspan fue el senador Jim Bunning, quien estall¨® cuando el presidente de la Reserva Federal expres¨® ante el Comit¨¦ Bancario de la C¨¢mara alta sus dudas sobre el plan de Bush para estimular la econom¨ªa. "De nuevo est¨¢ usted inmiscuy¨¦ndose en asuntos que no son de su competencia", le replic¨®. "Usted lleva mucho tiempo en ese cargo, algunos dir¨ªan que demasiado". Otros han abundado en lo apuntado por Bunning, aunque con cr¨ªticas en voz baja y sin significarse. El senador dem¨®crata Charles Schumer habl¨® de la existencia de "una campa?a orquestada para desacreditar" al presidente de la Reserva Federal.
El problema del d¨¦ficit
Greenspan hab¨ªa indicado a los senadores que, a su juicio, el plan de la Casa Blanca era prematuro (consideraba entonces el presidente del banco central que la econom¨ªa estaba encarrilada, percepci¨®n ahora puesta en duda por su colega Poole, de Saint Louis), que el d¨¦ficit es un problema a largo plazo que no se debe minimizar (como hace la actual Administraci¨®n) y que si el Congreso opta por recortar algunos impuestos deber¨¢ compensar con recortes de gastos y otras cargas impositivas. "El mejor est¨ªmulo para la econom¨ªa ser¨ªa la eliminaci¨®n de la incertidumbre" b¨¦lica, resumi¨®.
Bush y sus correligionarios recibieron las admoniciones como una bofetada, aunque el presidente no se inmut¨® e hizo decir a sus portavoces que segu¨ªa teniendo gran respeto por Greenspan. Glenn Hubbard, entonces responsable del Consejo de Asesores Econ¨®micos de la Casa Blanca y padre del programa de recortes fiscales que corona la eliminaci¨®n de la doble imposici¨®n sobre dividendos, un detalle que s¨ª apoya Greenspan, subray¨® que a Greenspan se le hab¨ªa escapado la preocupaci¨®n presidencial por la falta de crecimiento y de empleo en la econom¨ªa. "Los economistas no siempre coinciden", dijo Hubbard. "Los riesgos geopol¨ªticos son una fuente muy importante de incertidumbre para la econom¨ªa, pero no creo que sean los ¨²nicos".
El columnista y comentarista televisivo conservador Robert Novak, un cr¨ªtico feroz del presidente de la Reserva Federal, escribi¨®, en una columna titulada ?El adi¨®s de Greenspan?, que "es dif¨ªcil hacerse una idea de la irritaci¨®n que hay en la Casa Blanca por el innecesario ataque de Alan Greenspan al recorte de impuestos del presidente Bush. Tan irritados andan los consejeros presidenciales que est¨¢n dispuestos a considerar que no se le renueve el a?o que viene su nombramiento para un ¨²ltimo mandato como presidente de la Reserva Federal".
Un relevo en momentos cr¨ªticos
Alan Greenspan lleg¨® a la presidencia de la Reserva Federal en 1987, interinamente y de la mano del ex presidente Ronald Reagan, y ha ocupado el cargo con los presidentes George Bush padre, Bill Clinton y George Bush hijo. El pr¨®ximo a?o cumple su actual mandato y ah¨ª le esperan los m¨¢s conservadores, que le responsabilizan de la derrota electoral de Bush padre en 1992 por no haber utilizado a fondo los instrumentos monetarios a su disposici¨®n contra la recesi¨®n econ¨®mica sobre la que Clinton cabalg¨® hasta la Casa Blanca. El hipot¨¦tico relevo de Greenspan se producir¨ªa en un momento cr¨ªtico, en junio de 2004, a cinco meses de las elecciones presidenciales.
Stephen Moore, presidente del Club del Crecimiento, un grupo dedicado a promover la elecci¨®n de pol¨ªticos liberales en lo econ¨®mico y conservadores en lo pol¨ªtico, dice que lo ¨²ltimo que quiere y necesita el presidente es provocar "un minip¨¢nico en los mercados" con el despido de Greenspan.
Eso puede salvar al viejo sabio del acoso de la jaur¨ªa, salvo que la situaci¨®n econ¨®mica siga dentro de un a?o en precario y la cabeza de Greenspan se convierta en un activo electoral para un presidente contra las cuerdas.
La derrota de Bush padre en las urnas por la marcha de la econom¨ªa tras haber obtenido la victoria militar en Kuwait es prueba de que el laurel b¨¦lico no garantiza el triunfo electoral y recordatorio para Bush hijo de que al ¨¦xito militar no sigue autom¨¢ticamente el crecimiento econ¨®mico.
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